TE QUIERO...NO TE AMO

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Te quiero...mas no te amo

*Jiuliana*

Al entrar en la casa no escucho más que mis propios pasos, si Norman está o no en la casa para mí es un misterio.

Nunca en mi vida había pasado por este tipo de rechazo, mi vida nunca fue lo suficientemente normal como para pasar por ellos.

Es increíble cómo hasta unos minutos tenía sentimientos de pertenencia hacia Norman y ahora simplemente me siento sola y aislada de esa emoción de calidez que su compañía me brindaba.

Limpio mi cara de todo rastro de lágrimas, es inevitable que mi cuerpo se agite por mis sollozos, llego hasta mi habitación prácticamente recogiendo los pedazos de un corazón tonto y herido que se ilusiono con un hombre que siempre tuvo las cosas claras.

—La tonta he sido yo, que idiota creer que él sentiría lo mismo que yo.

Pero cómo es posible que me haya confundido tanto, nadie cuida de sus amigos como el cuidaba de mí, envuelvo mi rostro entre mis manos.

—Qué demonios Jiuliana, se suponía que por esto no te enamorabas, ni te acostabas con hombres más de una maldita vez. ¡¡Es por este maldito dolor que siento que jamás ame a nadie!! ¡Maldito infierno el que te labraste estúpida!

Caigo sobre la cama deshaciéndome del dolor por medio de mis lágrimas, una vez más sola, una vez más la soledad me engulle entre sus fauces.

—No quiero tu amistad, ni nada más de ti Norman Reedus.

...

De pie frente a la cinta de equipajes divisó el mio, acomodo mis lentes de sol sobre mi nariz, aferro mis dedos a mi maleta y salgo del aeropuerto, dispuesta a enfrentar mi vida como siempre lo había hecho.

En mi lastimera vida nunca hubo tiempo para muchas lágrimas y arrepentimiento, las cosas estaban hechas y como siempre mi corazón se repararía con el tiempo, sabía que quedarían huellas profundas, pero nunca en mi vida me quedaba lamiendo mis heridas más del tiempo suficiente.

—Franco...si-su burlona voz llega a mi por el auricular-, si aún estás en la ciudad me gustaría verte...allí mis vemos, pero será bajo mis condiciones.

Porque en el infierno quería huir de mi destino, porque creí que todo sería más fácil si tenía alguien a mi lado. A la mierda con todo y con todos.

...

Varias horas más tarde deslizo la carpeta con los documentos delante de mi padre, enarca una ceja hacia mí socarrón, mientras revisa los documentos que redacte en el avión hacia acá.

— ¿Qué gano yo con esto Jiuliana? Quieras o no debes volver a Italia conmigo, sabes que tienes deberes que cumplir.

—Estoy dispuesta a entregarme a la policía Franco, estoy dispuesta a regresar a Montalcino, dejar de escapar y de una vez librarme de ti. O es esto—punteo los papeles—o es una hija en prisión que no te servirá de absolutamente nada, tú decides.

—No puedes ir a la cárcel Jiuliana— varias maldiciones italianas dejaron su boca antes de tomar una respiración profunda y releer el final del documento. —De dónde has sacado esta valentía de enfrentarme—su mirada se torna fría sobre mí.

—No pienso seguir escapando de mi destino Franco.

—Y desde cuando llamas a tu padre por su nombre niña mal educada—escupió sus palabras con un deje de violencia.

—Desde que perdí el amor y el respeto por ti—sus ojos llamearon furibundos—firmaras o no, aún tengo mis maletas hechas.

...

Perfecta ImperfecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora