¿No lo ve?

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¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que sucede detrás de la puerta? 

Tú estás fuera, sentada en la silla de madera más incómoda que pudieron encontrar, mirando el móvil,  esperando que pase el tiempo y sea tu turno, o en caso de la persona mayor a tu lado ,  hablar con el Manolo o la Carmen de turno y aprovechar la visita para ponerte al día con tus amigos del geriátrico y de repente en medio de ese pequeño jaleo levantas la mirada hacia la puerta y te preguntas qué estará pasando ahí dentro. ¿Por qué lo que a ti te lleva 5 minutos el resto se toma 30?¿Tan difícil es decir me duele esto o aquello? Puede que sea el dolor de cabeza o puede que sea que has llegado una maldita hora antes, pero todo te enfada y no dejas de pensar sobre lo que pasa tras esa fea puerta blanca.  Empiezas a odiar esa puerta y todas las que son como aquella, las de urgencias o  las de especialistas, cada una más fea que la anterior. ¿Será fea la puerta, o la situación que te lleva a estar frente a ella? No lo sabes, bueno, en realidad si, un poco de todo, tienes odio de sobra, lo odias todo. Odias estar ahí, odias tu dolor de cabeza, odias el dolor de tus manos, odias al Manolo que no deja de toser, odias sentirte cansada, y como cada vez que ves esa puerta, lo estás más, odias los nervios anteriores a una cita, odias los meses de espera, odias las pruebas, odias los análisis, odias las preguntas sin respuestas que generan más preguntas, odias los pinchazos, odias que te toquen, odias las pastillas, odias los horarios, odias la mirada de quién te ha visto sufrir alguna de tus recaídas, odias la voz preocupada de tu madre, cuando al teléfono no podías responderle porque te estabas ahogando , odias que te traen como si te fueras a romper, odias estar rota y no saber por qué... 

La puerta se abre y es tu turno, tu corazón va a mil, tus piernas no. Sólo son unos metros pero para ti es un maratón. Después de dos semanas se supone que al fin te dirán algo...se supone. ¿Es que no lo ve? ¿ No ve, que mientras ella examina esa pantalla tus manos sudan? ¿ No ve, que mientras te recuerda algo que ya sabes, tus piernas tiemblan? ¿Es que no ve que estás esperando información nueva? ¿Por qué no dice nada? ¿ No ve la desesperación en tu mirada?...Silencio...¿Y ya está? "Pide una cita en recepción". ¡Una maldita cita para dentro de 3 meses! Aquella mujer, ve como te vas, arrastrando los pies y apretando los puños y no dice nada, no te dice que significan aquellos resultados, no te dice que todo estará bien, ni que algo está mal, sólo pasa la pelota a la siguiente puerta. Y te enfadas, otra vez, un poco más, mucho más. Estás tan enfadada que lo único que puedes hacer es callar, y esperar, otra vez, 




Lo sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora