CAPÍTULO 2: Buscando un motivo

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Mis piernas temblaban, mi respiración se exaltaba cada vez más y más, mientras apoyaba mis brazos en el piso para lograr levantarme. Me paré al lado derecho del cadáver, lo observé durante un largo tiempo, y fué cuando me empecé a cuestionar: ¿Quién era este sujeto? ¿Tenía familia? ¿Por qué estaba en esas condiciones?. Pero sobre todo: ¿Cual fué el motivo por el cual ese caballero lo arrojó por esa ventanilla?. Sabía perfectamente que no podía responder ninguna de mis preguntas si seguía parado allí sin hacer nada, así que agarré la llave que estaba en su cuello, camine unos pasos, y detrás de una pequeña pared rota, se encontraba una puerta de metal y oxidada. Cuando la ví me alivie bastante, sabía que podría escapar rompiéndola, ya que el metal se estaba cayendo a pedazos, o simplemente usar la llave que estaba en el cadáver, y como no poseía fuerza en mi cuerpo, no me quedó otra opción más que usar la llave, pero justo cuando estaba apunto de franquear la puerta, le dió un shock a mi cabeza: ¿Por qué motivo ese caballero ató esa llave al cuerpo, y luego lo arrojó? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué se le pasó por la cabeza? ¿Quiere sacarme del lugar al que me condenó? Sin embargo, sabía que no iba a poder responder nada de lo que me estaba preguntando si no actuaba, así que con valor y temblor en mis manos, abrí la puerta y di el primer paso fuera de mi celda. Sentí muchos escalofríos cuando toque el piso frío, totalmente sucio y pegajoso. Mientras caminaba por ese pasillo semi oscuro y tenebroso, escuchaba a alguien llorar y golpear con una espada la pared. Llegado ese punto, sabía que no tenía que quedarme quieto y sin hacer nada, así que sin pensarlo seguí caminando y pasé por al lado de otra persona, igual a mi. Su piel estaba podrida, su ropa rota y sus ojos negros y vacíos, con un pequeño brillo rojo, parecía que no tenía alma, tampoco me sorprendió mucho, después de todo, parece que yo tampoco poseo ninguna. Pero él tenía algo que lo diferenciaba de mí: Su espada, el poseía una espada corta, gris y rota, intenté hablar con él, pero era en vano, él solo seguía llorando y lamentando su existencia. Me di cuenta rápidamente, si poseía una espada, puede ser que la haya encontrado en algún lugar, o tal ves fué encerrado en una celda con ella. Y si el poseía un objeto: ¿Por qué yo no? Empecé a buscar por todo mi cuerpo, busque en los bolsillos del pantalón, y en la túnica, pero no encontraba nada, así que desesperado me arranqué la túnica y la empecé a sacudir con la poca fuerza que me quedaba, y entre mucha, tierra, polvo y pedacitos de piedra, cayó un juego de llaves de distintos colores, diseños y formas.

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