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Empieza en un movimiento de cabeza y va bajando por todo el cuerpo. Llámalo corriente eléctrica o como quieras, pero resulta que soy adicta a ella.

Para mí es mi momento de ser libre, ser como quiera sin importarme todos los susurros a mis espaldas. Lo considero mi parte salvaje, una de las pocas caras que muestro por el miedo al qué dirán, pero cada vez que aparece un incentivo olvido todas esas inseguridades y....¿Me suelto la melena? No sé, pero resulta divertido dejarse llevar por el momento y salir un poco de la rutina.

Imagina por un momento que estás en una fiesta, y no puedes bailar porque todos ya tienen una imagen de ti y no quieres arruinar esa...¿Reputación? Pues sabes qué, olvida todo eso. Deja que ese incentivo te ayude a espantar todos esos rumores y por una vez en tu vida, demuestra que puedes ser como te dé la gana.

Obviamente hay veces que las adicciones son malas, por eso hay que tener un cierto control. No podemos volvernos locos todos lo días, créeme hay momentos para todo, pero hay que ser paciente.

Y es que resulta que durante nuestro trayecto, se nos ha ido de la cabeza algo muy fundamental. Somos una masa de movimiento y no llevamos frenos. Y por extrañas circunstancias, hemos dejado de movernos.
No se suponía que la noche es joven, pues demostremos que es verdad, que todavía somos capaces de aguantar hasta lograr ver el amanecer. ¿Qué me dices? ¿Te vienes a bailar?

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JA! Sigo viva. Y he vuelto muy activa y con muchas ganas de darlo todo. 💭🌹

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La Chica De Los TulipanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora