H O M E T O W N

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Cuando bajé del autobús y puse los pies sobre la tierra, aspiré todo el aire posible. La brisa de la costa me envolvía y un sin fin de emociones se alojaron en mi pecho; en mi corazón.
Estuve toda mi vida en este lugar, hasta que un día me decidí a salir de mi pueblo natal e ir en busca de "mis sueños" y ahora regreso de visita por unos cuantos días.

Mientras me adentraba en el lugar, miles de recuerdos pasaron por mi mente, algunas cosas habían cambiado después de cinco años.
La gente que pasaba a mi lado, sólo me miraba, cómo tratando de reconocerme y yo sólo saludaba, y con sorpresa también me respondían.

Supongo que he cambiado mucho, el nuevo ambiente de la ciudad me ha quitado el rostro angelical que antes tenía. Bueno, tuve que pasar un mar de tormentas para al fin darme cuenta de mi errónea idea sobre que el mundo es de color rosa.

Recorrí lentamente la vieja calle que daba para mi casa. Me tomé el tiempo para llegar, disfrutaba del fresco aire y veía los árboles balancearse al ritmo de este.
Me sentía calmada, al fin ese interminable ruido de los autos se había ido.

Cuando llegué a casa, mis padres me recibieron tan contentos que incluso derramaron algunas lágrimas.
Cinco años sin verlos, todo ese tiempo fue difícil recorrerlo sola.

Aún recuerdo la primera vez que llegué a la ciudad. Debo admitir que lloré toda una noche y por varias semanas me sentí tan pequeña en un lugar tan grande. Después vinieron los golpes de la vida, desesperación por el trabajo, los amigos, el estrés...
Pese a eso, pude seguir.

-No sabes lo muy feliz que estoy por volverte a ver. -Dijo mi madre estrechándome fuerte.

-Sí mamá, ha pasado tanto tiempo.
Los extrañé a todos.

Aspiré el aroma de hogar, y Dios, me ponía más nostálgica. Aquí crecí.

Me recibieron de la mejor forma, mamá hizo para comer mi platillo favorito. Tiempo sin probarlo.

-Dime cariño, ¿cómo te ha ido? -Me preguntó mi padre.

-Pues, he conseguido un trabajo fijo y ahora estoy de vacaciones. Fue bastante difícil conseguirlo, durante tres años anduve divagando.

(...)

El tiempo corrió y cuando me di cuenta de la hora, ya eran más de las tres de la tarde.
Ahora había algo en mi pecho consumiéndome: ansias.

-Por cierto, mamá. -Hablé mientras ayudaba a poner los platos en su lugar. -¿Y Taron...?

Me sentí un poco nerviosa al preguntarle sobre él, pero la curiosidad ya podía conmigo.

-¿Sigue aquí o se ha ido?

-Pues, cuando te fuiste dejé de verlo por un buen tiempo. Después simplemente salió e inició su trabajo cómo sastre.

-¿Es sastre?

-Claro, y tengo que admitir que hace buena ropa. -Halagó mi madre. -Y así se ha mantenido hasta ahora.

-¿Sigue viviendo ahí?

-Claro, ha mejorado su economía. Tiene buenas ventas.

Me quedé sorprendida y callé por un largo rato, todavía pensando en él y preguntándome si sería el mismo de siempre.

-Qué esperas hija, ve a verlo. -Dijo sacándome de mis pensamientos.

¿Es enserio?

-¿Y si me odia?

-Oh, vamos. -Insistió. -Ve a verlo, estará feliz de verte.

TARON  EGERTONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora