Capítulo 6

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Andrea en multimedia

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Abrí el sobre con ansias, y de él saqué una hoja de papel. Me quedé sin palabras.

— ¿Y bien? — preguntó el soldado de fuego con su retorcida y espantosa sonrisa.

— Quedé en la universidad de Greenland — digo con un hilo de voz —, y me aprobaron la beca — agregué y comencé a brincar de la emoción repetidas veces como niña pequeña.

— También clasificó en las otras tres universidades de aquí de Venezuela en las que presentó la prueba. Le enviaron emails notificándolo — mencionó y revisé mi teléfono para comprobarlo.

Efectivamente es cierto.

— Felicidades, señorita Suprema — corrí para abrazarlo, pero él me esquivó —. No creo que sea buena idea, amo — dijo y luego vi como todo su ser comenzó a arder en llamas. Eso lo explica.

Después de aquella noticia, Trevor desapareció dejándome sola con mi cachorra. Al rato, el timbre retumbó en cada rincón de la casa. Bajé las escaleras con toda la calma del mundo. Me paré frente a la puerta, y al abrirla me encontré con la morena y el pelo menstruado con bolsas de snaks en las manos.

Sonreí. Me hice a un lado para que entraran y cerré la puerta tras ellos.

— ¿Qué cuentas, preciosa? — pregunta Freddy.

— Nada interesante — miento sutilmente — ¿Y ustedes?.

— Ayer fue mi aniversario con Cesar — contó Andrea. Cesar es su novio.

— Pues... mañana es viernes, y habrá fiesta. La de disfraces — nos recordó —. ¿Ya tienen sus "super trajes"?

— ¡Sí! Me vestiré de loba sexy — respondió la morena y soltó un pequeño gruñido.

— ¿Y tú, cielo? — me preguntó Fred —. Yo vestiré de vaquero — dijo e hizo como si estuviera cabalgando — ¡Yijaaa!.

Solté una leve risita.

— Pues, no les diré. Es una sorpresa — conteste y me dirigí a la sala con sus miradas protestantes persiguiéndome —. ¿Qué película quieren ver?.

— ¡El silbón!.

Puse el CD y me senté sobre un colchón que había puesto para que se nos hiciera más cómoda la actividad. La película llevaba alrededor de unos treinta minutos transcurridos. No es que dé miedo, es solo que ese silbido tiene algo que hace que se te hiele la sangre y se te pongo la piel de gallina.

— Kamila... ¿Hay alguien que te guste, o te atraiga? — me preguntó el pelirrojo y me quedé perpleja, pero luego reaccioné y contesté con indiferencia.

— Nadie por el momento.

Tu bello y hermoso primo.

Volví a sumergirme en las escenas cinematográficas e ignoré lo que acababa de pasar, por más extraño que se me haga que el pelirrojo me haya preguntado eso. Aunque no lo culpo, desde que vine aquí a Venezuela no he hablado sobre hombres, al menos no con los chicos. Cuando la película terminó, vimos otra, tras otra, tras otra, hasta que nos cansamos y decidimos salir a caminar un poco. Yo llevaba a Kira con una correa e íbamos cantando y haciendo bobadas.

Después de un rato, cada quien fue a su casa. Subí las escaleras con cansancio y me tumbé sobre la cama agotada. Y ahora, que no puedo escapar de mis problemas. ¿Cómo estará Becky? ¿Y el oji miel? Es al que más hecho de menos. Aún recuerdo la noche que dormimos juntos por última vez como si hubiese sucedido ayer, en esa cabaña en Nebraska. Esa colonia de hombre que embriagaba mis fosas nasales cuando estaba cerca de él. Esos labios suaves y carnosos que se volvieron mi adicción, adicción que no he superado.

Krístals: El fin de la maldición [A.C. II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora