Aiacos no dejaba de preocuparse por las enemigas que se encontraban en Cocytos, así que fue a ver que siguieran ahí sin ninguna posibilidad de escape, no hasta que se decidiera que hacer con ellas cuatro.
Desde lejos pudo observarlas, parecían muy confundidas, un par de ellas reían y las otras dos lloraban.
¿Se habrían vuelto locas?La curiosidad le carcomía, así que se acercó un poco más, claro esta, con la precaución de no ser visto ni detectado.
Escucho como decían ser libres de la maldición de Ares, de volver a recuperar su humanidad.
No tenía idea de a que se referían pero por lo que entendió, Ares les había robado sus identidades y su mortalidad.
Esmeralda sintió que las observaban, intentó localizar alguna presencia de sus antes enemigos por encargo, pero no, no había nadie.
Zafiro: Este maldito hielo me esta congelando hasta los pensamientos....
Esmeralda: Desde que desperté no siento mi cuerpo.
Rubí: Ya dejen de lloriquear y mejor concentrence en como salir y como convencer a los espectros para que nos dejen en paz.
Diamante: No tenemos porque arrodillarnos ante ellos. Sabíamos lo que nos esperaba por atacar las puertas del Tártaro.
Rubí: Vaya que hicimos historia compañeras.
Esmeralda: Y nos están convirtiendo en paletas parlantes.
Zafiro: Ya sé, hay que ponernos al servicio de Hades o de los dioses del sueño y de la muerte.
Diamante: Podría ser, después de todo, hay que ser razonables, ¿a donde vamos a ir? No tenemos recuerdos aún de nuestros nombres y el mundo es un caos.
Rubí: Además, hay que hacer algo para ganarnos la vida literalmente, porque si es verdad que volvimos a ser mortales, nos vamos a morir aquí.
Esmeralda: Osea que nos vamos a hospedar eternamente en este hotel del lujo...nótese el sarcasmo.
Diamante: Pues ya esta dicho, hay que hablar con los espectros, el primero que venga.
Rubí: Aunque de seguro que nos va a querer rematar.
Zafiro: No hay opción más que hablar y convencerlos. No quiero morir de esta forma tan patética, digo, yo esperaba morir luchando, no congelandome en un refrigerador gigante.
Esmeralda: Al menos estamos en una sola pieza, pudieron habernos descuartizado.
Una risa ronca y masculina las saco de su debate.
Diamante: ¿Quien eres?
Una figura oscura emergió entre la espesa nieta helada.
Aiacos: Soy uno de los tres jueces del inframundo, Aiacos de Garuda.
Rubí: Uno de los peces gordos de este lugar.
Esmeralda: Puede que hayas escuchado sobre nuestra resolución.
El espectro asintió.
Aiacos: Quieren servir a nuestro Señor o a los dioses gemelos.
Zafiro: Nosotras somos muy leales a nuestros amos, como se habrán dado cuenta.
Rubí: Hacemos cualquier cosa que nos manden. Incluso atacar las puertas del Tártaro.
Aiacos volvió a reír y las cuatro esperaron a que al menos tomara en cuenta su propuesta.
Diamante: Deben darnos crédito por eso.
Aiacos: ¿Como se que no siguen estando bajo las órdenes de Cronos?
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Seduciendo a Lía.
FanfictionÉsta es la continuación del libro "Seduciendo a Hades". En esta ocasión las cosas no serán tan bonitas para las chicas y sus caballeros, además de que tendrán que colaborar de nuevo con otros dioses para poder salvar el mundo, presenciaran cambios...