Cap. 3. Campo abierto

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Mikasa y Levi espolearon sus monturas para alejarse del resto de la formación e iniciar la avanzadilla que el comandante les había ordenado. Levi lamentaba que otra vez Erwin ponía a alguien tan joven como esa chica como carnada para los titanes. El no conocía demasiado a Mikasa, y no la había visto luchar, ¡pero por todas las diosas de los muros! Sólo era una adolescente de 15 años que además de parca en palabras, parecía odiarle enormemente por cómo le miraba, y eso que a no ser que Levi necesitara explicar o aclara algo, él era una persona que difícilmente podrías sacarle más que un monosílabo.
Antes de lo esperado encontraron un titán de 5 metros, pero al no ser un anormal, Levi lo eliminó con un corte rápido en la nuca, sin necesidad de gastar más que un par de propulsiones. Mirando hacia la muchacha, vio que esta no había perdido la mirada de concentración y de seriedad y este hecho le gustó, pues demostraba tener unos nervios de acero. Esa era una de las principales características que debía tener un soldado para poder sobrevivir, si Mikasa lo tenía, le daba más oportunidades para llegar a cumplir los 16 años.

Continuaron avanzando y por el lado derecho observaron como un grupo de 4 titanes, 2 de 3 metros, uno de 5 y uno de 10 se acercaban hacia ellos, además, el de 5 metros parecía ser un anormal, si querían sobrevivir ahora sí que la chica debía demostrar sus capacidades. Levi ordenó a la joven que se encargara de los de 3 metros mientras él se enfrentaba con el anormal y el grandullón. Este espoleó su caballo para realizar un giro hacia la derecha y disponer de espacio suficiente para poder ejecutar su danza de la muerte sin que se entorpeciera con la soldado. Mientras terminaba con un par de golpes con el de 5 metros vio por el rabillo del ojo como a fuerza bruta la chica se encargaba de los dos más pequeños. Esta chica era buena, poco elegante, como un toro embistiendo un vallado, pero igual de efectiva que él mismo. En todo caso, no pudo observar mucho más ya que el de 10 metros en lugar de acercarse a él se movió hacia Mikasa que lamentablemente estaba de espaldas al titán. Levi intentó impulsarse para llegar cerca de este pero falló con el enganche y cayó sobre su pierna derecha oyendo un crack que le impidió continuar, por ese motivo, gritó a la chica para que se moviera y pudo ver cómo esta se giraba y saltaba justo antes que el titán pudiera cogerla entre sus manos, cogió impulso y con su fuerza bruta giró sobre su propio cuerpo mientras disparaba el dispositivo para engancharlo a la altura del hombro y mediante un giro de 360 grados ponerse detrás del cuello del titán para eliminarlo de un tajo.

Una vez eliminado el peligro, Mikasa llamó a su caballo que se aceró para que ella lo montara y cabalgó al trote hasta Levi mientras este se sentaba en el suelo y se tocaba el tobillo derecho. Mierda, si realmente se había jodido el tobillo, toda la expedición se habría ido al garete, seguro que Erwin se lo hacía pagar esta vez, pensó este. La soldado ni siquiera le preguntó qué tal estaba ni hizo ademán de intentar ayudarlo a buscar su montura o pararse en pie. Leví llamó a su caballo y con esfuerzo y sin apoyar su maltrecho pie se montó como pudo y miró enfadado a su compañera.

- Escucha, quiero que entiendas que tu supervivencia aumentará si ambos nos mantenernos vivos.

- No creo que ahora mismo seas más que una carga.

- Si, quizás ahora mismo seas tú mejor que yo, - contestó con objetividad Levi – pero aun estando lesionado, soy mejor que la mayoría de los soldados, incluido tu amigo Eren.

- No te atrevas a hablar de él delante mío – contestó con rabia Mikasa- no entiendo qué ve en ti.

La cara del capitán era un poema, ahora empezaba a entender el motivo de ese odio visceral que Mikasa le profesaba. Por lo que aparecía, Eren albergaba sentimientos especiales hacia él que provocaban los celos de esa soldado. A Levi, todo esto le daba igual, su objetivo estaba fuera de los problemas amorosos de un par de adolescentes, para él no eran más que chiquilladas de niños que aún no habían sufrido lo que un soldado curtido como él había tenido que enfrentar.

En fin, pensó, con la poca ayuda que voy a obtener de esta mujer, y mi estado actual, debo avisar a Erwin que la misión ha fallado y que debemos retirarnos hasta que tengamos otra oportunidad.

Ignorando las palabras duras que habían mantenido, decidió que debía dar media vuelta e informar a Erwin de las novedades, aunque fríamente entendió el motivo por el que el comandante decidió que ambos debían hacer equipo, entendía que mientras el muchacho ese no se olvidara un poco de él, Mikasa y el no podrían convertirse en ese dueto mortal que creía que podía conseguir.

Se acercaron a la columna de soldados que lentamente, como un gran animal saliendo de su hibernación, se ponía en marcha entre esos campos abandonados tan precipitadamente. Buscó a Erwin entre los soldados y se lo encontró en la parte central de la formación. LA mirada que le lanzó Erwin era de absoluto desconcierto, ya que nos e podía imaginar el motivo por el que ambos estaban de vuelta tan pronto. A una orden, Erwin ordenó la parada de toda la columna mientras se dirigía hacia Levi y Mikasa con una cara muy seria y esperando una respuesta por parte del capitán.

- Comandante, hemos luchado contra un grupo de titanes y he sufrido una fractura en el tobillo.

El comandante miró el tobillo que imperceptiblemente estaba fuera del estribo del caballo debido a que no podía apoyarlo y después de unos segundos, devolvió la mirada a los ojos de Levi que esperaba pacientemente la resolución de su superior. Erwin era un gran estratega y aunque por desgracia dependía demasiado de su capitán cosa que le atormentaba en más de un sentido, ya que entendía que, sin él, no habría llegado tan lejos como lo había hecho, eso mismo lo hacía ser su talón de Aquiles ay que sin él, su estrategia no era fiable y el riesgo que corrían todos aumentaba exponencialmente. Así que, aunque odiaba lo que tenía que hacer, ya que era una nueva derrota en sus hombros decidió que debía abortar la misión y volver a la ciudad de Trost, dentro del muro Rose.

Levi agradeció que el comandante tomara esa decisión y no mandara a más soldados a la muerte, tiempo ya habría para ello, y con ese peso de menos en su corazón ordenó a Mikasa que volviera con su escuadrón.

La soldado se acercó a Eren que montaba su propio caballo y se puso a galopar a su lado, este ni siquiera le devolvió la mirada lo que entristeció a su amiga debido a que entendía que sus sentimientos no eran correspondidos, aun así, Mikasa no podía eliminarlo de su vida, había algo en Eren que le hacía protegerlo por encima de su propia vida, por mucho que él le rechazara, ella se mantendría siempre a su lado, humillada y menospreciada, pero por pequeño que fuera el hilo que mantenía su conexión, ella lo aferraría como si fuera un bote salvavidas. Sin Eren, ella no tendría ninguna razón para continuar viva, y por desgracia, era muy consciente que prefería morir ella que algo le pasara a su compañero.

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