ＴＡＲＯＮ ＥＧＥＲＴＯＮ

T I N Y D A N C E R

La melodía surgía, las notas bailaban alrededor del ambiente, tan tranquilo.

Probablemente Taron me mate cuando se entere de que estoy espiándolo, pero, mhm, no importa.
La música que hace con ese viejo piano de cola me deja anonadada.

Pequeña bailarina ...

La melodía llegó a su fin para mi desgracia, estuve a punto de entrar al salón de música pero otra voz me detuvo.

—Tocas hermoso.

Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas pero, mi curiosidad siempre termina ganando peso.

—Muchas gracias, Éric.

<< Oh, por lucifer. >>

Éric, ese chico que anda persiguiendo a Taron desde que inició el curso.
Maldito sea el día en que ese chico apareció y dejó babeando a mi Taron también.

Pegué mi oído a la puerta, de alguna manera, sabía que terminaría mal y con los ánimos por el suelo, pero bueno, mi curiosidad sigue siendo grande. Y lo acepto, soy masoquista.

—¿Sabes? eres un chico bastante agradable. Guapo.

Sentí las mejillas arder, la rabia y los celos comenzaban a surgir.

—Oh... —Taron calló un momento, aquél murmullo sonó nervioso. —Yo puedo decir lo mismo de ti.

Escuché reír a Éric.

—Espero que consideres la idea de salir conmigo algún día. —Propuso Éric. —¿Quieres?

—Mhm... pues, lo pensaré.

—Bien, puedes buscarme cuando quieras, Egerton.

Cuando escuché pasos viniendo a mí, corrí lo más que pude alejándome de la puerta. Me perdí entre un pasillo.
Mis mejillas ardían y mis ojos se empañaron.

Duele.

Duele que tu amor no sea correspondido, llevó años enamorada de ese chico talentoso; al principio intenté conquistarlo, luego me confesó sus preferencias sexuales y allí todo se me vino al carajo.

No tengo nada en contra de ellos, sólo que... ¿por qué él? ¿por qué tuvo que ser así, por qué me enamoré de él?
Es que eso es inevitable, un chico inteligente, con gran sentido del humor y atractivo te hace caer en seguida.

La mayoría de las chicas en el instituto tienen un amor hacía Taron, pero claro, ellas no se acercan por que saben que no gusta de las mujeres.

Aún recuerdo a Ellie, tratando de seducirlo con un baile bastante erótico y él no respondió ante sus intentos por llamar su atención.

Aún así, todo eso duele. Ahora me he convertido en su mejor amiga, eso es lo único que puedo ser para él.

[...]

—¿Por qué esa cara, Kim? —preguntó el castaño mientras íbamos a casa juntos. —¿Ellie te molestó otra vez?

—Oh, no es nada. —levanté la vista del suelo y lo miré, tratando de mostrarle mi mejor sonrisa.

—¿Segura? no me gusta verte así.

Asentí y me sonrió, pasó un brazo por encima de mis hombros.
Mi corazón se acelero por su tacto, estúpido corazón.

—Oye, mi mamá tuvo un viaje de emergencia a Los Ángeles y no estará en casa por un tiempo. ¿Podrías pasar este día conmigo? al fin, tu mamá tampoco está en casa.