Cap. 20 Consecuencias

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No pude hacer nada.
Eso se repitió mentalmente por décima vez Erwin cuando volvió a ser golpeado por la policía militar. Sabía que le torturarían.
Los altos mandos estaban que echaban chispas con la legión de reconocimiento. Había sido un insulto la liberación del capitán Levi y habían puesto en evidencia al resto de tropas militares.
En cuanto se dieron cuenta que no podían atrapar a los sublevados Erwin fue esposado como líder del complot contra la corona y llevado a las dependencias de la policía militar donde lo pusieron dentro de una celda a la espera de nuevas noticias.
No tardaron ni 2 horas en iniciar el interrogatorio. Y no fueron amables. Empezaron la tortura a golpe limpio, su intención, conocer la posición y nombre de todos los militares sublevados.
Erwin no sabía nada.
Erwin sabía que ahora era considerado enemigo de la humanidad, lo quisiera sí o no.
Erwin tenía claro que era muy fácil que acabara ejecutado. Esto no se solucionaba con unos cuantos golpes.
Y también sabía que no pensaba permitirlo.
Después de varias horas sin conseguir ningún progreso, los torturadores lo abandonaron en la celda.
Empezó a hacer recuento metal de los daños que había sufrido. Por suerte nada de gravedad, un ojo morado, el labio partido, rozaduras en la cara, un dedo roto, moratones en el estómago y las piernas debidas a las patadas que le habían propinado. Si, no se habían ensañado, eso sólo podía decir que pensaban presentarlo en una ejecución pública y que no tardarían mucho.
Mientras se intentaba sentar para descansar del dolor que sentía, escuchó los pasos de varias personas, se preparó para lo peor, para que volvieran a iniciar el interrogatorio. Pero no pudo más que sorprenderse cuando se encontró con Hangi al otro lado de los barrotes que lo miraba con seriedad.
- Comandante, cómo se encuentra?
-  Hangi, porqué estás aquí?
- He tenido suerte,- dijo bajando la voz – estaba en las dependencias de la policía militar cuando sucedió todo por la muerte de uno de mis allegados, así que no me han considerado parte de la rebelión. Es más, creo que a usted tampoco, pero ahora mismo es lo único que tienen.
- Me lo imagino. Necesito tu ayuda.
- Por eso vengo.
- Tengo pocos números de salir vivo de aquí, me he quedado con pocos aliados. Quizás sólo te tengo a ti, Hangi.
- ¿De verdad cree que Levi estaba de acuerdo con todo esto?
- Creo que no, pero ahora eso no me sirve. LA situación es la que es y que él quisiera o no está fuera de lugar.
- No puedo darte mucha información, pero necesito que investigues a la familia Reiss, por lo que recuerdo, eran parte de la nobleza campesina y que murieron en un incendio hace unos años, pero nuestra Christa resulta llamarse Historia Reiss, y quiero tirar de ese hilo a ver dónde nos conduce. 
- No lo entiendo, Erwin, creo que hay temas más importantes. Quizás podamos cambiar tu vida por la de algún otro soldado implicado en al sublevación.
- No funcionará, llevan demasiado tiempo detrás de nosotros. Necesito algo diferente. Algo que los haga poner sobre la espada y la pared. Si no recuperamos el muro María, no sólo yo moriré. Hemos de iniciar una revolución y para ello he de sacar los trapos sucios de la clase dirigente.
- Mierda, no sé si disponemos de mucho tiempo! Me estás pidiendo algo muy difícil.
- Habla con el comandante de la policía militar, Nile Dock.
- Siempre fuimos amigos, ya en nuestra época de reclutas, seguro que puede conseguirme un juicio y así retrasar la ejecución.De acuerdo!
- Mantén en secreto esta información todo lo que puedas Hangi, no confío en nadie ahora mismo, sólo en ti.
Hangi se giró rápidamente para iniciar su investigación.

Levi se despertó sintiendo como su cuerpo era mojado y friccionado. Por puro instinto se levantó de golpe para ponerse en posición de ataque, pero unos brazos le atraparon por el camino y lo abrazaron contra un pecho grande y cálido.
- Shhh, tranquilo, soy yo.
- Pero que? – iba a decir que había pasado, pero los recuerdos se amontonaron en su mente – oh! No. ¿Pero que has hecho?
- Salvarte. – Le dijo obligándole a girar el cuello para que lo viera a los ojos - ¿no habrías hecho lo mismo?
- Mierda Eren, ¿Qué no ves en el lío que nos ahs metido?
- Me da igual! – gritó – No pienso permitir que te golpeen y no entiendo que tú no lo veas así. ¿Es que no me rescatarías tu a mí? ¿tan barato es tu amor?
- No, no quería que lo vieras así, claro que haría cualquier cosa por ti. Realmente me siento muy feliz por lo que has hecho, nadie se había preocupado nunca tanto por mí. – Y era verdad, su corazón lloraba lágrimas de alegría por sentirse tan querido, no porque quisieran algo de él, sino porque darían todo por él. – Mírame Eren.
Eren miró a los ojos de Levi, con los ojos más tristes que el capitán nunca había visto.
- Mírame – repitió mientras le besaba intensamente.
Y Eren correspondió al beso, mientras tumbaba a Levi en la cama y recorría con sus manos la espalda de este. Levi se dejó hacer, por primera vez se sentía feliz de que Eren le abrazara de esa manera y no quería pensar, sobre todo después de la semana tan horrible que había pasado.
Eren cortó el beso en la boca y empezó a repartir pequeños besos por el cuerpo del capitán que suspiraba a cada pequeño contacto. El recorrido de besos llegó hasta el ombligo y la pelusilla de su bajo vientre mientras con una mano empezaba a masturbar a su capitán y a separarle las piernas para acomodarse entremedio de ellas.
- Levi, quiero metértela.- dijo con la voz ronca.
- Hazlo – contestó con los ojos empañados de deseo.
Eren atacó de nuevo los labios del otro con fiereza mientras intentaba con una sola mano desabrocharse el pantalón. Levi le ayudó con sus manos a quitárselo sin cortar ese beso húmedo y lascivo. Una vez que ya no hubo impedimentos por en medio, Eren intentó metérsela de golpe pero el capitán lo paró.
- No, espera, así no funciona.
- ¿Qué pasa?
- Hay que prepararlo, si no será muy doloroso para mi. – dijo recordando lo que había hecho Erwin con él en el coche de caballos.
- Dime como y lo haremos bien, no quiero hacerte daño.
- Busca aceite o grasa...
- Iré a la cocina.
Eren salió rápidamente de la habitación sólo con la camisa puesta. Levi se quedó tirado en la cama, el deseo se le había enfriado un poco al pensar en Erwin. Su parte más racional le decía que debía alejarse de ese hombre, que nada bueno pasaría si se quedaba junto a él, pero había otra parte, más profunda, más ligada a la parte irracional de su ser que anhelaba estar a su lado, a seguirle hasta el mismísimo infierno si hacía falta.
Y luego estaba Eren, su devoción, su amor, su juventud y su entusiasmo que lo apabullaban y lo zarandeaban a la vida, a la felicidad, al futuro esperanzador.
Eren volvió y Levi decidió eliminar esos pensamientos, ahora quería acabar lo que había empezado con Eren, sabía que para quitarse un clavo se necesita otro clavo y pensaba intentarlo.

El deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora