CAPÍTULO 14

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Derek se acercó a la puerta de la casa. No había pasado por allí desde que John
salió del hospital, casi hacía ya una semana. Los había llamado una vez para ver cómo seguía y, por suerte, había sido el mismo John el que se había puesto al teléfono.
Había estado muy ocupado arreglando los daños de su apartamento y rebuscando en los archivos, pero siempre había tenido muy presentes
los
argumentos que le había dado stiles No habría vuelto si no hubiera sido porque John lo había llamado diciéndole
que el abogado necesitaba algunos papeles con respecto a la herencia de Mike, algo que era necesario que él firmara. Era demasiado pronto. Necesitaba estar más tiempo apartado de stiles . Cerró la puerta silenciosamente, pero, al parecer, no lo suficiente. ¿Derek ? Derek sintió un nudo en la garganta cuando lo vio. Vestía unos vaqueros y una
camiseta gris. En cualquier otro chico, ese atuendo no llamaría la atención, pero en Stiles ... era algo exquisito. -Hola. -Hola. ¿Cómo estás? -le dijo el joven un poco dudoso. -Bien. Bastante bien. Derek empezó a quitarse la chaqueta y, entonces, se acordó de que tenía herida
la mano izquierda, que llevaba en el bolsillo, así que se quedó como estaba. -¿Ya está aquí el abogado? -No, parece que va a llegar un poco tarde. -Eso parece. ¿Cómo está John? -Bien. Está en el salón. -Voy a saludarlo. -Derek, yo... -Ahora no, Stiles. Ahora no. Se sentía incapaz de resistir la tentación de tocarlo, aunque sólo fuera un
momento y le rozó la mejilla con los dedos. El cerró los ojos como si estuviera saboreando ese leve toque. Antes de que volviera a abrirlos, él ya se había marchado.
John estaba sentado en un sillón. Tenía un periódico en las manos. Levantó la
vista cuando apareció Derek. -¿Cómo va la pierna? -No va mal. Me molesta un poco, pero ya casi está bien. ¿Y el apartamento?
-¿Qué ha pasado con tu apartamento?
Derek se estremeció al oír la voz de Stiles y John se encogió de hombros.
-Lo siento.
-¿Qué es lo que sientes? ¿Qué pasa con tu apartamento?
Stiles se colocó entre los dos y los miró interrogativamente.
-No mucho. Ha habido un pequeño fuego. Nada importante. Ya está casi todo
arreglado.
-¿Un pequeño fuego? ¿Tiene eso algo que ver con que estén tratando de
matarte?
Derek agitó la cabeza.
-No, a no ser que lo estén haciendo increíblemente mal. Yo no estaba en casa
cuando ocurrió.
No dijo nada de los demás incidentes que le habían pasado últimamente y que
habían estado a punto de costarle la vida. No dudaba de que todos estaban
conectados con el asesino de Mike, pero no había ninguna razón para contarle
aquello a Stiles.
-Entonces, ¿por qué no querías que yo lo supiera?
-Porque sabía que ibas a preocuparte -contestó él sinceramente.
-Tienes razón.
Para alivio de Derek, el estaba deseando dejar ese tema de conversación. El
alivio desapareció con sus siguientes palabras.
-¿Quieres darme la chaqueta?
Derek pensó entonces en la venda que tenía en la mano izquierda y pensó en lo
raro que resultaría si seguía con la chaqueta puesta dentro de la casa, así que se
rindió a lo inevitable.
-Claro -le dijo quitándosela.
-¡Derek! ¿Qué te ha pasado en la mano?
Stiles tiró la chaqueta en el sofá y le tomó la mano herida, mirando la venda que
la cubría.
-No es nada. Me he cortado.
-Esto es un trabajo profesional y no se coloca en un pequeño corte. ¿Qué te ha
pasado?
-Me han puesto un par de puntos, eso es todo. Agarré la hoja de un cuchillo.
-Debe de haberte dolido un montón.
Sus palabras le recordaron el dolor que sintió al meter la mano en el buzón de
correo y sentir como la hoja le hería. En vez del correo, lo que sacó fue la mano
ensangrentada. Los detectives de la comisaría le dijeron que podía haber sido mucho peor. El capitán Jacobs quiso llevarlo a un lugar seguro, pero si lo hacían, ¿cómo iban
a poder atrapar a ese loco?
-¿Hay alguna pista acerca de quién está tratando de matarte? -preguntó
John.
Derek frunció el ceño. No quería hablar de eso delante de Stiles. No quería
preocuparle más de lo que ya estaba. Pero le habían hecho la pregunta y el lo
estaba mirando con tanto interés como John.
-Nada. Todavía seguimos mirando en los archivos.
-Bueno, pues van a tener que hacer algo. No puedes andar así por la calle.
Quiero decir que deberían ponerte una escolta o algo parecido. ¿Qué están haciendo
para protegerte? -preguntó Stiles tan preocupado, que Derek sintió un cierto placer.
-El capitán Jacobs me sugirió que me llevaran a un lugar seguro. Pero, si lo
hago, ese loco se limitará a esperar hasta que yo vuelva a aparecer. Ése es el mismo
problema con una escolta. Eso para no hablar de que no tenemos la suficiente gente
como para tener una escolta durante las veinticuatro horas del día.
-Bueno, no puedes limitarte a esperar a que te maten. Stiles estaba tratando de controlar los temblores que lo invadían.
-Tengo cuidado y llevo un chaleco antibalas. Estaré bien. Más tarde o más
temprano, ese tipo asomará la cabeza y lo atraparemos. Atraparemos al asesino de
Mike.
-Asegúrate de que lo cogéis antes de que él te mate a ti. Derek tuvo que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no abrazarlo inmediatamente y ofrecerle
su consuelo.
-¿No llega un poco tarde ya el abogado? ¿Os ha llamado o algo parecido? -
preguntó Derek, cambiando rápidamente de conversación.
John agitó la cabeza.
-No. Ni una palabra. Debía de haber llegado hace casi media hora. Tal vez le
haya pillado un atasco.
-Puede ser.
Pero pasó otra media hora y aún no había señales del abogado. Los tres estaban
en el salón charlando, aunque sólo John parecía estar a sus anchas, llevando la
conversación él solo cuando era necesario. Pasó otra media hora y se hizo muy claro
que el abogado no iba a aparecer.
-Tal vez se le haya estropeado el coche -sugirió Stiles.
-Puede ser. Voy a llamar a su despacho a ver si allí saben algo -dijo Derek,
levantándose y dirigiéndose luego hacia el teléfono. Cuando descolgó y, mientras
buscaba el número de la agenda, les dijo-: ¿Os ha dicho qué quería?
John se encogió de hombros.
-Sólo que tenía unos papeles para que se los firmáramos. Me imagino que será
algún detalle final de la herencia.
-Probablemente.
En la oficina del abogado no tenían ni idea de lo que les estaba hablando. No
tenían constancia de que tuviera una cita con ellos; además, le dijeron que raramente
llamaba a casa de los clientes.
Derek dejó el teléfono, extrañado. Les dijo a Stiles y John lo que le había contado
la secretaria y los tres se miraron entre sí. Ninguno de ellos quería decir sus
sospechas en voz alta.
-Tal vez se olvidó de decírselo a su secretaria -dijo Stiles.
-Tal vez -contestó Derek, mirando su reloj-. De todas formas, no puedo
quedarme aquí mucho más tiempo.
Stiles se levantó de repente.
-Les dije a los demás profesores que sólo estaría fuera una hora o así y ya han
pasado un par de horas. Creo que es mejor que vuelva al trabajo. Si aparece el
abogado, decidle que me lleve esos papeles al colegio, que se los firmaré allí.
-Yo creía que habías cogido la tarde libre -intervino John.
Derek estaba mirándose las puntas de los zapatos.
-No -dijo el chico, mirando a Derek-. De verdad que tengo que volver.
Derek levantó la mirada cuando el abandonó la habitación. Le pareció como si
tuviera los ojos brillantes por las lágrimas. La puerta de la calle se cerró detrás de
el.
-Eres mucho más estúpido de lo que me imaginaba, y lo serás más aún si lo
dejas irse así -dijo John un poco molesto.
-Es por su bien.
-Y un cuerno. No conozco los detalles de vuestro problema, pero sé que el
está sufriendo y, si lo dejas marcharse de esa manera, nunca serás capaz de reparar el
daño.
-Métete en tus asuntos -le dijo Derek , pero ya estaba camino de la puerta.
Stiles estaba abriendo la puerta de su coche cuando él salió. Derek no tenía que
verlo de cerca para saber que estaba llorando. Lo cierto era que no podía dejarlo
marcharse llorando.-Stiles .
El levantó la mirada cuando él lo llamó. Pareció dudar un momento, como si
estuviera pensando en ignorarlo, entonces él se acercó y volvió a llamarlo.
-Stiles.
El se volvió y se secó la cara con una manga de la sudadera; Derek se sintió
fatal. Todo lo que decía de no permitir que el sufriera y era él el que estaba
haciéndolo sufrir. El dio unos pasos hacia él.
Y entonces, el mundo pareció explotar a su alrededor.
Hubo un fuerte ruido y el coche pareció hincharse como un insecto extraño. El
ruido aumentó hasta límites insospechados y vio cómo Stiles era arrojado hacia
delante, aunque pareció
lo oyó gritar en el mismo momento en que pareció como si el piso desapareciera de debajo de sus pies.
El cayó al suelo, pero estaba en pie incluso antes de que pudiera darse cuenta
de lo que había pasado. Su único pensamiento fue llegar hasta Stiles. Su única
necesidad era tenerlo entre sus brazos, protegerlo.
-¡Stiles!
Ni se daba cuenta de que iba gritando su nombre mientras corría hacia el. El
coche estaba ardiendo. Stiles estaba tirado boca abajo en el suelo. Derek lo agarró y lo
apartó unos metros.
-Vamos, chico. Vas a ponerte bien. Tienes que ponerte bien.
Si algo le sucedía a el, su vida ya no tendría sentido.
-Vas a ponerte bien. Tienes que hacerlo.
Se arrodilló en la hierba, dándole la vuelta a Stiles y haciendo que le apoyara la
cabeza en el pecho. A Derek le temblaban demasiado las manos como para
encontrarle el pulso, pero cuando le puso un oído en el pecho pudo oír el latido de su
corazón.
-¿Está bien?
Derek levantó la vista y vio a John a su lado.
-Está vivo.
-Gracias a Dios. Voy a llamar a una ambulancia.
No se dio cuenta de las palabras de John. Toda su atención estaba centrada en
Stiles. Tenía que estar bien, tenía que estarlo.
Estaba aún arrodillado a su lado cuando John volvió con una manta. Derek no
se daba mucha cuenta de la pequeña multitud que se había congregado allí. Algunos
observaban al coche ardiendo, otros los miraban a ellos. Uno de sus vecinos se acercó
y preguntó si podía hacer algo. Derek ni lo oyó, así que fue John el que le dijo que se
asegurara de que los de la ambulancia pudieran entrar allí cuando llegaran.
Derek no podía dejar de mirar a Stiles. Al cabo de un rato, se oyeron unas sirenas
que se acercaban. John y otros voluntarios hicieron apartarse a la gente. Stiles movió los párpados y respiró
atragantarse. Derek le apartó el cabello de la frente.
-Stiles, cariño. ¿Puedes oírme?
El abrió lentamente los ojos y miró a Derek, confundido.
-¿Derek?
-Estoy aquí, cariño. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele en alguna parte?
-Yo... no lo sé. ¿Qué ha pasado?
-Tu coche ha explotado. ¿Te duele algo?
-No. No creo. Tal vez tenga algunos raspones. ¿Qué quieres decir con que mi
coche ha explotado? -dijo el, tratando de sentarse, pero él no lo dejó.
-Sigue así hasta que llegue la ambulancia y te examinen. No sabemos si tienes
heridas internas.
-Estoy bien. ¿Por qué ha explotado?
-Parece que ha sido una bomba.
La respuesta la dio John, que ahora estaba arrodillado junto a Derek. Derek lo miró enfadado, pero John le devolvió la mirada de una forma que reflejaba una
decisión absoluta.
-No le va a hacer ningún bien que le mintamos.
-Ni tampoco que lo preocupemos ahora, cuando aún no sabemos lo que ha
pasado.
-Dejad de pelearos -intervino Stiles, luego miró hacia su coche-. Derek, si no
me hubieras llamado, habría estado dentro cuando explotó.
-Probablemente la bomba se activó cuando abriste la puerta -explicó John-.
Probablemente estaba conectada a la luz de cortesía y preparada para que explotara
unos pocos segundos después, cuando hubieras entrado.
La expresión de John era distante mientras estudiaba atentamente el coche. A Derek no le cupo la menor duda de que no era la primera vez que veía en directo los
resultados de una bomba.
Stiles se estremeció y tomó de la mano a Derek cuando vio la intensidad de la mirada con la que John estaba estudiando el
coche.
John lo miró a los ojos
tranquilamente.
-Sea lo que sea lo que está pasando aquí, evidentemente no va solo contigo.
Alguien ha tenido que poner la bomba, y la ha puesto en el coche de Stiles.
Entonces llegaron los de la ambulancia y los apartaron de Stiles El quiso seguir
de la mano de Derek, pero él la soltó y dijo:
-Me quedaré cerca. Te lo prometo.
Luego, empezaron a ocuparse de Stiles. Derek estaba completamente absorto
cuando oyó una voz que lo sacó de su ensimismamiento.
-¿Hale?
El capitán Jacobs tuvo que repetir su nombre antes de que él se diera cuenta de
que lo estaban llamando.
-Capitán. ¿Qué está haciendo aquí?
-Oí la llamada y reconocí la dirección. ¿Cómo está el?
-No lo sé todavía.
-Estoy seguro de que está bien. Es mucho más fuerte de lo que parece.
-Sí, yo también lo creo.
-¿Qué ha ocurrido?
Los dos hombres miraron lo que quedaba del coche después de que los
bomberos lo apagaran.
-Una bomba parece -contestó Derek-. Creo que John tiene una buena idea
de cómo pueden haberla hecho estallar. El habría estado dentro si yo no lo hubiera
llamado. Sólo unos pocos segundos más y el estaría muerto.
Jacobs lo miró fríamente.
-Has estado bajo bastante tensión estas dos últimas semanas. ¿Cómo va la
mano?
-Bien. Sólo fueron un par de puntos.
-Quiero hablar con vosotros.
-¿De qué? -le preguntó Derek ausentemente mientras miraba al pequeño
grupo que había alrededor de Stiles.
-Tengo una nueva información que puede tener relación con este caso.
-¿Es sobre el asesino de Mike? ¿Sabe quién es?
Jacobs agitó la cabeza.
-Desafortunadamente, no hay nada concreto. Pero hay algunas cosas de las
que tenemos que hablar. En realidad, creo que John y Stiles deberían de estar también
presentes.
-No voy a ir al hospital -dijo Stiles en voz tan alta que la distinguieron
perfectamente entre el murmullo general-. Estoy bien y no voy a ir al hospital.
Derek se acercó al pequeño grupo, sin olvidar las palabras de Jacobs, pero ahora
tenía otras cosas en qué pensar. Stiles estaba sentado, despeinado y con auténtico aire
de decisión en el rostro. Los de la ambulancia estaban tratando de convencerlo, pero
era evidente que no estaba dispuesto a hacerles caso. Miró a Derek cuando éste se
acercó con los ojos brillantes.
-Derek, explícales a estos amables caballeros que yo no voy a ir a ningún
hospital.
Él se arrodilló delante de él, lleno de alivio de que pareciera estar tan bien.
-Si ellos creen que debes ir al hospital, deberías ir.
-No me pasa nada. Ellos mismos lo han admitido. Y no voy a ir al hospital
sólo porque quieran tenerme bajo observación. Tú lo harás, ¿no?
-Joven, de verdad, creo que debería permitirnos llevarlo al hospital -dijo
uno de los auxiliares.
-Derek, por favor. Quiero quedarme aquí, en casa.
Stiles lo miró suplicante y con la mandíbula inferior un poco temblorosa. Derek
sabía que debía insistir en que se lo llevaran al hospital.
-¿Sería peligroso para el si lo cuidamos nosotros?
El auxiliar mayor se encogió de hombros.
-No le hemos encontrado nada, pero sería mejor que estuviera en un hospital,
sólo por si acaso. Si usted quiere que se quede aquí, será bajo su responsabilidad.
-Tengo algunos conocimientos médicos -dijo John desde detrás de Derek-.
Sé lo que hay que hacer.
-Es su decisión.
Los dos auxiliares empaquetaron sus cosas y se marcharon en la ambulancia. En
sus expresiones podía verse perfectamente que no estaban de acuerdo con la
decisión. Derek los vio marcharse, preguntándose si no tendrían razón.
-Ayúdame a levantarme.
Derek se levantó y lo tomó de la mano para ayudarlo a levantarse. El pareció
marearse, por lo que decidió que sería mejor tomarlo en brazos.
-Derek, soy perfectamente capaz de andar. Sólo me he mareado un poco
cuando me he levantado.
-No pienso arriesgarme. Si no has querido ir al hospital, vas a tener que hacer
todo lo que te digamos.
-Sí, señor.
Derek lo llevó a la casa y lo dejó en el sofá.
Media hora más tarde, el último de los bomberos se había marchado y todo
estaba bastante más tranquilo. Si no fuera porque todo el jardín estaba levantado y
por lo que quedaba del coche de Stiles , podría decirse que la explosión había sido una
pesadilla.
Derek estaba apoyado contra una pared, con una humeante taza de café en la
mano, John estaba sentado en el sillón favorito de Mike, con la pierna herida sobre
una banqueta y Stiles estaba tumbado en el sofá, tapado con una manta y con una taza
de té sobre la mesa. Si hubiera hecho caso a Derek, estaría ahora en la cama, pero el
se había negado a moverse de allí. Quería saber lo que les tenía que decir el capitán Jacobs tanto como los demás. Jacobs estaba sentado en una silla delante de John.
A pesar de que no hacía mucho frío, Derek había encendido la chimenea, más
que nada por la necesidad psicológica de calor.
-En este momento, la información de que disponemos sólo parece confundirlo
todo más, en vez de aclararlo.
Jacobs se calló y le dio un trago a su café.
-Ya tenemos el informe de tu coche, John. Según tú dijiste, te fallaron los frenos
-Es cierto. Tuve suerte de que se rompieran cuando lo hicieron. Bajar rodando
una ladera es siempre mucho mejor que hacerlo por un acantilado.
-Fallaron porque alguien le hizo un agujero al sistema hidráulico. Cada vez
que pisabas el freno, perdías líquido.
-Así que alguien ha querido matarme.
-Tal vez. Es una forma muy aleatoria de tratar de matar a alguien. No había
ninguna forma de saber dónde ibas a estrellarte. No es algo fatal y el hecho de que
estés vivo es la prueba. Derek frunció el ceño.
-Y esto, ¿dónde nos lleva? Los atentados contra mi vida, las notas, los frenos
estropeados en el coche de John, el de Stiles explotando... ¿Quién demonios está
tratando de matarnos? ¿Por qué? Y, ¿dónde encaja aquí la muerte de Mike?
Jacobs se encogió de hombros.
-No lo sé. Como ya os he dicho, todo esto en realidad no aclara nada. Las
notas indican que van a por ti, Derek. Pero lo que no parece encajar entonces es lo que
les ha pasado a John y a Stiles.
-Me da miedo pensar que hay alguien por ahí que ni siquiera puede decidir a
quién de nosotros quiere matar.
Las palabras de Stiles contenían un cierto humor negro, pero nadie se rió.
-¿Sabéis? No puedo dejar de pensar que estamos pasando por alto alguna
pieza del rompecabezas -dijo John-. Algo que no vemos. Tal vez algo que nos lleve
de nuevo a la muerte de mi padre. Hay algunas cosas en ella que no terminan de
encajar.
-¿Cómo qué? -preguntó Derek.
-No puede ser que alguien le disparara pensando que eras tú. Tú eres mucho
más alto, con otro color de cabello, de otra complexión. Incluso de espaldas, no te
pareces en nada a él. Tal vez hayamos estado equivocados, tal vez haya más en todo
esto que el que alguien quiera matarte. ¿Y qué pasaría si alguien quisiera matarnos a
los tres?
-Pero, ¿por qué? -preguntó Stiles-. ¿Por qué querría alguien matarnos a los
tres? ¿Dónde está la conexión? Tú ni siquiera habías vuelto a casa cuando mataron a
Mike.
-La primera nota decía que debías de haber sido tú, no él, ¿no es así? -
preguntó John a Derek.
Derek asintió.
-No podía referirse a nadie más que a Mike. Además, en las restantes, lo
llamaba por su nombre.
-Es como si alguien estuviera intentando vengarse -dijo John frunciendo el
ceño-. Y, ¿qué pasaría si ese alguien estuviera vengándose de mi padre, no de
Derek?
Jacobs lo miró un momento antes de asentir lentamente.
-Veo a dónde quieres ir a parar y tiene sentido. Un poco retorcido, pero lo
tiene.
-Yo no lo veo -intervino Derek repentinamente.
-Piénsalo -dijo John-. ¿Qué pasaría si alguien quisiera matarnos uno a uno
para hacer sufrir a mi padre? En vez de eso, lo mató primero a él.
-¿Por qué? Como dijiste antes, no había posibilidad de que nos confundiera.
-Tal vez no pudiera resistirse a matarlo cuando lo vio.
Stiles se estremeció al oír a John y él lo miró como disculpándose antes de
continuar.
-Probablemente sí.
Se quedaron un momento en silencio y luego John volvió a hablar.
-Hay otra cosa extraña. ¿Por qué papá utilizó los últimos segundos de su vida
sacando su cartera? ¿Qué había en ella que le pareció tan importante?
Jacobs agitó la cabeza.
-No lo sé. Yo también me he preguntado eso mismo. Mike habría tratado de
dejarnos una pista si hubiera podido, pero no tengo ni idea de la clase de pista que
podría ser su cartera.
-¿Qué tenía en ella? -preguntó John.
-No mucho. Algo de dinero. Tarjetas de crédito, fotos de vosotros tres, otra de
tu madre, John. Nada fuera de lo común.
-Nada que pueda ayudarnos -murmuró John disgustado.
-De todas formas, tiene que haber algo que no vemos -dijo Derek, frustrado.
Se produjo un largo silencio y luego Jacobs suspiró.
-Bueno, tengo que irme a casa. A mi esposa no le gusta que llegue tarde -dijo
mientras dejaba la taza de café y luego se levantaba-. Voy a dejar fuera un coche
patrulla. Los relevarán a medianoche. Mañana empezaremos a investigar este nuevo
aspecto. Tal vez encontremos algo. Puede que una noche de sueño nos venga bien a
todos.
Después de que se marchara, nadie dijo mucho más. Los tres se quedaron
mirando el fuego, cada uno encerrado en sus propios pensamientos. Ni siquiera
cenaron, ninguno de ellos tenía hambre después de lo que había pasado.
-Creo que ya es hora de que te vayas a la cama. Es la segunda vez que
bostezas en cinco minutos.
evidente que
estamos
tratando con una mente
verdaderamente enferma.
-Ya lo sé -dijo el, arropándose mejor-. ¡Pobre Mike! Me pregunto si él lo sabría.
Stiles se quedó mirando a Derek mientras éste se acercaba al sofá. Si se le había
ocurrido discutir, la expresión de decisión de él la habría hecho cambiar de opinión. Otro bostezo impidió que dijera algo. -Tal vez tengas razón. Ha sido un día bastante duro... ¡Derek! Levantó la voz sorprendido cuando él lo tomó en brazos. -¿Qué haces? -Voy a llevarte a la cama. -Soy perfectamente capaz de ir andando. -Tal vez. Pero no lo vas a hacer, así que sujétate. Stiles le pasó los brazos por el cuello obedientemente. Luego, miró a John un
poco ruborizado. -¿Podrías decirle tú que no es necesario que me lleve en brazos? John se encogió de hombros. -Yo no voy a hacerlo. Yo estoy tan cansado que si alguien se ofreciera a
llevarme en brazos, aceptaría encantado. Que durmáis bien. Luego los despidió con un gesto de la mano mientras Derek lo subía por las
escaleras. Derek se detuvo luego, dándose cuenta de que el lo estaba mirando
interrogativamente. Estaban delante de la puerta de su dormitorio. Derek lo metió dentro y luego cerró la puerta. Stiles no dijo nada mientras atravesaban el espacio que había hasta la cama y lo dejaba luego sobre ella. Todavía envuelto en la manta, el lo miró.
-¿Por qué me has traído aquí en vez de a mi habitación? Estoy bien, Derek. De verdad. Tal vez tenga algunas rozaduras, pero nada más. No tienes que estar observándome. Estaré bien en mi dormitorio.
-Yo no lo estaría. Quiero que te quedes aquí, donde pueda tenerte vigilado. Stiles lo miró intensamente. -Bueno, yo no tengo ninguna objeción. Así que Derek lo tuvo abrazado durante toda la noche. Derek siguió despierto mucho después de que Stiles se durmiera pacíficamente
entre sus brazos. Cada vez que Derek cerraba los ojos, podía ver el coche explotando y a él castaño volando por los aires. Tal vez estuviera equivocado, tal vez un amor tan fuerte como el que sentía por
el podría sobreponerse a cualquier cosa.

JUNTOS PARA SIEMPRE { STEREK}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora