Me siento extraño, pero más extraño que de costumbre. Dentro de un limbo de emociones y sentimientos, tan abstractos como repentinos. El simple hecho de pensar que mi luz se está apagando me atormenta. Esa cosa que me hacía ser especial, ser único, ser querido,... o eso creía. Se va debilitando poco a poco. Con ella se van mis miedos, pero también los sentimientos que me hacían sentir vivo. Se marchita mi creatividad, mis ganas de pasarme horas escribiendo sin cansarme, ya que tenía tantos temas de que hablar.
Me siento como una vela apagada más, dentro de un almacén oscuro y vacío, donde nada brilla ni nos ilumina. A veces me pregunto si esto de no sentir dolor realmente es bueno, si de verdad merece la pena no sentir alegría ni amor con tal de no sufrir, no ofenderte, no tenerle miedo a nada... no tener sentimientos.
Al fin y al cabo, me siento inerte. No tengo interés por nada, ni verdaderas ambiciones que no sean el sobrevivir día a día con la misma pregunta en la cabeza: "¿Valdrá la pena?". Puede que aún sea pronto para saber la respuesta, pero espero encontrarla algún día, antes de que sea demasiado tarde; antes de que me convierta en un gran trozo de plástico sin sentimientos. Aún así, sigo pensando que no debo centrarme demasiado en eso, sino que debo despreocuparme y disfrutar de mi adolescencia mientras pueda.
Después de todo, sigo pensando lo mismo, no dejes la vista en el pasado, tampoco te centres demasiado en el futuro. Solo vive el presente, y disfrútalo.
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Historias De Un Corazón Roto
Short StoryHistorias de como me siento a lo largo de mi vida