CAMBIO DE PLANES (CACHÉ)

Capítulo 52: Beso de despedida

Daniela Calle Pov

El doctor, Daniel y yo nos quedamos completamente helados y en otra dimensión con aquella noticia del enfermero.

Las tremendas ganas de querer ver a mi hija invadieron mi cuerpo pero un dilema entró en mi cabeza...La salud de Poché estaba de por medio en estos momentos. Así que comencé a pensar en algo bueno...

Pocos segundos quietos frente a la puerta bastaron para que mi pequeño o maravilloso cerebrito hiciera un click dando en el blanco de lo que seguramente Poché necesitaba para poder salvar su vida.

-¡Doctor! Lléveme rápidamente al cuarto de mi novia por favor...Tengo una idea y de verdad espero que funcione...-le pedí al doctor tratando de ignorar las palabras del chico, lo único que necesitaba era que el doctor autorizara mi presencia en la cama de Poché y así después el pudiera correr a inspeccionar a mi hija.

Daniel decidió no hacer más bulto con los doctores y mejor quedarse en mi habitación esperando cualquier noticia, lo cual le agradecí.

El doctor se dirigió al enfermero diciéndole que en un momento iría a revisar a Luna y en cuanto terminó de decirlo comenzó a transportar mi silla diciendo "abran paso, abran paso" entre el grupo de enfermeros y médicos que estaban rodeando la camilla de Poché.

Miré a la camilla junto a Poché en busca de Valentina pero al parecer en estos momentos no se encontraba en la misma habitación.

-Muy bien Daniela, toda tuya...Espero que funcione, tiene muy poco tiempo para reaccionar así que date prisa.-me pidió el doctor León con voz fuerte antes de retirarse de la habitación.

Los demás médicos que intentaban darle choques eléctricos se echaron para atrás junto a las demás personas. Literal estaba junto a la cama de mi novia pero...No podía verla porque yo estaba sentada y la cama me llegaba hasta la cabeza.

-Emm...Disculpen, ¿Alguien puede bajar la cama un poco por favor? Necesito quedar frente a ella.-le pedí a cualquier persona mirando a cada uno de ellos con nerviosismo en mis palabras.

Debía admitir que el miedo y los nervios me estaban invadiendo...Más que nada por el sonido del aparato que controlaba el pulso de María José, sonaba muy acelerado y por otro lado tenía miedo de ver el estado tan triste y deplorable en el que se pudiera encontrar mi preciosa novia.

La misma enfermera chismosa de mi habitación me miró apenada, presionó un botón y poco a poco comenzó a bajar el cuerpecito de mi novia.

Mis ojos no podían creer lo que estaba viendo, su rostro estaba en su mayoría cubierto de vendas al igual que sus brazos y uno que otro pedazo de sus perfectas piernas...No podía saber si en su torso también existían vendas por culpa de la bata que cubría su cuerpo igual que la que yo tenía puesta.

Sus vendas comenzaban a llenarse de sangre tal y como lo había mencionado Sebastián, debía actuar rápido y dejar a un lado la escena de ver a mi novia en este estado.

-Mi amor...Amor mío, por favor despierta...Lucha por tu vida, eres una mujer guerrera y la persona más fuerte que he conocido, Luna y yo te necesitamos...Necesitamos que estés bien, que despiertes lo más pronto posible para poder salir de este hospital. Yo me encuentro bien, me duele un poco la pierna pero eso no importa ahora.-empecé a hablar lo más tranquila posible sujetando la mano que le colgaba para entrelazar mis dedos con los de ella.

Las personas a mi alrededor admiraban la escena con caras serias. Empecé a acariciar la mano fría de mi novia con mi pulgar.

Me aterraba el hecho de que mi novia no pudiera escuchar todo lo que estaba a punto de decirle y que todo esto fracasara, pero si no lo intentaba al menos, nunca podría saber si de verdad me escuchaba o si de verdad funcionó todo lo que tenía por decirle.