하나

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Los rayos de sol empezaban a invadir la habitación, molestando a mis párpados ya que aún no estaba listo para despertar. No había dormido más que un par de horas o al menos así se sentía, porque estaba agotado.

La luz haciéndose cada vez más brillante fue suficiente para saber que no podía seguir ignorando que ya amaneció y tenía que levantarme. De mala gana comencé a moverme e intenté desperezarme, pero mi brazo derecho estaba atrapado bajo algo cálido y suave. Volteo a ver que era aquello, encontrándome con sus delicadas facciones, el pelo cubriéndole la frente y su pecho descubierto subiendo y bajando lentamente. Seguí observándolo durante algún tiempo más, aún no me recuperaba del sueño.

Sentir su respiración tan relajada contradictoriamente hizo que los recuerdos de la noche anterior llegaran de manera violenta y abrupta. Cada pieza de la noche anterior cayendo en su lugar, retumbando en mi cabeza. Recordé porque me encontraba aquí en esta cama junto a él, (quien estaba desnudo) formando una sonrisa lastimera en mi cara; ciertamente lo que pasó ayer no era para nada agradable.

Retiré mi brazo muy lentamente para evitar despertarlo, lo cual fue fácil ya que él era liviano y su sueño era profundo, seguidamente me puse en pie dirigiéndome hacia el balcón. Necesitaba aire fresco pues no habían pasado ni cinco minutos desde que abrí los ojos y ya tenía una jaqueca de los mil demonios.

Una vez fuera, acerqué la espalda a la pared, la cual se sentía bastante fría contra mi piel, deslizándome por ella hasta llegar al suelo. Los recuerdos de las últimas veinticuatro horas estaban llegando sin piedad, incrementando el dolor de cabeza, uno tras otro, hasta detenerse en aquel, ese que hacía que mi estómago se estrujara, estaba tan fresco que era como volver a tener su cara pálida, sus ojos sin vida, su torso cubierto por ese líquido espeso y rojo frente a mí de nuevo, todo aquello estaba impreso en mi mente dejándome un mal sabor en la boca, haciéndome estremecer pues había algo más que el hecho de haber presenciado una muerte o mejor dicho...
-Un homicidio - dije mientras las náuseas volvían tras recordar la escena.

Lo peor... era que yo fui el cómplice de ello y para colmo el autor dormía plácidamente en la cama que acababa de abandonar y a la cual volvería cuando él despertara para abrazarlo y decirle que todo estaría bien. Sí, yo le diría la última palabra adecuada para esta situación. No tengo idea de cómo haré para callar a los demonios que perturbarán su mente al despertar cuando ni siquiera puedo con los míos, que de alguna manera eran más, después de todo esto era mi culpa.

Miré hacia la habitación posando mi mirada nuevamente en él, deseando que no despertara pronto ya que lo único que podía hacer era decirle cosas que no creía y que sonarían poco convincentes porque lo único de lo que estaba seguro en este momento es que sin importar que, jamás lo abandonaría.

PERDIENDO MI NORTE (Taejin/Kookjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora