Encontrar la hoguera fué un gran cambio de aires, todo era frío, sombrío y estupefacto, pero ahora, pero ahora, todo es tan cálido. La zona en la que se encontraba la hoguera era un cuadrado perfecto rodeado de pequeñas columnas, la hoguera estaba en el centro, y alrededor había pasto, en la parte inferior del cuadrado estaba el pasillo y en frente de la hoguera estaba una gigantesca puerta sin cerradura. La verdad que esa puerta no me daba buenas vibraciones, en especial por su gran tamaño, entonces me limité a explorar la zona, pero no había mucho, solo una puerta parecida a la que estaba en mi celda, sin embargo su cerradura no encajaba con ninguna de mis llaves, y además no estaba tan oxidada como la otra, por lo cual no podía romperla o derribarla, por lo cual llegué a la conclusión de que esa puerta no se abría del lado en el que me encontraba. Entonces sólo me quedaban dos opciones, o me quedaba a descansar en la hoguera para siempre, o intentaba abrir la puerta. Estuve a punto de hacer lo primero, de no ser que le eché un último vistazo a la puerta, y la noté un poco frágil, se estaba cayendo a pedazos. Entonces intenté abrirla y para mi sorpresa, lo logré, a pesar de su inmenso tamaño, detrás de la puerta se encontraba una gigantesca habitación con grandes columnas a los costados, otra gran puerta al frente, y un gran agujero en el techo. Con tan solo mirar para arriba me daba mareos, era tal la altura de las paredes que parecía un gran asilo. Acto seguido, empecé a caminar lentamente, el ambiente era precioso, la luz entrando por ese agujero en el techo, no había ningún ruido excepto el de mis pasos, nada podría empeorar esa sensación de relajación que sentía en ese preciso y único momento, nada, excepto un gigantesco demonio cayendo del agujero con sus cortas piernas y su grueso cuerpo retumbando en el suelo y en toda la habitación. Todavía no lograba reaccionar, era tal la impresión que sentía en ese momento que no sabía que hacer, giré ligeramente mi cabeza mirando para atrás, pero la puerta se había cerrado, y cuando volvía a mirar para adelante, el demonio se acercaba corriendo con su gigantesco martillo, y yo, obviamente, inmovilizado. Cuando su martillo estaba apunto de impactar, me di cuenta de que si me moría en ese momento, nunca podría responder a mis preguntas, nunca podría saber quien soy, entonces con mis últimas fuerzas pude rodar con tal rapidez que su martillo me rozó mis piernas, y luego, me dirigí hacia una pequeña puerta abierta en la pared izquierda de esa habitación.
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Dark Souls: El Nuevo Señor
Fiksi IlmiahSinceramente, siempre quise leer un cómic o una novela sobre el complejo mundo de Dark Souls, pero como no encontraba ninguna decente, decidí hacerlo yo mismo ;)