John se detuvo un momento en lo alto de las escaleras, oliendo complacido. El agradable aroma del café le daba la bienvenida al día con más entusiasmo que el que él mismo le había dedicado. No había dormido casi nada. No había sido porque hubiera dormido en el suelo. Dios sabía que había dormido en sitios mucho peores en su momento. No no había sido por algo físico. Simplemente su mente se había negado a dejarlo dormir. Tenía demasiadas cosas en que pensar, demasiadas decisiones que tomar.
Agitó la cabeza e inhaló otra bocanada de aroma de café. La única decisión que iba a tomar era si se tomaba dos o tres tazas. Era de lo único de lo que se sentía capaz.
-Espero que haya suficiente café para dos en esa cafetera. Derek estaba sentado a la mesa de la cocina con una humeante taza delante. -Sírvete tú mismo. Yo no entro en funcionamiento hasta que no me tomo la segunda taza. -Sé a lo que te refieres. John se sentó con una taza entre las manos. -Parece como si el viento hubiera aminorado. -El parte meteorológico dice que ya ha dejado de soplar. -¿Has estado ya fuera? ¿Hay muchos daños? Derek se encogió de hombros. -No. Se han roto un par de ramas y se ha caído una parte de la valla. Mike
siempre... Mike siempre estaba diciendo que iba a cambiarla. Derek tomó su taza y la llenó de nuevo. -Probablemente sea la misma valla que ya estaba allí cuando yo era pequeño.
Entonces ya estaba pensando en cambiarla. Derek sonrió, y esa fue la primera expresión realmente amistosa que John vio en
él. -Es la misma. Estuvo a punto de cambiarla hace cinco o seis años, pero vio los precios que le pedían y juró que la haría durar hasta el Día del Juicio antes de darle semejante cantidad de dinero a eso ladrones.
John se rió. -No parece que hubiera cambiado mucho. -No, no había cambiado mucho. -¿Tú a qué te dedicas? -le preguntó John entonces.
-Soy policía -le contestó Derek , mirándolo a los ojos-. Mike trató de saber dónde estabas tú a través de un amigo que tenía en tu compañía, pero nunca habló mucho de tu trabajo. -Trabajo en importaciones y exportaciones. Yo me ocupo más que nada de los
asuntos en el extranjero. Cuando estoy en el país, suelo quedarme en Nueva York. Esa explicación le salió muy fácilmente. Era completamente plausible e incluso
lo seguiría siendo si alguien investigaba algo, pero los ojos de Derek lo miraron de una forma que hicieron que John se preguntara hasta dónde se lo habría creído. -Parece interesante -fue lo único que dijo. -A mí me gusta. -¿Te gusta qué? La pregunta llegó desde detrás de él John se dio la vuelta y vio a stiles en la
puerta. Vestía unos vaqueros usados que resaltaban sus esbeltas piernas y una sudadera gris que debería de haber disimulado sus curvas, pero que, de alguna manera, las destacaba más aún. Tenía el cabello mojado . John pensó que no había visto a un chico más puramente hermoso en su vida. -¿Te gusta qué? -repitió Stiles, haciéndole darse cuenta de que lo estaba mirando fijamente. Se dio la vuelta y Stiles entró en la cocina. -Mi trabajo. Le estaba diciendo a Derek ahora mismo que mi trabajo me gusta.
Tú te dedicas a la enseñanza, ¿no? -Sí. Estaba pensando que, tal vez, busque trabajo por aquí. Tal vez algo que no
sea para toda la jornada. Se sirvió una taza de café y le dio un trago, arrugando la nariz cuando notó el
sabor.
-Yo creía que ibas a volver a Inglaterra -comentó Derek. -No. Les dije a Los Fairfield que no iba a volver -le dijo mirándolo y poniendo el corazón en esa mirada-. Pensé que ya era hora de que volviera a casa para quedarme. Derek no levantó la mirada y John tuvo la impresión de que lo hizo a propósito,
como si tuviera miedo de lo que pudiera ver. O, tal vez, de lo que sus ojos pudieran revelar. Interesante. A pesar del hecho de que habían pasado la noche anterior en la misma habitación y, muy probablemente, en la misma cama, parecía que todavía había problemas en el paraíso.
Pasó la vista de stiles a Derek a tiempo de sorprender la mirada que le dirigió el otro hombre.
No había error posible en el mensaje. Fuera lo que fuese lo que había entre ellos, Derek lo estaba previniendo de que se mantuviera apartado. La mirada de esos ojos azules quemaba de posesión. John se dio por enterado de la advertencia,levantando una ceja. Ya tenía suficientes problemas como para meterse en medio de ellos dos.
Se pasaron la mañana arreglando los desperfectos que había provocado el
viento. Después de la tormenta, el cielo era de un color azul brillante, tan claro, que casi hacía daño al mirarlo. Desde lo más alto de las colinas era posible ver el azul pálido del mar en la bahía de Los Ángeles. Era un día precioso. Derek y John trabajaron bien juntos arreglando la valla lo suficiente como para
que durara un año más. Stiles estuvo limpiando el patio de ladrillos. Les sentaba bien poder hacer algo positivo. Con esas simples labores se estaban proporcionando una paz que los tres apreciaban. Pero era una paz que estaba destinada a no durar mucho tiempo. Por la tarde,
tuvieron una visita. Derek estaba en la casa cuando sonó el timbre. Dudó entre abrir o no. No esperaban a nadie. Cerró la puerta del frigorífico y se llevó un par de cervezas.
El timbre volvió a sonar y abrió del todo la puerta, preparando para deshacerse del que fuera tan pronto como le fuera posible. -Capitán Jacobs. Inmediatamente recordó los sucios y viejos vaqueros que vestía, la camisa sin abrochar, la barba de dos días y el sudor que le cubría el rostro. Eso para no mencionar las dos cervezas que llevaba en la mano. -Señor. No lo esperaba. -No hay ninguna razón para que lo hiciera, Hale. Espero que no le importe que haya aparecido así de repente. -No, por supuesto que no. Entre, por favor. Derek le hizo pasar y cerró la puerta, esperando no aparentar lo incómodo que
se sentía. Mike y Bill Jacobs habían trabajado mucho tiempo juntos antes de que Mike dejara de ser policía y habían seguido siendo amigos. -Estamos arreglando un poco los daños de la tormenta -le dijo, señalando sus
poco formales ropas y las dos cervezas que llevaba en la mano. -Espero que no se trate de nada serio. -En realidad, no. Nos las estamos arreglando muy bien. -¿Stiles y tú? Lo vi en el funeral. Me alegro de que volviera de Inglaterra a
tiempo para poder asistir. Derek asintió. Prefería no acordarse del funeral. -El hijo de Mike llegó anoche. El capitán Jacobs levantó las cejas. -¿John? Hace más de veinte años que no lo veo. -Supongo que porque él no ha venido por aquí desde entonces. Está en la parte trasera, si quiere verlo. El capitán asintió. -Me gustaría. Derek le señaló el camino a la cocina con la mano en que llevaba las botellas. -Ya conoce el camino. ¿Puedo ofrecerle algo para beber? -No, gracias. Esta es una visita semioficial y es mejor que mantenga la cabeza
despejada. -¿Hay algún problema? El capitán agitó la cabeza. -No exactamente. Si no te importa, estoy seguro de que John y Stiles querrán oír también lo que tengo que decir, así que espera y evítame tener que contarlo dos veces.
-Por supuesto. Derek contuvo su impaciencia mientras el capitán saludaba a los otros dos.
Estaba claro que John y el capitán compartían muchos recuerdos y Derek se preguntó, no por primera vez, la razón por la que John se había marchado de casa. -¿Derek? ¿Puedo darle un trago a tu cerveza? La voz de Stiles lo sacó de sus pensamientos. Stiles tomó la lata y bebió un poco.
Arrugó la nariz y él sonrió, cogiéndole de nuevo la lata de las manos. -Si no te gusta, ¿por qué has querido beber? -Siempre pienso que, tal vez, exagero lo mal que me sabe. -No exageras Stiles lo tomó del brazo entonces y a él le pareció como si le ardiera la zona
donde se había producido el contacto. -Parecen viejos amigos -le dijo Stiles y él tardó un momento en darse cuenta de lo que le estaba hablando. Se obligó a mirar a los dos hombres que estaban contemplando la cerca recién
arreglada. -El capitán seguramente conoce a John desde que era niño. -No estás preocupado por lo que pasó anoche, ¿verdad? Ese cambio de
conversación lo cogió por sorpresa. Stiles... No dijo nada más porque John y el capitán estaban acercándose a ellos. -El capitán Jacobs quiere contarnos lo que saben del asesinato de Mike -dijo John. Sin decirse nada más, los cuatro entraron en la casa. No les parecía que fuera un
tema de conversación que se debiera de tener a cielo abierto. Cuando estuvieron instalados en el salón, el capitán decidió ir al grano. Todos sabéis que Mike y yo éramos amigos. Yo quiero atrapar a la persona
que lo mató tanto como cualquiera de vosotros. -Eso no me parece que sean buenas noticias -dijo John secamente. El capitán agitó la cabeza. -No lo son. Para ser sinceros, en realidad no tenemos casi nada. No hay
huellas, ningún motivo aparente, nada. Y la única pista que tenemos parece que no va a llevarnos mucho más lejos. -No sabía que hubiera alguna pista -dijo Derek
Jacobs se pasó una mano por el poco cabello que le quedaba. -Hay una tal señora Betty Levy. Vino a vernos ayer. Tiene unos setenta años.
Estaba paseando a su perro la mañana del día de autos y dijo que vio a un hombre salir corriendo del edificio.
-¿Y por qué no lo dijo en su momento? -preguntó Derek. Maldita sea,
habríamos tenido una oportunidad si hubiera dicho algo entonces. -No sabía lo suficiente como para proporcionarnos un retrato robot. Sólo vio a un hombre salir corriendo del almacén. Lo único bueno que esto tiene para nosotros es que podemos eliminar la posibilidad de que haya sido una banda. Según ella el hombre tenía el cabello gris y era muy delgado. -¿Qué coche llevaba? -preguntó Derek. -Azul, de tamaño medio. Puede que tuviera dos puertas, o tal vez cuatro. Se marchó hacia el este, o tal vez al sur. Ella no le dio importancia hasta que uno de sus vecinos le contó lo que había sucedido y decidió que, tal vez, debiera contarnos lo que había visto. -Supongo que esto es mejor que nada -dijo Stiles. -¡No mucho más! Derek se dio cuenta de lo cortante que le había salido la voz y agitó la cabeza. -Lo siento. Lo que pasa es que me esperaba tener algo con lo que pudiéramos trabajar. -¿Dónde están cuando se los necesita esos niños precoces de doce años con
ojos de águila? El comentario de John les hizo sonreír. -¿Así que, entonces, seguimos sin tener nada? -preguntó Derek -No mucho. Aún estamos trabajando en ello. Estamos revisando todos los casos de Mike, buscando a alguien que quisiera vengarse de él; pero es un duro trabajo, ya que estuvo mucho tiempo en la policía. Cualquiera que quisiera vengarse de él, podría ser por algo que sucedió hace años. -Así que no tienen ninguna idea de quién mató a mi padre y no esperan tenerla -comentó John. No vamos a rendirnos. Nunca. Vamos a atrapar a ese tipo. Más tarde o más
temprano encontraremos algo. Nadie dijo nada por un momento. Todos sabían lo inconsistente que era la
promesa de Jacobs. Jacobs se marchó pronto, dejándolos un poco deprimidos. Les resultó imposible
recuperar la tranquilidad de por la mañana. Terminaron de limpiar los destrozos del viento, pero ninguno pareció muy satisfecho por el resultado de sus esfuerzos.
La cena consistió en una pizza de encargo que se comieron casi en completo silencio. Todos se marcharon pronto a la cama. Ni Derek ni Stiles dijeron nada de pasar la noche juntos. Tal vez el chico necesitara un poco de intimidad, como él mismo.
Derek se tumbó en la cama, con las manos detrás de la cabeza, mirando la
oscuridad. Todavía no se había hecho muy a la idea de la muerte de Mike y ahora también estaba Stiles.
No tenía ni que cerrar los ojos para recordar cómo se había sentido teniéndolo en su cama, entre sus brazos. Parecía como si estuviera hecho para complementarse con él. Pero eso era lo que él quería creerse. Stiles no era para él. Tal vez por un tiempo pudiera permitirse a sí mismo imaginarlo, pero sólo podía ser una imaginación. Stiles era como la luz del sol y la risa. Era brillante; el ángel de la Navidad. Y él no era nada de eso. Sabía que había una parte de él que no había dejado de ser el pobre golfillo. El nunca podría olvidarse de dónde procedía. Tenía grabado en la memoria el rostro de Jed. No era su hijo, pero Jed era lo más parecido a un padre que había conocido cuando era pequeño. ¿Estaría la semilla de ese hombre oculta en alguna parte dentro de él, esperando a salir a la luz? Se estremeció y apartó ese pensamiento. No importaba la cantidad de veces que se dijera que nunca sería como Jed, siempre le quedaban dudas en lo más profundo de la mente.
Sabía que Stiles se merecía a alguien mejor que él. Pero ese conocimiento era una cosa y hacérselo creer a su corazón era otra muy
distinta. Le resultaba imposible limitarse a apartarse de su lado. Era una parte de él, una parte demasiado importante de su vida. Se dijo a sí mismo que estaba bien, que podía seguir junto a el, que no estaba mal ser parte de su vida por ahora.
-No sé vosotros, pero si no salgo de esta casa, voy a volverme loco -dijo
Derek tirando la baraja con la que se había pasado la tarde haciendo solitarios. Stiles levantó la mirada del libro que, supuestamente, estaba leyendo, a pesar de
que no había pasado una página desde hacía un cuarto de hora. -A mí también me gustaría salir un poco. John levantó la mirada de la televisión y los miró. -Yo no voy. Tengo que ponerme al día con Dallas. Todavía estoy tratando de averiguar quién le disparó a J. R.Lily se rió. -Eso no sale en el capítulo de esta semana. John se encogió de hombros. -¿No? Bueno, ¿y qué mas da? He estado mucho tiempo fuera del país. De esta
forma me enteraré de lo que hace la gente. Marchaos. Derek no iba a discutir con él por eso. No era que ese hombre no le cayera bien,
pero le resultaba extraño tener por allí a un tercero. No parecía que hubiera mucha diferencia en el hecho de que Stiles hubiera estado fuera dos años o de que hubiera estado viviendo sin el desde hacía mucho más tiempo. De alguna manera, siempre habían sido ellos dos, incluso cuando no se estaban viendo todos los días. Ni siquiera Mike había logrado que cambiara esa sensación. De alguna manera, con John, las cosas eran diferentes.
No podía decir con claridad de lo que se trataba. No sabía si era resultado de
cómo iba su relación con Stiles o si se trataba de que todo había cambiado a su alrededor, pero John parecía haberse deslizado entre ellos de una forma indefinible. Fuera lo que fuese, a Derek le gustó que decidiera quedarse en casa, dejando que Stiles y él salieran solos. Era una noche fresca, con el cielo claro. El Corvette de Derek, su más preciada posesión, se deslizó hacia Glendale. Luego, Derek aparcó y apagó el motor. Las luces del Valle de San Fernando brillaban a lo lejos como joyas en la noche. -Es bonito, ¿no? -dijo Stiles en voz baja. -Es la única hora en que el valle lo es. Luego continuaron en silencio, mirando el paisaje. -¿Sabes? No has... John estaba allí y todo lo demás, pero no has actuado como
si tuvieras algún interés en mí. Derek se dio cuenta del dolor que ocultaban esas palabras. Lo tomó de la mano y
le dijo: Stiles yo... a veces puedo ser un verdadero animal, pero lo único que no quiero en el mundo es hacerte daño. -Eso ya lo sé. Pero no es culpa tuya si no sientes lo que yo siento. -No... -Derek no continuó-. Es demasiado pronto para estar hablando de lo que sentimos. Acabamos de pasar un mal trago. Las cosas han cambiado
rápidamente y hay veces que no estoy seguro de lo que va a pasar. Vamos a no precipitarnos. -Ya nos hemos precipitado un poco -le dijo Stiles tranquilamente y sin
mirarlo. -Ya lo sé, pero vamos a tomarnos todo más despacio desde ahora. No nos
habíamos visto desde hacía dos años. Tal vez debamos empezar a conocernos de nuevo.
-¿Quieres decir que deberíamos salir juntos? -le preguntó el, sorprendió
-Yo... sí. Supongo que es eso lo que quiero decir. «Cobarde», pensó él. No era eso lo que había querido decir en absoluto. ¿Por
qué no tenía las agallas de decirle que era porque creía que estaba mal? Que siempre serían amigos, que siempre estarían unidos por el pasado... pero que nada más. -Entonces, supongo que tengo que considerar esto como nuestra primera cita. -Sí, eso creo. El lo miró y Derek se dio cuenta del brillo que había en sus ojos. -¿Que signo eres? -¿Qué? -Que cuál es tu signo. Esa es una de las primeras preguntas que se suelen
hacer en una primera cita. -¿De verdad? No sabía que hubiera un libro de instrucciones para eso. -Hay algunas cosas que se tienen que hacer, una de ellas es averiguar el signo
del zodiaco de la otra persona -le dijo el bromeando-. También el coche que tienes y cuánto dinero ganas. Por supuesto, no te lo puedo preguntar directamente, así que, generalmente es mejor preguntar a qué te dedicas. -¿Tienes una lista con los diversos salarios de las profesiones? -Naturalmente. Ah, y es importante saber dónde has nacido y cómo es tu
familia. Una chico tiene que andarse con cuidado en estos días. Si un tipo te dice que se pasa los veranos con su madre, puedes eliminarlo inmediatamente. Nadie quiere tener problemas con las suegras. -Bueno, conmigo no vas a tener que preocuparte por eso. A pesar de sus esfuerzos, se le coló una nota amarga en sus palabras. Stiles
también debió de oírla, ya que se quedó en silencio por un momento. -¿Cómo está tu madre? -Bien, supongo. Hablé con ella en Navidades. Parece que le gusta Florida. Me
imagino que, después de los inviernos en Oklahoma, todavía no se ha acostumbrado a coger las naranjas del árbol en enero.
Bueno, el tono de su voz ya era más alegre de nuevo. No había nada en él que revelara los sentimientos que siempre le producía hablar de su madre. -No recuerdo mucho, pero me parece que siempre fue amable conmigo. -Era una mujer amable. Probablemente aún lo sea. -¿Sabes? Nunca te he preguntado por qué nos marchamos. Stiles parecía pensativo ahora. Derek apretó la mano sobre la suya y luego la apartó. -Eso fue hace ya mucho tiempo. Hacía ya mucho que se había olvidado de que el podría preguntarle eso alguna vez. Por aquel entonces, había tratado de prepararse para ello. Pero con eltiempo, se había imaginado que Stiles ya no le daba importancia al asunto. De todas formas, el ya no era un niño y no se le podían contar las medias verdades que le había preparado en su momento. -Cuando era pequeño no se me ocurrió preguntártelo. Si tú pensaste que era
mejor que nos fuéramos, me limité a aceptar que era eso lo que debíamos hacer. -Eso es lo que tendrían que hacer todos los niños buenos. A pesar del humor de sus palabras, a Derek le dio la impresión de que no iba a
gustarle la conversación. -Cuando crecí un poco más, supongo que estaba demasiado ocupado con otras
cosas como para preocuparme demasiado por la forma en que habíamos llegado a donde estábamos. Pero he pensado en ello mientras estaba en Europa y me he dado cuenta de que nunca te he preguntado nada. ¿Por qué nos escapamos? ¿Qué pasó? -Eso fue hace ya mucho tiempo, Stiles. ¿Dé verdad te importa? -Sí que me importa. Fuera lo que fuese lo que pasó, es una parte de mi vida y
quiero conocerla. Derek se quedó mirando las luces del exterior, preguntándose qué palabras
podría usar. El tenía derecho a saber, pero a él le habría gustado que nunca se lo hubiera preguntado. -¿De qué te acuerdas? -No de mucho. Recuerdo que tu madre se portaba bien conmigo y que tenía
una voz dulce. También recuerdo que pasaba mucho tiempo contigo. -El primer día que llegaste a la casa, yo pensé que eras el niño más bonito del
mundo. Derek se puso a recordar entonces cómo eran. Lo bonito que le había parecido y
cómo había querido protegerlo desde el principio. -¿Derek? La voz de Stiles le devolvió al presente. -Lo siento. Son muchos recuerdos. ¿Te acuerdas de Jed? -Algo. Derek se dio cuenta del leve estremecimiento que el experimentó. La fuerza de
la ira antigua que sintió le extraño. Después de todos esos años, aún seguía queriendo oír cómo se partían los huesos de Jed bajo sus puños. -Jed tenía... ideas que no debía tener. -¿Ideas? ¿Acerca de qué? -Acerca de ti. Hubo un silencio repentino en el coche y luego Derek se percató de cómo el tomaba aire repentinamente cuando se dio cuenta de lo que quería decirle. -Pero si era sólo un niño.No había nada que él pudiera decir. En dieciséis años aún no había logrado
reconciliarse con el pasado. -¿Es por eso por lo que nos marchamos? -preguntó el al cabo de un rato. -Me pareció que era lo mejor. No sabía qué más podía hacer para mantenerte a
salvo.
-Tú eras también poco más que un niño. -No había nadie más. -¿Y tu madre? Derek se rió amargamente. Se daba cuenta de lo pesada que había sido la carga que esa mujer le había permitido que llevara... -Ella ya hacía lo que podía para sobrevivir, supongo. Enfrentarse con Jed era
más de lo que podía hacer. -Y tú la odias por eso, ¿no? Ese comentario de Stiles llegó al corazón del problema. Pero Derek no podía odiar
a Addie. Había habido momentos en que le habría gustado poder hacerlo, pero no podía.
-No, no la odio. Me habría resultado más sencillo si lo hiciera. Hizo lo mejor
que pudo. No se le puedes pedir a nadie más que eso. Pero hay veces que recuerdo lo dolido que estaba durante esos meses en que estuvimos viviendo en la calle y no puedo perdonarla por eso. Dejó de hablar un momento para controlar la ira de su voz. Hacía mucho
tiempo que no pensaba en los sentimientos que albergaba hacia su madre. Él había vuelto una vez a la casa, después del accidente de coche en el que se había matado Jed. Había pasado allí tres días, ayudándola a hacer el equipaje y luego la había llevado al aeropuerto cuando se marchó a Florida. Tenía allí a una hermana, una tía de Derek que él nunca había conocido, y parecía estar muy contenta ahora. -Tú no eras mucho más que un niño -repitió Stiles. -Era todo lo que tú tenías -le dijo él simplemente-. No había nadie más. -Y a ti, ¿quién te cuidaba? Derek se encogió de hombros. -Yo no necesitaba a nadie. Además, te tenía a ti.
Stiles se quedó en silencio un largo rato. -¿Sabes? Yo nunca pensé mucho en mi familia. Supongo que siempre sentí que tú eras toda la familia que necesitaba. Y luego apareció Mike. Sólo que ahora Mike ha desaparecido y quedamos sólo tú y yo otra vez. Mis padres están muertos y no recuerdo muy bien. Creo que antes sentía un poco de pena por mí mismo. Pero ahora creo que nosotros dos somos mucho más de lo que tiene mucha gente. extendió una mano y le enjugó la lágrima que le caía por la mejilla-Eso es suficiente. Para él siempre sería suficiente.
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JUNTOS PARA SIEMPRE { STEREK}
RomanceStiles Stilinski era lo más importante de su vida En el mismo instante en que fijó su mirada en aquel pálido y bonito niño, Derek Hale supo cuál era la razón de su vida: proteger a Stiles, Para ello, Derek tuvo que escaparse de su casa. Fue una...