Cap. 15. Parada y posta

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La comitiva se detuvo cuando llevaban unas cuatro horas de viaje para que todos pudieran dar de beber a sus caballos y comer un poco. Antes de que Levi se bajara del carruaje Erwin le dio la orden de solucionar las cosas con Eren antes de reiniciar la marcha.

Este asintió pero decidió primero que debía asearse pues después del sexo no había podido hacer nada más que intentar limpiarse con su pañuelo.

Se acercó caminando hacia la fuente del pequeño pueblo que utilizaban para conseguir el agua de consumo y, procedió a sacar su pañuelo para limpiarlo con agua corriente mientras lo restregaba para sacar todo resto de semen u otros fluidos que en su torpe limpieza había arrastrado de su trasero. Oyó unas risas detrás suyo por lo que se giró inmediatamente, pero los soldados hicieron como si nada y continuaron con sus actividades. Eren no fue ajeno a esas risas aunque no sabía el motivo, pero reírse de Levi? ¿querían hacer enfadar al hombre más fuerte de la humanidad? Eso era de locos.

El susodicho paseó la vista hasta encontrar al mocoso y le hizo un gesto para que se acercara, lo conocía de sobras para saber que Eren era una persona muy fogosa que en seguida se enfadaba pero tenía la esperanza que el calentón del cabreo se le hubiera pasado después de tantas horas de viaje.

Y en cierta manera era verdad, ya que aunque era una persona con muy mal carácter y bastante rencoroso, no era tonto y sabía que parte era también culpa suya por lo que decidió que debían hacer las paces.

- Vamos a buscar una zona tranquila y hablamos si te parece.

- De acuerdo capitán.

Levi resopló, un poco fastidiado por la frialdad del trato. Pero inició la marcha hasta las afueras del pueblo, sabía que Erwin los esperaría el tiempo que fuera necesario. Se pararon delante de un prado de trigo de poco a poco cambiaba al color dorado del verano. Allí, sin mirarse si quiera, con Levi adelantado unos pasos procedió a disculparse de lo ocurrido.

- Lo siento mocoso, me asustaste.

- Nunca hubiera imaginado que el hombre más fuerte de la humanidad podría asustarse.

- Que sea fuerte no significa que no le tenga miedo a nada.

- Ya, pero me dolió como me trataste.

- Ya me he disculpado por eso.

- Está bien, pues yo me disculpo por dejarme llevar por mi amor por ti.

- Eso era un calentón, no lo llames amor.

- Si no te quisiera ni siquiera sería capaz de tocarte, ni de besarte como lo hago. Levi, yo te quiero pero creo que tú no me correspondes por como actúas.

- Sí que te quiero – mintió – pero simplemente voy más lento de tu en mis sentimientos. Desde el primer momento te pedí paciencia y aun así ya hemos hecho muchas cosas.

- No sólo se trata de sexo Levi! – se enojó – son las miradas, las caricias, una mano que se detiene para acariciar la del otro, un sonrojo, un beso al aire... Echo de menos tantas cosas,  nuestro amor debería ser más intenso, más continuado en las horas, y tu si puedes me evitas, te da miedo estar a solas conmigo...

- Ahora lo estamos – le dijo con un hilo de voz.

- Pero ni siquiera me miras, miras al horizonte, ¿por qué no me miras Levi?

- Yo... - no supo que contestar, pero se obligó a girarse y acercarse a Eren, cogió sus manos entre las suyas y las acercó a su cara, se sentía una mierda, culpable de lo que estaba haciendo y ese movimiento era una solicitud de perdón.

- Está bien, te perdono. – contestó y vio como una solitaria lágrima cayo del rostro de Levi. Lágrima que limpió con sus dedos y acercándose lentamente le dio un beso suave, no demandante, simplemente un toque de labios que suponían más un consuelo.

Levi cerró los ojos y esta vez sí que lo disfrutó.
Cuando acabaron, Eren le sonrió y por primera vez Levi se dio cuenta que ese chico era especial, que podía hacer feliz a cualquiera que se dejara amar si era amado.

Volvieron caminando juntos, hablando del tiempo y de cosas sin importancia, deberían separarse dentro de un rato y necesitaban hacer desaparecer toda la carga emocional que llevaban dentro. Levi se excusó de volver al carruaje por culpa de su lesión, y era verdad, apenas si podía andar y el paseo le había acentuado el dolor.  Se dirigió a sentarse al carruaje donde Erwin ya estaba esperándolo para tener nuevas.

- No te preocupes que todo está arreglado.

- Bien, no esperaba menos.

- Somos unos demonios por hacerle esto.

- En tiempos de guerra, no hay demonio malo, sólo demonio en el  bando equivocado. ¿estás seguro en qué bando estás tú?

- Por supuesto, como mínimo hasta que ganemos.

- Bien.

- Estupendo.

Y se reinició la marcha.

Y en el tiempo que pasaron juntos, no se dirigieron la palabra. Levi cabreado miraba por la ventana ya que mantenían ahora con las cortinas abiertas y su mente divagó por lo que había pasado con Erwin y con Eren.  Y llegó a la dolorosa conclusión que Erwin sólo lo utilizaría como necesitara, no podía decir que le hubiera mentido, nunca le dijo que le quería, ni siquiera había habido palabras amables entre ellos, sólo el interés del otro en formarle en las artes amatorias.

Y Erwin, escondido entre sus papeles, estaba bastante satisfecho con Levi, además que aunque verbalmente lo negaría ante un jurado,  se había empezado a sentir atraído sexualmente por su capitán. O si, un poco de sexo sin compromiso ni complicaciones le ayudaba a des-estresarse. Saber que Levi le era incondicional y que podría abrirse de piernas ante él, o ante quién le dijera le había puesto muy caliente, y su imaginación bullía ante el mundo de posibilidades que eso le abría. Levi era muy codiciado, y bien usado, podría ser muy importante para conseguir ascender en la cadena de mando, y quien sabe, conseguir eliminar a alguno que otro noble metomentodo.

Bien, esa puerta empezaba a abrirse, pero aún era muy arriesgado forzarla si no estaba bien engrasada. Tenían tiempo, pero primero, debían llegar a la capital y poner en jaque a la titán hembra.

El deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora