Nuestro hilo rojo. [✔]

Capítulo 22

No mas de media hora que llegamos a casa de Sasuke y de sus padres. Es incomodo llegar como si esta fuera mi casa, pero prácticamente soy obligada a estar aquí.

—Quita esa cara—menciona burlón.

Claro que mas le queda decir cuando no es él el cautivo. Me siento un poco molesta y reticente a hablar con él, solo por el hecho de que no me dejo hablar con Sasori y agradecerle todas las atenciones que tuvo conmigo. Soy una mala amiga y Sasuke hace que eso sea mas real con sus prohibiciones que por supuesto no estoy dispuesta a aceptar.

—No debo de estar aquí.

—Llevas a mi hijo dentro de ti, estarás aquí hasta que nazca, ya veremos después que pasará —habla con mucha seguridad.

—Puedo estar en mi casa, estoy bien, no es un embarazo de alto riesgo, el problema son los síntomas —insisto que no debo estar aquí. ¿Por qué no entiende que es incómodo para mí?

Entramos a la que será mi habitación a partir de ahora y lo veo dejar las maletas para después exhalar cansado.

—Te advertí de tus quejas—curvó una ceja—¿lo olvidaste?

—Si, lo olvidé —expuse tímida. Realmente olvide su advertencia.

—OK, te perdono solo porque lo olvidaste. Pero eso no significa que no quiera besarte o algo más.

Sasuke esta tomando una actitud que jamás vi antes. Al principio creí que bromeaba, pero poco a poco se encarga de dejar en claro que no es así. La seguridad se sus palabras me intimidan y siento que en cualquier momento estaré en la cama desnuda y él sobre mí. Y aunque ya hemos intimado antes, siento que, si llega a pasar de nuevo, Sasuke será un completo salvaje.

La risa de mi hija suena con fuerza y el ruido proviene del jardín. Camino acercándome a la ventana y la veo correr feliz junto a un cachorro de color blanco. Mi pequeña hija sonríe como nunca, la felicidad se nota en todo su cuerpo y no me puedo sentir mas feliz. Ella no merece menos y creo que Sasuke le hace mucho bien.

—¿Un perro? —pregunte cuando Sasuke se colocó a mi lado.

—Fue idea de Itachi y al parecer acertó —la manera en que mencionó el nombre de Itachi fue rara, áspero y serio.

—¿Pasa algo con Itachi?

—No—respondió rápido.

—¿Seguro? —pregunte dudando—es que te veo un poco...

—Sakura... —me miro—¿porque te importa Itachi?

Noto la tensión en su cuerpo y no puede evitar proyectarlo en sus ojos. Es increíble que siga creyendo que paso algo entre su hermano y yo. No me ofende, pero creí que eso ya estaba aclarado.

—¿Estas celoso? —la pregunta está de más.

—¿No vas a responder? —pregunta de nuevo—¿debo interpretar tu silencio?