Capitulo II

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Apunto y disparo

El venado cae y los demás corren.

– ¿No te cansas de matarlos? – Una voz dice con fastidio. Me volteo a verlo.

El rubio me mira con el ceño fruncido, aferrándose más a la rama en la que estamos sentados, por segundos su mirada va del venado en el suelo, a la mía. Luego de un momento suelta un suspiro y baja.

Imito la acción de Harrick y me posiciono a su lado, el no deja de mirarme de reojo esperando que yo diga una respuesta válida para él. Pero como siempre, respondo lo mismo...

– Debo sobrevivir, sin comida no sobrevivo.

Escucho su resoplido y me río de manera baja.

–Sabes que podemos ir a Leston – Detiene su paso  – Ese lugar es casi un pueblo fantasma, no deberías preocuparte.

Ruedo los ojos.

Con Harrick siempre era lo mismo, me buscaba, me acompañaba a cazar y terminaba reprochándome cada vez que mataba a un animal. Su corazón fuerte a veces tenía sus momentos débiles, y este era uno de ellos.

Aún recuerdo cuando lo conocí. Era de los chicos que se metía en problemas sin parar, intento robarme y de un golpe lo aleje de mí, me dio lastima y pena, no se veía malo, solo era un chico más con problemas.

Lo ayude en cada momento que se presentara a mi o yo a él, desde entonces comenzó a cambiar y se convirtió en mi compañero de aventuras.

Si se podía decir así, claro.

– No puedo bajar al pueblo, tengo mucho que hacer – Respondo retomando la caminata. Cuando llego al venado le quito la flecha de su cuello y me aparto.

– Tu querido príncipe no hará nada hoy – Murmura – Es día nacional, tiene una imagen que mantener.

– Espiar a la realeza no es lo único que hago...

–Claro, y dime... - Me gira con su mano posicionada en mi hombro - ¿Qué otra cosa haces que no sea espiar, cazar y estar conmigo para no llorar con tu soledad?

Mi boca se convierte en una línea recta.

Lo malo de haber estado conmigo casi desde lo sucedido es que me conocía bastante bien como para saber cada uno de mis movimientos. Él sabía mi historia, él sabía lo que pretendía, y nunca se opuso a aquello, en su lugar me quiso ayudar, pero eso no significaba que estuviera de acuerdo con todo.

Él no quería asesinar, y eso es a lo que yo estaba dispuesta hacer.

Harrick era lo más cercano que tenía a una familia aquí, él era el que se encargaba de buscar soluciones de manera positiva mientras que yo me iba por lo rápido, lo cual terminaba siendo cruel.

–¿Entonces?... – Insistió.

Salí de mis pensamientos y le di la espalda para acercarme al venado otra vez.

–A veces eres irritante – Fue lo que dije antes de sacar el cuchillo de mis botas.

(***)

– ¿Solo cuatro?

– Si – Vuelvo a reafirmar.

Solo cuatro secretos eran los que mi papá tenía en sus manos. Solo cuatro que no eran los suficientes para derrocar.

– ¿Y dónde están los demás?, tu solo tienes dos – La confusión en el rostro del rubio me hace dudar.

Si, solo tenía dos, el que encontré en el establo y otro en el sótano de la graja, no más.

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