Cap. 16. Primera victoria pero algo amarga.

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Las cosas en la capital se habían puesto muy interesantes desde la captura del Titán Hembra y es que la aparición de un titán en pleno centro había puesto muy nerviosos a todo el mundo y la legión de reconocimiento se acababa de convertir en la única esperanza ya no fuera de los muros, si no también dentro.

Erwin mantenía reuniones con nobles, clérigos, políticos e incluso grupos de burgueses que preocupados necesitaban que les dijeran que todo estaba bien, que el peligro había desaparecido. Y aunque a los civiles les informaba que podían seguir con sus vidas irrisorias en la aristocracia de más boato las cosas iban por otros derroteros.

Habían enviado a diversas unidades a peinar la zona del muro Rose para ver si podían encontrar otros titanes que estuvieran campando por el extrarradio y una unidad la formaba Eren y los de su equipo ya que no querían que volviera a ocurrir un incidente como el habido dentro de la capital con el titán hembra, en este caso, Levi no pudo ir ya que se encontraba aún convaleciente por el esguince que sufría en el tobillo derecho, por ese motivo, se quedó como soporte de Erwin en los temas de palacio.

Levi no tenía ningunas ganas de mantenerse en la ciudad, ni de estar cerca de Erwin durante esos días. Él, que había sido una rata de ciudad, encontraba ahora esta opresiva y sucia, aunque fuera la capital y no la ciudad subterránea. Además, el comandante le requería para pasearlo por todos los salones de los nobles como un perrito de feria al que todos querían conocer ya que era el soldado más fuerte de la humanidad. El problema radicaba en que a él toda esa gente no le importaba una mierda y la decepción de los nobles después de unos minutos hablando con él era inmensa ya que los despreciaba sin ningún tipo de miramientos.

Erwin estaba muy cabreado por este motivo, estaba viendo que tenerlo con él no mejoraba la opinión de la legión de reconocimiento, más bien ocurría todo lo contrario, cada vez le llegaban menos invitaciones para asistir a bailes de gala y a recepciones, habían dejado de ser novedad en demasiado poco tiempo.

Una noche Erwin no pudo contenerse más y fue a buscar a Levi después de que este hubiera insultado a una duquesa llamándola estúpida soplagaitas.

- Se puede saber que cojones te pasa?
Levi ni siquiera lo miró, llevaba demasiado tiempo aguantándose toda la mierda que Erwin le obligaba a hacer y estaba a punto de explotar también.

- Contesta, es una orden! – Bramó.
De mala gana, giró su cabeza para ver a un Erwin que perdía los papeles por momentos.

- No quiero volver a ninguna fiesta de mierda más. Ya he jugado bastante a tu juego.

- No creía que fueras tan tonto, sabes que necesitamos el apoyo de toda esta gente para nuestra supervivencia.

- La tuya? o la de la legión?

- Ambas.

- Mira, si tener un titán destrozando todo a su paso por la capital no es suficiente para que te den el reconocimiento que crees que mereces, es que no merecen sobrevivir.

- ¿Te estás oyendo? ¿Y los ciudadanos de a pie? ¿Ya no te importa la gente?

- Claro que me importa, pero en algún momento ellos también deberán hacer algo, no sólo continuar con sus vidas como si nada pasara.

- Lo sé, pero aún no es el momento, a la población la movilizaremos cuando sea el momento, no antes.

- Eres demasiado calculador, Erwin. Yo, no sirvo para esto.

Erwin se acercó hasta Levi y le cogió de los hombros.

- Sírveme a mí, haz lo que te pida, ten confianza en mi criterio y todo irá bien.

- Estoy harto de ser un muñeco a tu servicio.

- Eres mi más preciado soldado, al único que confiaría mi vida y el futuro de la humanidad.

- Pero no tu corazón ni tus más oscuros pensamientos.

Erwin soltó los hombros de Levi y dio un paso hacia atrás. Envidiaba a ese enano, su fuerza, su libertad de pensamiento, el cómo despertaba pasiones en la tropa. Erwin era el líder pero Levi era el alma.

Y sintió celos, y sintió dolor e ira. Y no pudo contenerse. Agarró a Levi por la cabeza para obligarlo a arrodillarse ante él.

- Quieres saber lo que hay dentro de mi alma? – le preguntó con su voz más oscura.

Levi sólo le miró triste y dolido.

- En mi alma hay deseo, lo deseo todo. Deseo el conocimiento, deseo el poder, deseo el reconocimiento, deseo el amor…

- Todo esto ya lo tienes – dijo triste Levi.

- No, no es suficiente. Necesito más.

- Qué quieres de mi entonces?, Te lo he dado todo durante estos años!

- Deseo más … - y se desabrochó el pantalón para sacar su erecto pene y obligar a Levi a metérselo en la boca.

Levi, como pudo, lo mantuvo allí mientras Erwin se follaba su boca con rudeza. Como pudo, intentó no vomitar por las arcadas que le sobrevenían de lo profundo que llegaba Erwin dentro de su garganta. Por suerte, no duró mucho. Erwin se vino dentro de su boca junto con un desagradable rugido producto de su orgasmo. Levi cerró los ojos para que no se le cayeran las lágrimas producidas por el asco y el dolor.

El comandante le empujó para apartarlo y lo miró con superioridad. Levi mantenía la cabeza baja, no quería ni mirarlo. Y el rubio se largó sin decir ni una palabra.

Todo el amor y admiración que le tenía habían desaparecido. Allí, sentado en el suelo se dio cuenta que para Erwin sólo era una herramienta más y así lo habían usado siempre.

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