Amigos...¿o no?

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Amigos

*Jiuliana*

— ¿Qué miran ustedes dos?—había quedado a reunirme para el almuerzo con Daniel y Becca. Al parecer ellos dos no estaban mejor yo últimamente en cuanto su relación.

—Las fotos que Marcus le envió a Daniel.

—Sí, Ali me las envió hace tres días—bebí de mi botella de agua. —espero que están muy felices.

—Y tú ya te sientes mejor. —Daniel me observa preocupado.

—Un poco, esta tarde hice cita con el médico, detesto sentirme tan mal.

—Después de que veas al médico y te recete algo te sentirás mejor.

—Seguro.

El celular de Becca empezó a vibrar y la imagen de un hombre brilló en su pantalla, en semblante de Daniel cambio y Becca no contesto, aquí pasaba algo malo.

—Tengo que irme—Daniel dejo un beso en mi frente y se marchó sin decir nada a Becca.

— ¿Por qué tiene que sucederme esto a mí?

— ¿Qué sucedió?

Becca estaba al borde de las lágrimas.

—El hombre que llamo es mi prometido.

— ¿Qué?

Una historia bastante extraña sobre costumbres irlandesas, me fue contada de la misma Becca, la verdad no lo podía creer, mi pobre amigo estaba pasando por esto y yo ni por enterada.

—Hablare con el vale, le haré entender...Porque tu no quieres a ese tipo ¿verdad?

—Amo a Daniel es el amor de mi vida. —Asentí.

—Hablaré con él. —asegure.

...

Masajee mi nuca y estiré mi espalda, el mareo no dejaba de molestarme, aun así continué con mi trabajo.

*Te extraño mucho, espero terminar pronto aquí para poder ir a comer esa tarta de cerezas de la que me hablaste ayer.

Sonrío al leer el mensaje de Josh, desde anoche tuvo viajar a Illinois por asuntos de su acerera.

—Buccianti, necesito que firmes en estos papeles los necesito para enviárselos a Strand.

—Pudiste enviarlos con tu secretaria.

—No quise hacerlo. —vi a Norman de pie a un costado de mi escritorio, tome las hojas de sus manos las estaba firmando cuanto el interfono sonó.

—Dime Becca.

—Jiuliana la cita con tu médico es en veinte minutos—maldita sea.

—Gracias.

Se hizo un silencio incómodo mientras firmaba los papeles.

— ¿Estas enferma?—ahí estaba la pregunta que temía.

—No es de tu incumbencia Reedus.

—Me preocupa que...

—Preocúpate por tus asuntos que yo me preocupo por los míos—empecé a recoger mis cosas antes de salir el me tomo por el brazo.

—Señor Reedus tiene una llama de su...emm, esposa—Melissa apareció en el marco de la puerta y desapareció después de la fulminante mirada de Norman.

—Atiende a tu esposa Reedus.

Tire de mi brazo alejándome de él.

Mi relación con Norman era absolutamente profesional, el no preguntaba nada personal y yo tampoco...solo somos socios.

Perfecta ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora