Capitulo X

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Me tambalee un poco mientras caminaba hacia la puerta. Los tres cuerpos que estaban conmigo yacían en el suelo sin hacer movimiento alguno. El dolor en mí, fue disminuyendo con la ayuda de uno de los Runix sanadores que me hace soportar el dolor.

Llame al Runix rosa que me da fuerza, y con facilidad hice caer la puerta. Comencé a correr sin rumbo alguno, cualquiera que se atravesara en mi camino era enviado hacia el piso con el mínimo toque que les daba. Salí del estrecho pasillo y subí dos escaleras.

Mi sentido de la audición se desarrolló junto con el de la vista, vi como guardias comenzaban a reunirse, el rey comenzaba a despertar y un cuervo se aproximaba a encender la alarma, segundos después se escuchó la sirena y el pasillo se vio envuelto en una luz roja. Escuche pasos, alguien se acercaba, con mi vista mejorada levante mi brazo y lance ondas de energía, vi cómo está pasó la pared con facilidad y cinco guardias caían electrocutados, su cuerpo quemándose y yo disfrutando del sonido de su piel chismorreando.

Crucé el pasillo y subí lo que parecía ser una última escalera, los cuerpos quemados en carne viva yacían tirados ahí. Un gran salón se contempló ante mí. Mujeres de servicio iban de allá para acá corriendo, una de ellas me vio y el temor se filtró en su mirada. Sonreí con educación e hice una pequeña reverencia aunque ella no pertenecía a tal cosa.

No me quede para ver su reacción, simplemente retome mi carrera y me dirigí a la ventana más cercana. Note que estaba en la parte trasera del palacio, por lo que debería correr hacia el bosque que rodea tal estructura.

Bosque que ellos conocen de arriba hacia abajo. Dude un poco pero no me detuve. Di unos pasos hacia atrás y luego tomé impulso para correr hacia la ventana. Guardias salieron de un pasillo a mi izquierda y levantaron sus armas. Justo cuando dispararon, yo traspase la ventana llenándome de unos cuantos cortes.

Rodé por varios segundos, mi cuerpo dolía con cada revolcada que daba. Finalmente me detuve boca arriba, mi pecho subía y bajaba con rudeza. La adrenalina me invadió y yo reí con entusiasmo. Me levanté y corrí sin detención alguna.

A mis espaldas disparos comenzaron a ser lanzados. Una onda de energía salió de mi cuerpo y el grito de los guardias vino después. Uno de los Runix se aprovechó de la situación y dio acto de presencia para que mis pies tomarán más velocidad.

Me adentre en el bosque, y corrí sin rumbo alguno. Aunque sin mentir, el Runix me daba pequeños jalones para guiarme hacia donde ellos querían que fuera.

Ya llevaba rato corriendo y estaba por rodear un árbol, cuando de repente una flecha se incrusto en la madera a unos centímetros de mi cara. Di un salto por la sorpresa que me dio, voltee y note a las colibríes a unos cuantos metros de mí, a su lado los cuervos lucían intimidantes, con sus armas apuntándome.

– ¡Regresa al palacio Rousell! – Gritó una de las chicas alzando su arco.

Hago una mueca divertida al ver su postura.

¿De verdad piensa que una flecha pue...?

Dolor.

Retiro lo dicho.

Suelto un quejido cuando una flecha más se clava en mi costado. Sujeto una con mi mano y la saco de mí, poco a poco voy retrocediendo. Con mi otra mano lanzó una onda más fuerte, y voy empujando árboles para que estos caigan y tranquen el camino.

Me volteo luego de quitar las flechas de mi cuerpo y sigo corriendo, me limito a salir de ahí, claro, no antes de lanzar un rayo al suelo e iniciar un incendio.

(***)

– ¡Basta! – Grito lanzándome al suelo cubierto de hojas secas.

Si no me equivoco han pasado ya más de dos horas y no he llegado a ningún sitio en específico. El Runix no deja de darme toques eléctricos para que yo continúe, pero me canse de ver solo árboles y piedras. Me recuesto contra el suelo y respiro de manera agitada, intento recuperar todo el aire perdido con cada bocanada que agarro.

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