Cap. 13. Rescatando a Eren

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Mierda, mierda, mierda, ¿cómo ha podido pasar esto? Todo mi escuadrón muerto y me encuentro a la chica rara persiguiendo a la titán hembra, le he preguntado si creía que Eren estaba vivo y me ha dicho que está segura que sí. Algo en mi interior también me lo confirma.
He de ir a rescatarlo rápidamente antes de que le pase nada malo. Le digo a la muchacha que la distraiga mientras yo ataco a la titán, soy capaz de tumbarla aunque se mantiene pegada a un árbol con la mano izquierda en su nuca, si lo logra pueden llevárselo o devorarlo. No podemos permitírnoslo.

Ataco, mis movimientos son tan rápidos que no es capaz de endurecer su cuerpo, su mano derecha cae muerta ya que le he cortado los tendones. La tipa rara se adelanta a darle el golpe de gracia, le grito que se detenga, pero no hace caso, por lo que tengo que reaccionar rápidamente para que no la mate y a la vez rescatar a Eren.

Recojo a un Eren de la boca de la titán está asquerosamente cubierto de babas, pero hemos salido con vida, y eso es lo más importante, aunque por desgracia todo mi escuadrón ha muerto. Bueno, menos yo y el mocoso. Realmente espero que valga la pena tantas vidas, le he confiado las decisiones a Erwin, él es un gran comandante y él confía que Eren sea el arma definitiva. Me siento abatido, aunque no lo demuestro, todo el grupo lo está, esta incursión ha sido un completo fracaso ya que no hemos atrapado a ningún enemigo y hemos perdido a muchos soldados.

Una vez en el cuartel voy a ver a Erwin, está hecho una mierda, y en cierta manera me alegro que le duela. Me acerco lentamente y me siento a su lado, ni siquiera me mira, sé que en breve le llamarán a la capital para informar de todo. Pasa un rato hasta que me devuelve la mirada, vuelve a tener esa determinación que siempre me ha inspirado. 

- Vamos a investigar a todos los escuadrones, la Titán sabía perfectamente donde tenía que dirigirse para llegar a Eren. No está sola.

Se levanta de la silla y se acerca a la ventana. Apoya sus manos en el alféizar y mira hacia la calle donde los transeúntes hacen su vida tranquilamente, como si no existiera una horda de titanes dispuestos a devorarnos a todos. ¿Cómo es la mente de alguien que no puede pensar en nada más que en el peligro que hay fuera? Yo lo sé porque soy igual, somos seres imperfectos incapaces de tener vidas normales. Espero que seamos la última generación que haya de vivir así.

- No es necesario que estés aquí, ves a ver cómo está Eren – me dice – ha tenido un día de mierda, como todos, es un buen momento para que le des consuelo.

- He perdido a todo mi escuadrón, ¿quién crees que necesita consuelo? – le digo con un deje de rabia.

- Eres un soldado, sabes que la vida y la muerte se conjugan en nuestro trabajo, no me jodas Levi. Asúmelo cómo hacemos todos y sigue adelante.

Frunzo mi ceño, ni siquiera se ha dignado a mirarme mientras me soltaba mierda por la boca. Pasan unos segundos en los que no digo nada, pero no me voy, lo siento pero no puedo evitar estar enojado con él, con los muertos, con Eren, con el mundo. A la mierda todo, pienso, y mientras mi cabeza bulle en pensamientos suicidas (no me malinterpretéis, sólo quiero largarme de allí y dejarlo todo), él se gira y se acerca lentamente.

- Levi, lo siento – me dice cambiando el tono. Y yo como un tonto lo acepto, le miro con tristeza y veo la suya en sus ojos azules como el cielo.

- Eres cruel – le digo.

- El mundo es cruel.

Y tiene razón.

Le abrazo, aunque debido a mi altura, el abrazo parece el de un niño buscando el consuelo de un padre. Él se queda estático, no reacciona y yo, lentamente me aparto de él. Estoy dolido por esa falta de reacción, una espina más en mi maltrecha alma.

Cojo la puerta y me largo.

Llego a la habitación y me encuentro a un Eren desconsolado.

- ¿Dónde estabas? – me pregunta.

- Con el comandante, acabando mi informe-.

- Levi, gracias, me has salvado la vida, te quiero, no sé qué haría sin ti- y sin previo aviso se abalanza sobre mí y me hace trastabillar.
Caemos encima de la cama, el mocoso encima de mí. – Te quiero. – repite. – Te quiero – me dice mientras busca mis labios con los suyos.

Nos fundimos en un beso, y por primera vez noto que yo también lo necesito. Ese contacto que Erwin no se ha dignado a darme, lo estoy recibiendo de otros labios. Baja las manos por mi espalda hasta llegar a mi cintura que la aprieta en un agarre opresivo.

- Te quiero y te necesito – me dice en un susurro cargado de deseo.

- Y yo también – le contesto.

Me dejo llevar, no tengo ganas de pensar en nada ni en nadie. Ahora mismo sólo quiero desaparecer, no físicamente si no que mi mente me haga olvidar todo.

- Hazme un  desastre – le digo, cómo si eso expiara mis culpas, porque sí, acabo de ser consciente que yo también soy responsable de las muertes de mi escuadrón.

- Levi ...-

Me arranca la camisa mientras me empieza a devorar mi pecho, mordisquea mi piel dejando marcas rojas. Siento dolor y placer a la vez. Le ayudo a que me quite los pantalones y aprovecho para colocarme encima de la cama.

- No pares Eren, aunque llore, aunque grite, no pares. – le digo.

- Levi.. – dice con voz ronca.

Su mirada da miedo, como si fuera a convertirse en un titán en ese mismo momento y a devorarme. Y lo peor de todo es que no me importa. Bruscamente busca mi ano para meter dos de sus dedos, al ver que no puede, decide escupir saliva en sus dedos, vuelve a intentarlo, duele una barbaridad, por lo que en lugar de facilitarle el acceso se lo hago más difícil. Consigue introducirlos y mientras reprimo el dolor mete un tercer dedo. Mierda, me está matando. Al rato intenta meter su pene que ha liberado del pantalón con la otra mano, ni siquiera me he dado cuenta de ello, mi mente está en un estado de embriaguez producido por el dolor y el arrepentimiento. Aprieta la punta de su glande contra mi entrada y consigue entrar unos centímetros. Duele un carajo, no puedo relajarme. Al ver que no entra más empieza a moverse buscando su propio placer, yo sólo puedo cerrar los ojos y rogar porque todo pase rápido. Por suerte acaba enseguida y se desploma encima de mí. Ni siquiera me he puesto duro. Ya lo dicen que la primera vez es una mierda.

Se recompone rápidamente, claro, es un  muchacho de 15 años, vuelve a besarme, pero yo ya no tengo ganas de su contacto. Corto el beso y me incorporo, me ha dejado la zona adolorida y eso que apenas ha metido al punta, no me quiero ni imaginar que será hacerlo del todo.

Se sienta  a mi lado, y le veo sonriente y feliz.

Maldito mocoso.

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NtA:

Lo sé, esto ha sido cruel. Pero le hacía falta a la historia. Si alguien la lee, espero que lo hayáis disfrutado.

Besos y nos leemos!!!!

El deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora