Perfecta Imperfección

TE QUIERO...

TE QUIERO

*Jiuliana*

El aire traía un ligero olor a lluvia, a lo lejos podía divisar las vastas hileras de sembríos de uvas, el cielo aún estaba azul pero a lo lejos una enorme nube gris amenazaba con tormenta.

Recosté mi mejilla en el arco de la ventanilla del auto que Norman había alquilado para nosotros. Cerré los ojos disfrutando de algo que de verdad conocía, la tierra, las plantas, mi mundo, mi vida...Italia.

Me marché de aquí con temor y ahora regreso sintiéndome más segura que nunca en compañía de un hombre que ni siquiera tiene noción de lo segura que me hace sentir estar a su lado.

—Lo disfrutas—Situó mi mirada sobre él, y esa hermosa sonrisa que no ha dejado sus labios desde que salimos de New York.

—Lo disfruto mucho de verdad.

—Me alegro— observa por el retrovisor asegurándose de que el auto de Strand y su esposa aun nos siguen, ellos habían decidido alquilar un auto para ellos ya que deseaban conocer parte del pueblo por sí mismos. —Aun vienen allí. Esto te va encantar...mira—señala hacia adelante—desde allí empiezan los viñedos de la familia Reedus—su voz se llena de orgullo— nuestra casa queda un poco más adelante, ya la veraz esa casa es uno de los mayores orgullos de mi padre, el mismo ayudó en su construcción, si no fuese por la empresa en New York te aseguro que lo dejaría todo por vivir aquí.

Varios mechones de su cabello de deslizan hacia su rostro por el viento, con mis dedos rastrillo su cabello hacia atrás sintiendo la suavidad en mis dedos el solo me mira con cariño, esa mirada que ha estado calentando mi corazón desde hace mucho. Me toma por sorpresa cuando toma mi mano y deja un beso en el dorso de la misma.

—Señorita Buccianti hoy la veo especialmente hermosa.

—Debe ser porque estoy en un lugar al que pertenezco.

«Junto al hombre que amo»

—Allí delante—señala frente a nosotros, una hermosa casa de dos enormes pilares se levantan orgullosos sosteniendo lo que para mí es una de las más hermosas construcciones que he visto en mi vida.

—Es preciosa.

—Espera que la veas por dentro Jiuliana te va a encantar.

Norman se había quedado corto al describir su casa durante el vuelo, era absolutamente hermosa, cada habitación tenía una enorme ventana que dejaba entrar la luz del sol y en las tardes el olor a los pinos piñoneros que rodean la propiedad inunda cada rincón de la casa

—Señor Reedus debo decir que su casa es maravillosa, yo misma me quedaría a vivir encantada aquí.

—Pues es bienvenida en esta casa cuando usted lo desee Carolina usted y Michael por supuesto, ahora debo pedirle que deje de llamarme Reedus ese honor es de mi padre, a mí solo dígame Norman.

—Así será entonces Norman.

—Desde mañana empezare por enseñarle los alrededores, después las cosas técnicas...—después de mostrarnos la casa todos nos habíamos duchado antes de cenar, me he podido dar cuenta de que desde que llegamos aquí Norman tiene un aire más juvenil y alegre, incluso la ropa que usa es distinta se limita solo a usar camisetas y jeans que parecen haber sido usados desde hace mucho, aun así se veía muy guapo. Me alegraba haber traído un poco de la ropa que usaba antes de llegar a New York.

—Jiuliana.

— ¿eh?

—Oh querida estabas tan perdida en tus pensamientos—siento mi rostro arder, seguro me pillaron observando embobada a Norman.