Nuestro hilo rojo. [✔]

Capítulo 9

Los días avanzaron, Sasuke demuestra ser un gran padre y siempre que nuestra hija desea verlo, él sin miramientos accede a su petición. La ha llenado de regalos y también se ha comprometido de traer lo que a ella le haga falta. Claro que en ese aspecto yo no estoy de acuerdo, pero contra un Uchiha no puedo, suficiente tengo con mi hija, que tiene todo de su padre.

Mis días son tranquilos y ahora disfrutaba de una buena compañía

—¿Que? —Me exalte—¿Te estas escuchando, Ino?

Ella rio por mi expresión tan exagerada.

Negó.

—No dije nada malo —. Se encogió de hombros—no exageres.

—Bueno, yo exagere, pero no puedo hacer lo que me dices, Sarada aún no está bien del todo.

—Puedes contratar una niñera, o dejársela a su padre.

Para nada me agrado la idea, Sasuke ha demostrado ser un excelente padre, pero no confió para nada en la pelirroja.

La señora Mikoto disfruta con nosotros de una taza de café, me sonrojo al escuchar las locuras de Ino y saber que la abuela de mi hija escucha las palabras muchas veces indecentes que salen de la boca de mi amiga.

Ahora ella me propuso salir de antro y de ligue, si, de ligue.

—No, con su padre no. —Susurre—. Olvídalo Ino, no es posible.

—Yo puedo cuidarla. —Dijo la señora Mikoto. Entendiendo que no deseo que su padre se haga cargo de ella.

Ambas la miramos sorprendidas, ella solo sonreía, habla en serio.

—¿De verdad? —pregunte.

—Si, es mi nieta yo estaré feliz de que este conmigo. —Aun así, dude—. Si el problema es la esposa de mi hijo, no te preocupes, yo estaré presente todo el tiempo si ella llega a casa de visita.

—¿Qué hay del viejo, Fugaku? —pregunto Ino.

—Él por el momento está fuera de la ciudad, en asuntos de negocios, no llegará hasta la próxima semana. Puedes estar Tranquila.

Mire a Ino después de escuchar a la señora, era una opción muy viable, su esposo no estaba em casa y entendía muy bien el asunto de la esposa de Sasuke. Creo que mejor niñera no pude conseguir.

—Gracias — me sonrió.

Ella no cambio en nada, sigue igual de amable que siempre, jamás tuve queja de ella y ahora mucho menos.

Ino me seguía presionando, pero aún dudaba si era correcto dejar a mi hija, ya había pasado dos meses de su cirugía, pero aun así siempre estaba al pendiente de ella.

Desde que nació las únicas veces que nos separamos era cuando yo me oba a trabajar, pronto regresare a mi trabajo y eso seguirá pasando en nuestras vidas.