Nuestro hilo rojo. [✔]

Capítulo 4

Andar de nuevo en su auto y junto a él, me lleno de nostalgia y muchos recuerdos me invadieron. Se que la vida nos separo por causas injusta y ahora nos unía de nuevo solo con el propósito de salvar a nuestra hija.

Jamás paso por mi mente tener que recurrir a él y suplicar por ayuda.

El trayecto era incomodo y muy tenso. Ninguno de los dos se atrevía a decir algo, yo no lo hacia por pena y debo decir que vergüenza y supongo que él lo que menos quiere ahora es hablar conmigo.

Mis ojos lo buscan de manera inconsciente, me doy cuenta de su seriedad, su arrogancia sigue ahí. Sube y baja los hombros en un suspiro oculto, sus manos firmes al volante y, sus manos apretadas contra el cuero de este.

Afortunadamente no tardamos mucho en llegar. La ventaja de ser rico es que puedes vivir en la zona centro y todo te queda prácticamente cerca, por no decir que a la mano.

Sabía que él estaba enojado conmigo, entiendo todo, entiendo su enojo, frustración e impotencia que conociéndolo era lo que sentía.

Llegamos al hospital y rápidamente se estaciono, ambos bajamos del automóvil y, sin pensarlo dos veces me apresure a entrar al lugar con olor a desinféctate.

Llegamos al ascensor y al subir Sasuke se pegó demasiado a mí, lo mire extrañada, pero eso le importo poco porque siguió en esa posición. Al legar al piso indicado el doctor que estaba a cargo de mi hija paso a nuestro lado, lo detuve.

Le hice saber que Sasuke era el padre de Sarada y rápido se apresuro a contarle la situación, le hizo saber los riesgos que conlleva ciertas cosas.

En total paso media hora, cuando finalmente el medico se marchó decidí que era hora de que viera a su hija.

—Ahora que ya sabes todo, te llevare con ella —sus ojos negros me miraron con recelo. Me odia, lo sé.

—Esta bien—expreso seguro.

Avanzamos siguiendo el pasillo, pasamos un sin fin de puertas. El hospital era uno de los mas caros de la ciudad. Se que no puedo costear semejante hospital, pero no dejaría a mi hija morir, la deuda es exorbitante y estoy dispuesta a conseguir el dinero como sea.

En este lugar las puertas tenían los nombres de los pacientes, Sasuke prestaba atención a todas ellas, aún no había mencionado el nombre de ella. Me detuve frente a la puerta que nos separaba de nuestra hija, él se detuvo detrás de mí.

Lo vi suspirar con fuerza.

—¿Estas bien? —pregunte.

—Si—su voz sonó mas ronca de lo normal—. Es demasiado en un solo día.

—Entiendo—respondí sincera.

Entre esas miradas y el silencio que nos rodeaba, su móvil sonó, se alejó de mí para responder.