A W O R L D A L O N E

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Este fuego lento espera mientras se vuelve oscuro. Mirando la copa de vino perdiéndome en mis pensamientos mientras que mis amigos hablan sin parar.
Hablan del trabajo, de negocios, y yo me la paso estudiando el suelo.

A mi lado Gab, que se pierde dentro de la pantalla de su móvil. Tal vez el internet nos revivió, o tal vez... no.

La gente es idiota.

La gente está hablando, hablando idioteces acerca de mi "amistad" con Eggsy, "el ladronzuelo". Probablemente sea eso, pero estoy segura que ese chico tiene el corazón más bondadoso que todos estos idiotas. Y además, no es sólo mi amigo.

Todavía recuerdo cuando mi familia y yo no teníamos ni un centavo, había una fuerte tormenta y no teníamos nada que comer. Eggsy llamó a la puerta por la tarde con comida para todos. Cuándo le pregunté que de dónde lo había sacado, sólo dijo:
“Sólo conseguí un poco de plata y la cambié por esto, espero te ayude”.
Y esos bastardos aún sabiendo nuestra situación, jamás mostraron las narices.

¿Y cómo ha estado tu amigo? Eggsy, era su nombre, ¿cierto? —Preguntó Gab.

—Muy bien.

—¿Ya ha dejado de hacer sus transacciones? últimamente no lo he visto.

Los demás se ponían rudos en el tema de Eggsy, tratando de salirse con la suya. Estaba empezando a irritarme.

Levanté la copa.

Brindo por que algún día dejen de ser todos unos hipócritas.

Su sorpresa fue instantánea, mi madre me lanzó una mirada de desaprobación. No podía aguantarlos más. Me levanté de la mesa.

Compermiso.

Mamá no intentó detenerme, sólo escuché disculparse con ellos por mi grosería. Salí de casa hechando humo por las orejas, pueden decir de mí lo que se les dé la gana, pero sobre Eggsy, a él ni se les ocurra tocarlo.

De todos ellos que dicen ser mis amigos, Eggsy ha sido el único que siempre ha estado conmigo en todo momento. Así sea un buen día o uno malo, él siempre está ahí.

Fuí a buscarlo, vivímos en la misma cuadra. La noche estaba fría y metí mis manos a los bolsillos de mi pantalón. Qué idea la mía salir sin abrigo.

En mi cabeza andaba aquél día, hace un par de años, cuando Eggsy se enteró que mi ex novio intentó pegarme, fue a buscarlo y le dió soberana paliza. Ese día llegó a casa con un labio roto y tuve que curárselo. Lo recuerdo abrazándome consolando mi corazón roto y haciendo cualquier tontería con tal de sacarme una sonrisa, no le importaba verse ridículo.

Suspiré profundamente y una nube de frío salió de mi boca.

Las luces de su casa estaban prendidas, noté que no estaba aquél auto amarillo de su padrastro, ¿Dean no está en casa? es extraño.

Toqué la puerta y escuché un gruñido, estaba equivocada, Dean si estaba en casa. La madre de Eggsy, Michelle, me abrió y sonrió preocupada.

—Buenas noches, Señora Unwin. ¿Eggsy está en casa?

Ví cómo negó la cabeza y escuché a Dean venir. Empujó a Michelle y se paró frente a mí, furioso.

—¿Dónde está? —Preguntó.

—¿Qué? ¿de qué habla?

—¿Dónde está ese vago? no te hagas la desentendida por que sé que estás con él.

—¡Dean! —Le gritó apartándolo con todas sus fuerzas. —¡No la involucres en esto!

Me preocupé enseguida, ¿Eggsy? ¿dónde estaba? espero que este tipo no le haya hecho nada.

TARON  EGERTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora