— Hola Erika. — Dijo asfixiada Ann, cuando llegó a la boutique.
No corría porque no tuviese tiempo, sino porque pensaba que si se iba corriendo de la cafetería Creme et café podría alejarse de sus pensamientos; no tenía ganas de darle vueltas a las cosas.
—¿Pero qué te pasa? — Preguntó Erika algo preocupada por el agobio que mostraba su compañera. — No... nada que pensaba que llegaba tarde...
— Pues queda un cuarto de hora largo. — Intervino Erika mirando el reloj colgado de la blanca pared de la trastienda.
— Sí, lo sé...
Erika no estaba comiendo, al contrario de las demás costureras. A Ann ya no le impresionaba; Erika solo tenía dinero para pagar su piso de alquiler, ya que su marido se gastaba la mayoría de su dinero en el alcohol.
En cuanto la muchacha se puso su bata blanca, se sentó junto a Erika para comenzar a coser el vestido a pesar de que el resto de las modistas estuviesen terminando de comer.
Estuvieron cosiendo el vestido toda la tarde, hasta que al final consiguieron completar la parte de arriba.
Cuando llegó la hora de irse, ambas observaron el ''vestido'' sobre el maniquí. Aunque no estuviese terminado, ya se veía precioso, más aún que en el catálogo.
Ann ya emprendió camino hacia su casa, percatándose de que era la segunda noche que Bastian ya no la esperaba a la salida del trabajo.
Ya comprendía la reacción del día anterior, comprendía por qué se molestó tanto cuando le dijo que se iba a declarar a Louis.
¿Por qué el amor tenía que ser tan complicado? Qué feliz sería el resto del mundo si todas las personas tuviesen un amor correspondido.
—Hola, que pronto has salido hoy ¿no? — Preguntó Louis que justo abría la puerta cuando Ann llegaba al portal de su edificio.
— Sí... los jueves no solemos tener mucho trabajo. — Respondió Ann sin ganas. — Venga quita esa cara y sonríe, que estás muy guapa.
''Un día de estos me ponen un monumento'' pensó Ann ante su resignación.
Pensó que debería de estar enamorada de Bastian, un amor correspondido y sin duda un amor que le traería mucha felicidad pero, sin embargo estaba enteramente enamora de Louis.
Ann se limitó a reír sin parar de mirarle con adoración.
—¿Sabes? Hoy voy a llevar a tu hermana a tomar algo a un sitio especial. — Dijo con satisfacción Louis que no paraba de sonreír.
Lo cierto es que Ann no sabía cómo Louis podía pasarse la vida sonriendo a pesar de todo. Siempre sonreía y ponía buena cara. Cuando parecía que ya no podía sonreír más, llegaba otra risa aún más grande.
--¿A dónde iréis? — Preguntó sin interés. Sinceramente prefería no saber los detalles de la relación de Bianca y Louis; si se iban a lugares bonitos o caros, prefería no enterarse. — Al mismo sitio de siempre, a Loisir . — Respondió Louis subiendo las escaleras hacia el primer piso. El bar Loisir era el pub más próximo a la boutique y al edificio de Ann, Louis y Bianca. Ann solía ir allí desde que se tomó aquellas dos asquerosas cervezas con Carlotta. — ¿Y eso que tiene de especial? — Preguntó de nuevo Ann que no le encontraba nada de particular a la idea de Louis. — Pues tiene de especial que es reservado. — Respondió Louis con una gran sonrisa que Ann supo corresponder.
Louis subió las escaleras sin parar de hablar, aunque Ann no se molestase en escucharle, ya que estaba absorta en sus pensamientos.
— Hola cariño — Saludó Louis dándole un beso en la mejilla a su novia. — ¿qué hace la mujer más guapa del mundo? — Dijo el muchacho cuando Ann se estaba en su cuarto. — ¿Y tú que haces así de contento? — Preguntó Bianca apoyándose en el marco de la puerta del salón. — Invitarte a tomar una copa. — Contestó Louis con la mejor de sus sonrisas. — tú y yo en un sitio fino ¿qué te parece? —¿Y ese ataque repentino de generosidad? — Preguntó Bianca con una sonrisa irónica. — Pues... porque sí. Por favor no me digas de nuevo que no tienes ganas. — Suplicó Louis.
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La otra cara de los sueños
Romansa1952. París, moda, lujos, dinero, glamour... y Ann, totalmente enamora de la persona menos adecuada. Louis; el novio de su hermana mayor. Cuando se mudó a París junto a su hermana, jamás se hubiera imaginado su asombroso destino, rodeada de lo q...