~Capítulo 17~

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Llegamos a la mansión y todos se fueron a sus cuartos.

Entré al mío y me preparé una ducha caliente, mmm como lo necesitaba.

DIOS, que día tan cansador.

Pasó de todo.

Solté un suspiro y salí del baño de mi habitación.

-No, no puedo dejarlo pasar. No insista- habló el guardia.

-Necesito hablar con Grace- rugió.

Scott McCall en mí casa. Perfecto.

-Señorita...-

-Dejenlo pasar- le interrumpí a Thompson.

Entró a la mansión y empezó a dirigirse hacia mí cuarto.

-Señor la habitación de la señorita Grace queda por a...-

-Sé por donde es, gracias- lo volvieron a interrumpir.

Abrió mi puerta y se quedó boquiabierto.

-¿No te enseñaron a tocar?-

-Si...yo perdón-

-No importa-

Me puse a buscar algo cómodo.

-¿Necesitas algo?- pregunté sin mirarlo.

Sabía que me observaba descaradamente de arriba abajo.

Como me gustaría tenerlo a él en poca ropa, sentir sus músculos. Por dioss...

BASTA GRACE.

-¿Scott?-

-Mm- dijo sin dejar de mirarme.

-¿Vas a contestarme?-

Obviamente no lo hizo.

Este chico va a volverme loca.

-SCOTT- rugí y reaccionó.

-Sisisi, perdón ¿Que decias?-

-¿Te gusta lo que vez? Por que tengo mucho más...- dije y amagué con quitarme la toalla que cubría mi cuerpo.

Me acerqué y lo llevé hasta mi cama.

Se sentó y yo encima de él.

Podía sentir su enorme erección.

Oh sí, así me gusta.

Enterré mi cara en su cuello sintiendo su aroma, podría ser una droga.

Abrí mi boca y comencé a dejar pequeños mordiscos en su piel.
Se estremeció y me éxito mucho más.

Moví mis caderas sobre él en forma de círculo unas cuantas veces hasta que soltó un gemido.

Sus ojos brillaban deseando más, me agarró de la cintura y se acercó a mi boca.
Podía sentir su pesada respiración.

Y justo cuando nuestros labios se rozaron me separé de él.

Me miró sorprendido y le contesté.

-Esto fue por lo de los vestidores-

Sonreí victoriosa, agarré unas prendas y me dirigí hacia el baño.

-McCall- grité.

-¿Que paso?-

-Me olvidé de la ropa interior, ¿Me podes pasar alguna?-

Obviamente lo hice para molestarlo.

-¿Scott?-

-Sisi, ¿Donde están?-

-En el segundo cajón de el placard-

*Narra Scott*

Lo abrí y me encontré con ropa interior de encaje, tangas rojas, negras, blancas, bordó de un lado y del otro corpiños de los mismos colores.

El aroma que emanaba ella era embriagador, pero este aroma mmm, me dan ganas de agarrar todo y llevármelo a mí casa. Ahora que lo pienso suena algo acosador y pervertido de mi parte. Que idiota.

Agarré las dos partes de color bordó y me acerqué a la puerta del baño.

-Tomá- dije y como un estúpido abrí la puerta. Dejando ver su cuerpo desnudo.

Claro Scott, ¿Que pensabas? ¿Que iba a estar vestida?

-Mierda...yo...Grace...-

Estaba nervioso, demasiado nervioso. Sin pensarlo me quedé embobado mirándola. Es perfecta.

-Scott-

Mierda, mierda, mierda y más mierda.

¿Acaso no podes controlarte? Claro que no. Mira lo que es ella.

-¿Scott?- volvió a hablar.

-Perdón, chau- dije y cerré la puerta de golpe.

Bueno, algo me controlé.




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