XV- Desconfianza.

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POV NARRADORA.

Se quedó parado en aquel lugar, se percató del hecho de que no podía moverse ni tan solo un centímetro; había solo una cosa que percibía sin importar nada más, esos ojos marrones adentrándose en él.

¿Había sido mala idea?

Analizando las cosas, posiblemente haber ido con John a comprar un poco de leche, pan, comida, cereal, bebidas, comida frijoles y comida, no habría sido mala idea.

La rubia no pudo evitar mostrar una sonrisa, giró de inmediato al notar la situación que se presentaba justo frente a ella.

La detective se negó ante ello. Estaba segura al menos un momento de que las cosas podían ser diferentes, sin embargo, esto era completamente falso.

Se preguntó una y otra vez en este justo momento, la manera más adecuada de actuar.

Chasqueó la lengua, al percatarse de que pudo haber acompañado a su amiga a conseguir  trabajo.
En un centro comercial, cine, un restaurante o cualquier establecimiento donde se le pueda atribuir ofertas de comida, no dejaba de rondar en su cabeza.

Dar un golpe, sacar la pistola y acabar con esto de una buena vez, golpearla... Cada una de estas ideas se adentraron poco a poco.

Mientras la castaña analizaba en sus adentros lo que debía hacer. Salió de su curiosa cabeza, cuando notó a la rubia dirigir sus pasos tan despacio hacia ella, con esa rigidez, denotando a cada centímetro su decisión y firmeza como sí de un soldado se tratara, hasta quedar justo frente a ella.

— No tienes una sola idea de cuanto extrañé...— la rubia fue interrumpida.

La castaña cerró con fuerza su puño derecho, en un acto simultáneo, evitó que la criminal siguiera su estúpida charla, al soltar con fuerza su puño en su mejilla, situación que aturdió a la rubia, que retrocedió unos pasos, tocando su mejilla con ambas manos al sentir el ardor provocado ante aquel brutal impulso.

— Eso es por Alfred.— mencionó muy molesta.

La gente que percibió tal escena, actuó respectivamente a su forma de ser, algunos se asombraron y decidieron seguir observando para ver el desenlace de tal drama. Otros eligieron seguir su camino y alejarse.

Esta última  podría ser la mejor opción, si supieran de que se trata de una atroz criminal a quien tienen tan cerca.

Él rizado se acercó a la castaña, ella solo lo observó de muy mala gana.

— Vaya manera de recibirme, querida. — comentó la mujer, aún con ese ardor en su mejilla.

— ¿Todavía sigues viva?-— preguntó sarcástica.— Solo te di un golpe y casi mueres.

— Vamos, no seas tan dramática.— dijo entre risas.

—Ajá, ¿Qué es lo que quieres?—mencionó acercándose a ella.

— Querida, tenemos muchas cosas que hacer, no tienes una sola idea de lo mucho que vamos a disfrutar el viaje.— contestó.

— El problema final.— susurró ella.

— Exacto, hablamos un poco de ello.—mencionó dirigiendo su mirada hacía él rizado analizaba cuidadosamente la situación.— ¡No tienen una sola idea del desastre que son juntos, voy a disfrutar todo esto! — exclamó, levantando sus manos y realizando unos cuantos ademanes.

¿Sociópata? | Sherlock Holmes |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora