Capítulo 4: Picnic

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Poché Pov

Después de esa fuerte discusión y aclaración con Calle, decidí que las cosas no se tenían que quedar así simplemente...Así que pensé en un castigo que seguramente odiaría y tendría ganas de matarme, pero no me importaba, se lo merecía por haberme hecho sufrir y por haber dormido en casa de ese idiota.

Mi maravilloso castigo era seducirla, enredarla y calentarla, haciéndole creer que esa pelea la íbamos a solucionar con sexo, para después dejarla "con las ganas"...

Ya en otra ocasión había hecho esa maravillosa estrategia y realmente me salió a la perfección la jugada porque aprendió la lección, ya que no soportó el hecho de no tocarme.

Y así lo hice...El plan me salió a la perfección...La besé un momento, la toqué y saboreé un poco hasta que se me ocurrió la magnífica idea de hacerle creer que lo haríamos en la ducha.

La dejé como perrito mojado debajo de la ducha y preferí salir del baño antes de arrepentirme viéndola solo en ese lindo calzoncillo de encaje que tanto me fascinaba.

Regresé a la habitación donde prácticamente dormíamos Calle, Luna, Ramón y yo...(Si, los cuatro dormíamos en la misma cama porque Luna todavía no podía dormir en su habitación propia y Ramón pues...También necesitaba amor y calor de nuestra parte.) Y me coloqué una pijama de playera y pantalón en color gris, me recosté junto a Luna y decidí esperar a que Daniela saliera de la ducha.

Como era de esperarse y conociendo a Calle...Se tardó un poco más de media hora en la ducha, le encantaba hacer berrinche y hacerse la indignada, escuché el sonido de sus pies mojados y preferí hacerme la dormida.

Cuando escuché que empezó a mover cosas del tocador y abrí los ojos con cuidado de no ser descubierta, Calle estaba sentada en un banquito frente al tocador aplicándose su mascarilla favorita y crema humectante, se levantó quitándose la toalla del cuerpo, se colocó sus calzoncillos nuevos y sacó una simple playera que le llegaba hasta la cadera, volví a cerrar los ojos en cuanto vi que se aproximaba a acostarse junto a Luna y abracé a mi hija.

-Te amo Lunita...Mi amor divina...-Calle se dirigió a nuestra hija casi en un susurro y una sonrisa hizo su aparición en mi rostro ante esas cursilerías.

-¿Y a mí no me amas?-pregunté sin abrir los ojos. No podía dejar de sonreír y conociendo a Calle, sabía que no me iba a contestar o que me contestaría muy cortante por lo que había sucedido en la ducha.

-No, te odio como no tienes una idea.-respondió girándose sobre la cama, abrí los ojos y quedó dándonos la espalda a Luna y a mí.

Bajé mi mirada a su trasero y me mordí el labio

Si...Yo también me había quedado con las ganas de hacerla mía en la sala para ser sincera.

-Tienes lindas nalgas.-fue lo único que se me ocurrió decir al momento de observar el gran volumen de Daniela.

Calle no respondió absolutamente nada, pero sus hechos dijeron más que sus palabras. Se giró un poco más poniéndose boca abajo, dándome mejor visión de su perfecto trasero y aunque no podía alcanzar a ver la expresión de su rostro, yo sabía perfectamente que tenía una sonrisa malvada devolviéndome el castigo y la tortura.

Me levanté un poco sobre la cama, estiré mi brazo sin aplastar ni despertar a Luna y azoté mi mano sobre su nalga izquierda.

-¡Ouch! ¡María José!-exclamó en un grito ahogado sobando su nalga, seguía sin voltear, así que me limité en soltar una risita traviesa para posteriormente acomodarme de mejor forma para dormir.

CAMBIO DE PLANES (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora