Era de noche, las luces del pasillo estaban apagadas, todos se habían ido a sus casa hace más de dos horas, todo el edificio estaba desolado excepto por una mujer que caminaba por estos.
Al llegar a la puerta más grande no dudo en abrirla. En frente estaba un hombre sentado en su escritorio de espaldas a ella viendo la ciudad.
―Todo esta listo mi señor, he preparado todo como me lo pidió-dice la mujer
―Bien, te encargo esta misión, no puedes fallar—la voz del hombre era grave y profunda
―Lo se, le prometo que todo saldrá como usted desea
―Eso espero
La femenina esta dispuesta a darse la vuelta y retirarse, pero una duda la hizo devolverse.
―Mi señor, hay algo que quisiera preguntarle, si no es mucha molestia
El hombre se demoro en responder, pero al final le dio el permiso.
―Pregunta—dijo en tono neutro, aunque ella sabia que no fue muy de su agrado
―¿Esta seguro de que todos están aquí?
El hombre sonríe y se pone de pie para mirarla.
―Por supuesto y tengo la prueba viviente de eso, tu misma lo has visto mas de una vez
―Claro que si, pero me refiero a ya sabe quien—eso último dudo en decirlo
―Me gustaría pensar que no, pero es como las cucarachas. No las puedes matar tan fácil, pero no te preocupes, de eso me encargo yo. He esperado este momento por mucho tiempo y nadie me lo quitara, me asegurare de eso
Despues de aquel día en el bosque, Merida tuvo el presentimiemto de que algo no estaba bien.
Todo a su alrededor se sentia extraño. No le dijo a nadie sobre lo que paso, solo lo saben Hiccup y Jack.
Ultimamente todos sus conocidos estaban ocupados. Su padre estaba con la entrega de su nuevo libro, su mamá tiene que preparar unas ilustraciones para una revista, sus hermanos ahora que hacen judo se la pasan entrenando, su mejor amiga esta ayudando a sus padres con la librería y el resto de sus amigos están quien sabe donde porque ninguno responde los mensajes.
Los días se le han hecho tan aburridos que lo único entretenido era hacer la tarea, lo cual es algo triste.
Sus pensamientos son interrumpidos por la melodía de su celular. Al ver el nombre del contacto no puede evitar sonreir.
―Ya se me hacia raro que no me llamaras
―¿Te molesta?
―Para nada Hiccup, ¿como estas?
―Bien, no me quejo, ¿y tu?
―Yo...muy bien, mejor que nunca―ni ella misma se lo creía
―No pareces muy convencida
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Stardust
Hayran KurguLa vida de Merida siempre ha sido normal. Nunca ha experimentado algo extraordinario o fuera de lo común. Sus únicas preocupaciones son terminar la escuela, seguir practicando karate y pasar tiempo con sus amigos. Pero todo cambiará cuando una extra...