PERDIENDO MI NORTE (Taejin/Kookjin)

셋

Ya estoy cambiado y pulcro. Todo mi traje revisado una y otra vez para evitar hasta la más mínima pelusa. Hace años que no veía a mi padre, pero de algo estaba seguro: ese lado suyo perfeccionista y exhaustivo no desaparecería nunca, al menos no cuando se trataba de mí.

Al salir de la habitación no puedo evitar llevar mi mirada hacia el hermoso cuadro frente a mí, nunca antes lo había visto. Apenas ahora empiezo a notar que la casa fue remodelada casi por completo, muy pocas cosas concordaban con mis recuerdos. Al menos mi habitación estaba intacta, aunque no estaba muy seguro de que fuera porque respetan mi privacidad.

—El auto está listo joven. ¿Desea que nos vayamos ya?
Asiento y me subo dentro del auto que creo también fue renovado, es tan lujoso y cómodo.
A mi madre siempre le ha gustado pregonar su dinero y poder, pero a veces simplemente exagera.

La empresa es tal cual la recuerdo, montón de gente con traje formal, elevadores subiendo y bajando continuamente, olor a café. Sólo una cosa cambió, las recepcionistas ya no son tan sonrientes conmigo desde que había dejado de ser el niño de papá.

—Su padre lo espera joven Kim— dijo la secretaria de mi padre, también era nueva, debo decir me agradaba más la anterior, su mirada no me hacia sentir tan extraño y fuera de lugar como la de ella.

Muevo de manera incómoda el cuerpo en dirección a su despacho, abro la puerta y me adentro en él. Tras levantar la mirada veo la expresión dura y fría en la cara de mi padre, no ha cambiado la manera en que me ve.

—Ya vas a saludar Seokjin o ¿cuánto tiempo más planeas quedarte arrinconado?— su voz era tan cortante e hiriente como hace dos años que decidí contarle sobre mi orientación sexual.
—Buenas tardes padre yo...

—Ya calla, Seokjin. Creía que este tiempo te serviría para hacerte más fuerte, confiado, pero sólo obtengo un niño más asustadizo—brama mi padre notablemente irritado.
—Siento mucho molestarte, pero fuiste tú quien me pidió que volviera, así que dime por qué...—me detengo al notar el nudo en mi garganta ascender, prometiendo quebrar mi voz si continúo.

Mi padre se masajea las cienes para luego volver a dirigir sus ojos cargados de molestia.
—Seokjin, no me interesa alargar esta charla por tanto iré al grano. Vas a casarte dentro algún tiempo, el estipulado por la otra parte, que espero sea dentro de poco y...
—Perdón—interrumpo muy desconcertado, aún sin poder creer sus palabras—¿De qué estás hablando? tú no puedes decidir eso, tú...

—No hagas un drama de esto, es más, deberías estar agradecido ya que será un chico—su expresión denotando aversión al decir esa última palabra—no tienes idea de lo mucho que me cuesta aceptar tus preferencias, pero ya ves lo hice y ahora te casaras con él y punto.

«¿Cómo? ¿un chico?». Mi recatado padre, ahora está obligándome a casarme con un chico.
Sé que me arrepentiría de preguntar, pero necesito saber que perversas razones lo llevaron a esto.

—Tu detestas mis preferencias...¿Qué te hace obviar ese detalle?
Mi padre me dedica una mirada de: "no seas estúpido" antes de hablarme con todo el tono prepotente que le es posible.
—Desde luego no estoy feliz de aceptar frente al mundo tu enfermedad mental; sin embargo mis lamentaciones no me traen ganancias a diferencia de tu próximo enlace. Si al final resultaras siendo eso que eres,  al menos que valga la pena.

Sabía que la respuesta sería terrible, pero jamás creí que sería tan despreciable como esto. No podía evitar mirarlo atónito, él ya ni siquiera me veía como la oveja negra de la familia, ahora no soy más que un objeto defectuoso con una etiqueta que decía para quien lo quiera mientras pueda pagar por las molestias que causó en estos años.