Cap. 2. En el rio

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Eren volvió con sus compañeros de la 104 todo cabreado por la situación que se había dado con el capitán.

- Oye cara caballo – pateó en el costado a su compañero Jean. – Levántate ya que no tenemos todo el día!

- Joder, puto desgraciado, ¿acaso eres mi madre? ¡Vete a cagar un rato!

- ¡Que te levantes joder! ¡Que levantamos ya el campamento y no pienso aguantar un castigo por tu culpa!

- Eren, - dijo Armin acercándosele – tranquilo yo me ocupo de Jean, ves a ensillar los caballos.

Jean le miraba con cara de pocos amigos desde su estera, mientras Armin se ponía en medio de los dos para evitar que la pelea fuera a mayores. Era la primera vez que salían del muro Rose, y aunque su misión era la de construir los zulos para el reabastecimiento de los soldados, y, por tanto, iban en la zona más segura del destacamento, no podían evitar estar todos bastante nerviosos por la situación ya que la amenaza de los titanes estaba muy vívida en la presencia de todos ellos.

Eren se adelantó a las caballerizas improvisadas para ayudar de dar de comer y beber a los caballos, les esperaban un mínimo de 8 horas de viaje más las horas de acondicionamiento del nuevo emplazamiento. Mikasa se encontraba transportando varios baldes de agua del riachuelo cuando se topó con su amigo, esa chica sí que era fuerte, se podía comparar al propio Levi, pero había algo en ella que no acababa de gustarle, esa necesidad enfermiza de estar siempre pendiente de él, no lo soportaba, le hacía ver inútil, como alguien a quien siempre tenían que salvar.

Mikasa continuó con su trabajo mientras Eren comenzó a acercar balas de forraje para los equinos. Una vez acabaron, se fueron a refrescar ambos al riachuelo.

Salían del agua, cuando vieron acercarse a Erwin a abastecer su alforja, extrañamente este iba solo sin Hangi ni Levi ni Mike, que eran su grupo más cercano. Pararon a saludarle y el comandante aprovechó para cortésmente preguntar a los reclutas cómo les estaba yendo en esta su primera expedición. Erwin estaba fascinado por Mikasa ya que tener a un recluta que podía compararse con el mismísimo Levi, como mínimo después de unos años de batalla en campo abierto, era una suerte que nunca hubiera podido imaginar. Hablando del susodicho capitán, este también realizó acto de presencia en el riachuelo y se dispuso a llamar su propia alforja mientras pasaba sus manos mojadas por encima de la nuca para refrescarse. No pasó desapercibida la mirada penetrante que realizó Eren a la figura de Levi ni la cara de pocos amigos de Mikasa, sin quererlo, Erwin había detectado la admiración de uno y el odio de la otra por el temido Capitán.

En esas que Erwin aprovechó para llamar a su lado al capitán para poder observar mejor la reacción de ambos reclutas, sobre todo la de Mikasa ya que creía que, si lograban mejorar su relación, ese dúo podría realizar avanzadillas espectaculares sin necesidad de la pérdida de vidas de otros soldados menos eficientes. Realmente era algo que valía la pena intentar. Por ese motivo, en cuanto Levi se acercó a los otros tres, procedió a explicarles a todos su plan.

- Tengo pensado que el cuerpo de avanzadilla lo realicen sólo Levi y Mikasa. Viendo la capacidad de ustedes dos serán mucho más útiles y creo que habrá menos pérdidas de vidas, así como aseguraremos que sea más exitosa nuestra misión. Hagan el favor de dirigirse a los establos y mantener 1 hora de ventaja sobre el grueso del pelotón para limpiar el camino de titanes.

Eren miró a Mikasa con odio en sus ojos, pues sentía que esta le quitaba algo que el anhelaba. Mikasa tampoco parecía demasiado contenta, ese enano gruñón era detestable y aunque aceptaba que era un gran soldado, su simple presencia la ponía enferma.

- Mikasa, sígueme – dijo Levi sin ningún tipo de emoción en su voz. Y esta le siguió mientras se perdían entre los soldados que iban y venían de sus quehaceres.

- Chico, - dijo Erwin- ¿qué relación tienes tú con Mikasa?

- Es mi medio-hermana. - contestó.

- Es una suerte para todos que alguien como Mikasa esté con nosotros, espero que entiendas que alguien de su nivel ha de tener todo el apoyo posible del resto del escuadrón y mejorar la relación entre Levi y ella debería ser parte de nuestro trabajo.

Eren notó como la hiel invadía su boca. Permitir o ayudar a Mikasa para ser más cercana a Levi estaba en contraposición de todo lo que él deseaba. Odiaba a Mikasa, por ser tan fuerte y salvarle tantas veces, además que vivía apegada a su persona cual insecto que vive de la sangre. No pudo hacer nada más que asentir con su cabeza y alejarse rápidamente mientras su mirada se teñía de ira y desesperación mientras pequeñas lágrimas pugnaban por salir de sus ojos.

'Nada sale como espero, por qué no puedo hacer nada más?, que ocurre conmigo, yo lo que quiero es que Levi me reconozca y valore, pero haga lo que haga no consigo este objetivo'.
Al llegar con sus compañeros Armin y Jean le preguntaron por el paradero de Mikasa, a lo que este le contestó que estaría dentro del grupo de avanzadilla con el capitán Levi. Armin se mostró muy preocupado por la suerte de su amiga y compañera mientras Jean le recriminó no haber intentado disuadir al comandante de tamaña decisión.

- ¿Y tú crees que el comandante va a tener en cuenta lo que piensa un simple soldado? Pedazo de imbécil – soltó Eren con toda la rabia que tenía acumulada.

- Pues deberías haberlo intentado como mínimo, pedazo basura- gruñó el otro.

- Vuelve a llamarme de esa manera y no respondo de mis actos, te patearé hasta que te salgan los intestinos por la boca – siseó bajo para que nadie más que ellos tres pudieran oír la conversación que tenían.

- Por favor, chicos, ¿queréis acabar en los calabozos o qué? – Preguntó nervioso Armin.
Eren giró sobre sus pasos mientras Jean hacía lo mismo y se alejaron el uno del otro sabiendo que por mucho que lo odiaran Armin tenía razón. Ya encontrarían otro momento para saldar sus diferencias y a fe que lo harían, necesitaban ambos liberar el terror y la angustia que los acechaban y con unos buenos puñetazos en la cara del otro podría ser un bálsamo para sus almas.

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