XXV. Al borde de un abismo

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Ha pasado una semana desde el inicio de un nuevo semestre y para Hoseok ha sido una ardua tarea convencer a su hyung que salga del apartamento o, como mínimo, de la cama, pero Yoongi alega que siempre los primeros días son una pérdida de tiempo e intenta persuadir al menor que se quede junto a él prolongando una mañana llena de mimos. A veces se rinde fácil y acepta, quitándose el pantalón para meterse bajo las frazadas.

Otras veces insiste y tira del brazo de su novio intentando removerlo, pero Yoongi se defiende.

Debe aceptar que Jimin estaba en lo cierto. Está teniendo algo muy bueno y con muchísimo más que algunos besos diarios. Tiene esa sensación que por fin todo encaja en el lugar que corresponde y a momentos le asusta que su vida esté tan equilibrada, Seokjin le dice que lo disfrute, que es el efecto "vacaciones y estar enamorado" que ya vendrán los sufrimientos cuando los profesores los saturen en exámenes y trabajos.

Aún con toda la sobrecarga académica inminente, Hobi estará a su lado y podrán refugiarse en abrazos y ánimos cuando todo esté cuesta arriba, como siempre lo han hecho, solo que ahora pueden sumarle las caricias que estaban censuradas y no previstas en su esquema relacional.

Yoongi lo disfruta. Cada sencillo elemento de la rutina juntos es reconfortante.

—Vamos, hyung, es jueves, además tienes práctica en la tarde.

—Tu mismo lo has dicho, en la tarde —se envuelve con la ropa de cama—. Deberías quedarte un rato más —pide con la voz ronca que a Hoseok se le asemeja más a un ronroneo y apenas asoma su bonita mirada oscura.

—Quiero llegar contigo —forcejea para quitarle el cobertor de encima.

Yoongi se queja, por lo general lo hace a modo de juego y si Hobi no cede y lo convence, termina por levantarse. Ahora realmente siente su cuerpo cansado y quiere reponer sus energías para la tarde, de preferencia que sus caderas no envíen señales molestas de dolor cuando esté corriendo en la cancha. Asume que debe ser el karma por reírse de Namjoon un día que disimuladamente trataba de esconder la incomodidad y sin necesidad de unir tantos cabos descubrió la razón. "Al menos no lo hagas 'abajo' antes de una práctica", le había dicho y ahora entendía su respuesta "con el entusiasmo se olvidan algunas cosas".

Y anoche había sido intenso, demasiado bueno. Literalmente sus piernas temblaban.

—Anoche llegaste conmigo, ¿no cuenta? —comenta con un deje de picardía.

Pese a que ya han hecho tanto y se conocen hasta el último de los rincones, Hoseok no puede evitar que el calor suba directo a las mejillas. Anoche decidieron un pequeño cambio de roles y piensa que quizá lo hizo muy duro, está seguro que si mira sus costados verá la marca de sus dedos en la piel blanca.

—¿Cómo te sientes, hyung? —pregunta sentándose a su lado, dejando caricias cortitas rascando el cuero cabelludo, recibiendo un relajado gemido grave como primera respuesta.

Ayer se había disculpado, ninguno de los dos pensó en la importancia de las prácticas de básquetbol, cuando debió ser una prioridad, más ahora que viajarían a un partido a otra ciudad pasado mañana. Su hyung ponía restricciones al sexo duro antes de cualquiera de sus presentaciones o ensayos fuertes. Se había sentido tan culpable, pero haberlo tenido con las rodillas hundidas en el colchón diciendo su nombre entre gemidos cada vez que se enterraba profundo anuló su capacidad para cualquier planificación futura.

—Claro, ahora te preocupa mi condición física —bromea con una expresión de falsa indignación.

—Lo siento, Yoongi hyung.

—No imaginas lo bien que se sintió —estiró los brazos como señal para que se acercara—. Negociemos, te propongo llegar al siguiente bloque de clases, pero quédate una hora más conmigo en la cama.

Cliff's Edge [TaeJin/NamMin/YoonSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora