B E A T I N G H E A R T

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Kιηgsmαη —

Había sido un día frustrante.
La misión no estaba yendo cómo esperábamos, Merlín nos envío a investigar una zona en medio de la nada.
Vaya mierda de lugar, andabamos entre la maleza camino al refugio, con un montón de insectos tratando de picarnos.

Iba detrás de Eggsy echando maldiciones por doquier hasta que nos topamos con la valla de alambre.
El refugio estaba justo después de la valla, gracias a Dios.

Miré a Roxy, que venía callada y cabizbaja. Sonrió con alivio al darse cuenta de que ya estabamos cerca.

¿Crees que ya la hayan electrificado?—Pregunté a Eggsy.

Probablemente.

Antes de que Eggsy tratara de revisar la valla, un tipo salió entre la maleza y se fue contra Roxy.
El hombre parecía bien entrenado, por que ni ella pudo contra él y tuvimos que entrar nosotros.

Sólo pude ver su pelo castaño y unos ojos tan oscuros, le tiré el arma al suelo antes de que le pegara un par de tiros a Roxy, que se recuperaba de un buen golpe en la mandíbula. Sentí su codo en mis costillas y me ví obligada a soltarle.

Pude pegarle tres tiros en la cabeza, algo demasiado tarde, por que ya había empujado a Eggsy contra la valla. Sólo miré a mi chico cayendo al suelo completamente inmóvil.

Su nombre salió de lo profundo de mi garganta, fuí al suelo a su lado mientras una ligera nube de humo estaba junto a la valla.
El tipo que nos atacó estaba casi a mi lado, mientras la sangre salía de su cabeza por culpa de las balas.

Roxy venía a mí con la preocupación escrita en el rostro.

La sangre se escurrió de los oídos de Eggsy. No tenía pulso, mierda.

Empecé con la labor de traerlo a la vida, presionaba contra su pecho y le daba respiración una y otra vez.
Cada maldito segundo que pasó y no despertaba se me hizo tan eterno.
Roxy pedía ayuda a Merlín, mientras que sostenía la mano de Eggsy.

—Por amor de Dios Eggsy, responde.

No funcionaba. Mis esperanzas comenzaron a morir lentamente, sentía cómo si estuvieran aplastando mi corazón, la desesperación estaba torturándome.

—Joder, Eggsy.

Le rogaba por que despertara, me fuí debilitando cada vez más. Ya no había más remedio.
Veía borroso por culpa de las lágrimas, Roxy me miró con tristeza y apretó su mano con fuerza.
Repetí los ejercicios una última vez, sin esperanza de que reaccionara.

En cuanto me aparté de sus labios, Eggsy jaló todo el aire posible y su pecho subía y bajaba de nuevo.
Roxy se echó para adelante mientras lo miraba asustada.

Tomé su mano y me apretó ligeramente, estaba temblando y lo único que hice fue pegarme a su pecho mientras lloraba.

Mierda Eggsy, tu corazón se detuvo.

Su mano en mi cabeza acarició con ternura. Sentía que vomitaría por el susto.

Tranquila, ya está funcionando. —Jadeó mientras trataba de tranquilizarse.

No lo sofoques demasiado. —Dijo Roxy levantándose sin antes darle unas palmadas en el brazo a Eggsy.

Lo ayudé a levantarse, no iba a soltarlo definitivamente.
Rodeé su estómago y me hundí en su cuello, su manos fueron a mi espalda y sobaba cariñosamente.

Estoy bien, no te preocupes o te hará daño. —Susurró dándome un beso en la frente.

Vaya susto que nos pones Eggsy, casi me matas de pura preocupación. —Le dijo Roxy, que se tallaba la frente. —Debería patearte por eso.

Sentí la ligera risa se Eggsy, me aparte mientras le dedicaba una mirada con odio, no odio precisamente, pero si con cierto grado de humor.

—Ni se te ocurra morirte, cabrón. —Lo amenazó Roxy.

Me reí por su comentario y besé a Eggsy cómo si estuviésemos solos.
Escuché maldecir a Roxy, sí, fue atrevido pero Eggsy no me detuvo.

—Basta par de tórtolos, me harán vomitar. —Comentó. —Hey, Merlín, Eggsy ya está sano y salvo. —Avisó por los lentes.

Seguimos con el beso hasta que Eggsy quiso.

Es mejor que paremos, o las cosas se saldrán de control. —Susurró cerca de mis labios. —Tú sabes.

Le sonreí juguetona.

Ni estando al borde de la muerte se te quita lo caliente. —Dije.

Me guiñó el ojo mientras limpiaba la sangre de sus oídos
Roxy a unos cuentos pasos de nosotros seguía con su mal humor.

Relájate Rox. —Le dijo Eggsy.

Huy, sí.

Burlamos a Roxy, a esa mujer le hace falta alguien que le quite ese humor de mierda que se carga.

¿Merlín no ha dicho nada importante? —Pregunté.

—¿Importante? —Replicó.

—¿Cómo que te ama?

Eggsy rió por lo bajo, ya llevábamos tiempo burlándola con Merlín. Se veía que había cierto grado de atención especial entre ellos dos.

—Oh, púdranse los dos.

TARON  EGERTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora