¿SOLO FÍSICO?

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¿Lo que hay entre los dos es solo físico?

*Jiuliana*

—En serio Buccianti ¿Keith Urban?

—Vete al diablo Reedus—lo escucho carcajearse desde la cocina, mientras sigue burlándose de la música que suena en el pequeño altavoz de mi celular.

—Hey—se asoma por un costado de la isla levantando en su mano una botella de vino.

—Eso quedará perfecto con este risotto. —abre sus labios en una perfecta O.

—Me estas jodiendo ¿verdad? Tú no puedes saber cocinar ese tipo de comidas

— ¡Heee!, oye bobo, claro que se cocinar— le lanzo uno de los manteles directo a su cara, el atrapa en pleno vuelo. —Además sería un pecado que siendo italiana no supiese hacer este tipo de comidas.

—Pues señorita italiana espero que esa comida sepa igual de delicioso de como huele—me regala un guiño, mientras su mirada se pierde detrás de mí— ¿Que en toda la vasta tierra es eso?—señala directamente hacia la gallina de porcelana donde guardo los huevos.

—Solo cállate Norman.

—Es...

—Cierra el pico Reedus—demando con las manos en la cintura.

—Lo siento Buccianti pero esa gallina es simplemente horrible.

—Dios simplemente no podrías callarte—el suelta una carcajada.

—Se la robaste a tu abuela. —enarca una ceja mientras se burla.

—No, la compre—una enorme sonrisa se apodera de su boca.

— ¿Pagaste por eso?—el muy idiota contenía una carcajada.

—A mí me parecía linda.

—Bueeno, linda.

Le avente un segundo trapo a la cara y este acertó.

—Ya cállate si deseas comer mi comida no acepto más comentarios de Josefina.

«Mierda, se me salió»

—Dijiste—carraspeo conteniendo una carcajada—Josefina.

—Vete al diablo y no te rías. —casi chille.

—Voy a lavarme las manos—pegue un brinco al escuchar la carcajada proveniente de la habitación, me fue imposible no reír también.

—Idiota.

Me sentía segura, por primera vez en muchos años me sentía segura de mi misma, de mi vida y lo más curioso era que me sentía así gracias a Norman aquella pesadilla sexual que jamás imagine entraría en mi vida.

—Entonces...—Saboreo la primera cucharada, llenándome de expectativa, dio un sorbo a su copa de vino y llenó sus pulmones de aire— ¡Norman, dime qué te pareció!—el sonrío.

—Esto es delicioso, nunca creí que detrás de esas uñas bien pintadas y esas medias sexis hubiera una gran cocinera.

—Aún hay de mi mucho que no conoces, mañana pienso hacer una lasaña que me queda increíble, es más nuestras cenas...—detuve mis palabras al darme cuenta del error que acababa de cometer. El bocado de Norman se quedó a medio camino de su boca—Eh...

Perfecta ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora