PERDIENDO MI NORTE (Taejin/Kookjin)

서른 여덟

Taehyung
Conduzco al límite de velocidad, habían pasado ya quince minutos desde que deposité a Jin sobre el asiento completamente reclinado del copiloto. Su cuerpo da leves indicios de despertar pronto.

Aún desconozco las excusas que le inventaré. Mis motivos para tomar esta decisión se remiten al genuino anhelo de tenerlo cerca otra vez.
Preguntarle al corazón de dónde viene tanta locura significa obtener la misma terca respuesta: ¡Quiero a Jin!

He buscado por cada rincón la cura a esta ferviente necesidad, he fracasado torpemente en esta guerra donde me encuentro desarmado.
Si intento apuñalar con indiferencia, su perfume y risa funden la daga; si quiero disparar injurias letales contra su intromisión en mis días, la calidez de los buenos momentos juntos son entonces su mejor escudo, y si pudiera levantar mi puño resentido en su contra, las palabras «te amo» resbalando por su tierna lengua, harían polvo mis huesos.

Quien me llamó monstruo, puso mi cuello en la guillotina y finalmente echó el cuerpo al vacío; ahora se estremece sobre su sitio, abriendo los ojos de a poco.

Su mirada aletargada vaga por el entorno poco familiar hasta posarse en mí, es ahí cuando empuja su estupor lejos y se sienta violentamente, aunque el cinturón de seguridad impide libertad a su torso.

-¡Estás loco ¿Cómo se te ocurre secuestrarme?!-exclama, desabrochando la cinta.

Ignoro tanto como puedo sus reclamos siguientes, pero mi atención termina dividida entre la carretera y él que quiere abrir la puerta.
-¡Quita el seguro!-exige tratando en vano de forzar su escape.

Agobiado por el encierro comienza a golpear la ventana repetidamente, iba lastimarse las manos.
Siempre me lo hace difícil.

Con un giro violento del volante derrapo fuera del asfaltado, quito el seguro y planto el auto, rodeo por delante, atrapando por el brazo a Jin quien apenas aparqué salió corriendo.

-La herida quema más de lo que esperaba-es mi explicación cuando hago a su espalda chocar contra la camioneta y mi pecho aplasta el suyo.

Inevitablemente inhalo su dulce fragancia, mi nariz roza su pabellón auricular, mis manos se ciñen a su fina cintura. El ardor añorante cede ante el cálido contacto, ya no me siento sangrar.
Casi podría llorar de alivio.

-Si necesitarte es malo mi corazón no lo sabe-murmuro, frotando nuestras mejillas.
-¿Tampoco le importa mi íntima relación con Jungkook?-cuestiona mi orgullo.

-«Me hace sentir pleno» dijiste, entonces ¿por qué mi toque sigue haciéndote temblar?-murmuro jadeante, mis ganas de besarlo son extenuantes.

Las palabras surten el efecto deseado, él tirita, electricidad corre sobre su piel cuando beso suavemente la carne detrás su oreja, seguidamente muevo la cabeza para verlo a los ojos con resolución.
-Comprueba frente a mí tu indiferencia, posa tu boca en mis labios sin sentir nada, bésame-le exijo, apretando más nuestros cuerpos.

-Me niego-rehuye mi mirada, sabe que sus ojos lo delatan.
-Bien, entonces pasaremos tiempo juntos hasta que lo admitas-le doy su espacio-Sube al auto-ordeno.

-No iré contigo.
-Tampoco lo estaba suplicando-vuelvo a cargarlo y meterlo en el vehículo-Mantente ahí o voy a usar el cloroformo de nuevo.

-¡Idiota!
-De monstruo a idiota, vamos progresando-hablo para mí, luego de cerrar su puerta.

Me pongo tras el volante y antes de poner el auto en marcha le echo una mirada. Tiene los brazos cruzados, ceño fruncido y un leve e inconsciente puchero arruina su imagen amenzante, sustituyéndola por una adorable.