UNA LLAVE

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UNA LLAVE

*Jiuliana*

—El presupuesto pasado fue mucho más bajo el año pasado, este año hemos decidido que....

La voz del contador se pierde mientras observo al hombre que hasta hace un momento me había calmado con infinita paciencia, acariciando mi espalda y diciéndome que todo estaría bien.

Cuando entre en su oficina y lo vi tratando de calmarme todo el tiempo...por un momento llegue a creer que veía a través de mi armadura de arrogancia y altanería, sentí miedo de que el supiese todo de mí y me aterré al ver la forma en que me había mirado cuando de inclino frente a mí.

« ¿Había sido eso ternura o compasión?»

Su ceño está levemente fruncidos mientras habla, sus labios duros y ligeramente carnosos pronuncian cada palabra con seguridad, la chaqueta de su traje está abierta mostrando su camisa negra adherida a ese mismo pecho que me había resguardado hace apenas un par de horas.

Su cabello luce ligeramente desordenado por las caricias de mis dedos en él, estábamos a punto de tener sexo y a mí no se me ocurrió nada mejor que ponerme a llorar, el problema radica en que llevo tanto sobre mí, y la forma en que Reedus me había tocado me había desbordado.

No sé si él lo sepa pero lo sentí, sentí su preocupación hacia mí, sea como sea que él lo llame, sentí su necesidad de hacerme sentir mejor...y eso me gusto y al mismo tiempo me lleno de tristeza, porque sé también que esto es solo una necesidad física que sentimos el uno por el otro.

Por eso había llorado, porque he tenido muchos amantes y ninguno se preocupó nunca por mí y por eso estoy agradecida con Norman.

Las palabras compañeros de cama revolotean en mi cabeza, aun así no me importa, él lo dijo, no somos amigos, y aun así en este momento de debilidad me atrevo recibir consuelo de su parte, sé que tengo a Alina pero no quiero opacar su felicidad con mis problemas, ella no necesita mis problemas ahora.

—Es por eso que me atreví a presentar este presupuesto. —el contador termina con su perorata y yo...en cero.

—Buccianti, espero que hayas tomado nota de todo—espabilo mi distracción, fijo la mirada en Reedus y este me mira con un dejo de diversión—Oh no señorita Buccianti, hemos empezado mal, es su primer día como mi secretaria personal y no tiene notas—hace un sonido con su boca mientras niega.

Las palabras vete al diablo bailan en mi boca.

—Acaso quiere decir algo Buccianti—dice burlón.

Estoy por mandarlo al diablo cuando Alina sale en mi defensa.

—Déjala en paz Norman—defiende mi amiga— no sé porque le diste el empleo de tu secretaria personal cuando ya tienes una. Estoy más que segura de que Jiul hubiese preferido trabajar conmigo.

—Concuerdo con eso—Suelta Marcus.

Reedus gruñe algo por lo bajo. He podido darme cuenta que es un gesto muy de él, gruñir cuando algo no va como a le gusta...Bueno dependiendo del momento porque también gruñe cuando tenemos sexo. Contengo una sonrisa mientras me recuesto en la silla y me cruzo de brazos.

—Han hablado mis abogados—me burlo en su dirección. El me mira divertido.

—Buccianti y yo hemos trabajado juntos el tiempo suficiente para hacer un buen equipo.

— ¿Aunque quieran matarse el uno al otro cada diez segundos?—Marcus ríe.

Sonrío internamente.

Perfecta ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora