No era tan espantoso como pensé que sería. Lucía exactamente igual como lo muestran en las caricaturas, solo que más grande y feo. Tiene la nariz como un toro y su tridente se ve pesado. Me causa pavor el solo verlo, nunca imaginé ni en mis más alocadas pesadillas toparme con el diablo en persona.
Mierda.
Respiré profundo y me calmé.
<<Okey, será mejor que hagas esto bien>> pensé, sin saber a quién iba dirigido mi pensamiento con exactitud.
— Es un placer verte por aquí.
— Me engañaste — espeté de mal humor sin saber por qué. Ay, mejor me dejo llevar.
— ¿Qué más podía hacer? Necesito que alguien habrá un portal que nos permita salir de aquí para adueñarnos de la tierra — explicó pacífico.
— Quiero mi trono de vuelta — exigí.
— Eso solo ocurrirá cuando acabes con tu labor.
— Te recuerdo, que no estoy solo en este cuerpo — me señalé enfadada.
— Tendrás que manipularlos. Y ya estoy cansado de esperar, Baalberith.
— No — hablé autoritaria y Lucifer me miró sorprendido.
— ¿No?.
— No — contesté —. No quiero hacer esto, me cansé de habitar cuerpos también. Solo quiero regresar en definitiva y continuar liderizando — le hice saber y se levantó de golpe de su trono.
De un salto bajó de la montaña de riquezas y se paró a escasos centímetros de mi rostro.
— Pues no pienso ayudarte. Tendrás que ingeniártelas solo.
— ¿Cuándo solicité tu ayuda? — sonrío y retrocedió un paso.
— ¡Oh! Había olvidado por qué te había nominado a segundo líder — mencionó y rió. Qué asco me dan sus dientes. ¡Iagh! —. No lo lograrás.
— Veamos quien se equivoca — contraataqué y sonreí con malicia —. Quiero a Balaam fuera de mi trono cuando regresé — ordené y comencé a hacer una abertura desde arriba —. Por cierto, deberías comer una menta. Tu aliento apesta.
Lo oí soltar una carcajada mientras comenzaba a ascender.
— Mándale un saludo al soldado de fuego de mi parte — pidió. Le guiñé un ojo y volé con fuerza hacia la salida del inframundo, mi "hogar".
Alex.
— Alex. Alex, despierta — escuché apenas en un susurro mientras sentía como me palpaban las mejillas —, Alex — escuché esta vez más cerca.
Abrí los ojos con dificultad, de inmediato sentí un pronunciado dolor de cabeza y por instinto llevé mis manos hasta mi frente. Me senté con algo de esfuerzo tratando de orientarme.
— ¿Estás bien? — preguntaron, levanté la mirada y me encontré a Finn de cunclillas frente a mí sujetándome por los hombros.
— ¿Eh? Oh, sí. Creo.
— Dios, hombre. No me vuelvas a asustar así, casi me da un infarto.
— ¿No vieron lo que pasó? — preguntó Anastasia mientras mi amigo me ayudaba a ponerme de pie.
— ¡Ella es un monstruo! — chilló Alicia y Becky la empujó con fuerza, sorprendiéndonos a todos.
— Una palabra más hacia ella Pattirson, y juro que será la última que digas.
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Krístals: El fin de la maldición [A.C. II]
Ciencia FicciónA veces pensamos que nuestra misera existencia es destrucción, y probablemente sea cierto. Te quedas y dañas. Te vas y hieres. Pero, ¿Qué pasaría si hubiera una manera en la que dejaras de serlo? ¿Serias feliz? ¿Los demás serian felices? O ¿Te detru...