Capitulo I

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Lo mas cálido que una persona puede tener, es la oportunidad de conocer a alguien que haga que cada minuto de nuestras vidas sea un regalo

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Lo mas cálido que una persona puede tener, es la oportunidad de conocer a alguien que haga que cada minuto de nuestras vidas sea un regalo. Incluso en nuestra soledad es un obsequio divino, pero a pesar de eso, hay un frío en nuestros corazones que busca sin remedio un rastro de calidez. Ese amor del que todos hablan, el que puede crear hermosas historias y el que puede destruir a una persona, un arma de doble filo, ese sentimiento tan hermoso que buscamos sin querer, para por fin tener un poco de calidez.

A veces el amor es un niño juguetón al cual le encanta hacer travesuras, haciendo que en las historia existan historias como en Romeo y Julieta, a veces cupido le da igual todo al lanzar una flecha, no le importa si eres rico o pobre, una chica o un chico, si eres un dios o un simple mortal, para cupido amor es amor y cree que cualquier ser existente en el universo, es merecedor de sentirlo.

Las flechas de cupido era efectivas y no existía poder en el universo que deshiciera el amor de dos personas unidas por él. Cuando el amor llega te das cuenta que estas acabado, que tu vida girara en torno de una persona, que lloras y sonreirás, que sufrirás de varias maneras, pero esa sensación de satisfacción al conocer esa persona, se quedara y perdurara, como algo eterno que nunca desaparecerá y a veces lo peor esta en que disfrutamos esa sensación. Así que entre el mundo hay personas que buscan la flecha de cupido, esperando enamorarse y formar parte de ese tornado de emociones. Completos masoquistas.

Kaminari Denki, era uno de esos.

El sol pretendía salir con fuerza, en aquella mañana de verano era común ver que el sol se asomara apenas el reloj marcaba las 7 de la mañana, es por eso que los finos rayos de luz iluminaron en un candente amarillo aquella habitación. El suelo cafe ahora parecía ser de un cálido naranja, mientras que el color de las paredes tenían el fantástico reflejo de luz en un amarillo cálido. Y mientras el sol comenzaba a salir y comenzar con la larga jornada de ese día, un chico rubio aun se mantenía en la cama. Como si no existiera nada en el mundo que lo levantara, como si no existiera la escuela, como si no existiera una madre que podría levantarle de un golpe.

Por desgracia a su maravilloso sueño solo la alarma podía detenerlo, ese fastidioso pitido repetitivo que odiaba el rubio.

—¡Ahhh!—grito aun abrazando su almohada.

El rubio sacudió cada uno de sus finos cabellos y tomo su teléfono que aun sonaba sin parar. Cuando finalmente aquel irritante pitido desapareció el chico tomo aire y dejo salir un gran bostezo mientras se dedicaba a ver la hora.

—mierda...estoy muerto...—murmura al ver lo tarde que era.

Kaminari Denki era un chico joven de 17 años, cursando su ultimo año de preparatoria y como siempre, en cada uno de los cursos anteriores, iba a tarde a la academia. Sus pasos apresurados se dirigieron hasta la escuela y no paro hasta que llego a su aula, viendo que apenas había llegado a tiempo.

Con una espantosa apariencia y un aliento no muy agradable, la baba seca aun en su mejilla y su cabello desarreglado. Si, ese era Kaminari.

—es un récord—menciona Jirou, una compañera de clase que toma asiento junto al suyo—felicidades.

Un futuro contigo | Kirikami| Kaminari Denki x Kirishima EijiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora