Capitulo 1: Decisiones

2.6K 40 0
                                    

Corrí, corrí como nunca lo hice. Ahogándome más en mis propias lágrimas que en el simple hecho de correr. No lo entendía, no me entendían. Me sentía incomprendida, decepcionada y ahogada.
Me paré, me paré porque mis piernas no daban más de sí. Necesitaba despejarme y desahogarme. No les iba a dar el placer de verme llorar.

treinta minutos antes...

— Mamá, he estado mirando precios —dijo con una amplia sonrisa mientras sacaba el móvil del bolsillo trastero de su pantalón — Es un precio más que razonable para... —quiso continuar, pero la voz de su madre la interrumpió—
— Alba, de eso queríamos hablarte
— ¿Hablar? —la pequeña rubia soltó una leve risa nerviosa.— ¿Como...hablar?  ¿Papá? —Buscó ayuda en su padre, pero Miguel Ángel no parecería estar de su lado esta vez—
— Alba... hemos decidido... tu madre y yo—recalcó señalando a la culpable de esta decisión.— Que lo mejor es que vayas a Madrid.
Alba no entendió las palabras de su padre y frunció levemente el ceño.
— Pero si en Madrid la plaza es más cara, no entiendo.
— Creo que no nos estás entendiendo—Dijo Rafaela mirando a su hija— Alba, no vas a estudiar bellas artes, vas a estudiar derecho.
Alba sintió las palabras como un golpe seco en su cabeza. Sintió como su cabeza comenzaba a dar vueltas y tuvo la necesidad de apoyarse en la silla que había justo a su lado.
— ¿C-como...? —Acertó a decir Alba.—
— Cariño... es lo mejor, hay más salidas, más trabajo...—intervino Miguel Ángel.—
A Alba no le salían las palabras, las lágrimas se agolpaban en sus ojos irremediablemente y comenzó a morderse el labio para contener el llanto.
— M-me estáis vacilando...¿verdad?—señaló a sus padres mientras se reía nerviosa. Pero, ante la negativa de ambos, cortó su risa de golpe y dejó caer sus brazos con desesperación. Sintió la ira correr por sus venas y apretó los puños.— Sabéis lo importante que es para mi... lo sabéis...
— Alba solo...
Un golpe en la mesa interrumpió a Miguel Ángel.
— ¡Lleváis dieciocho años de mi vida diciendo lo que tengo que hacer!  —en este punto de la conversación Alba gritaba. Alba jamás había perdido la calma, jamás le había gritado a sus padres, siempre había sido una hija ejemplar, tragó y tragó con todas las decisiones que sus padres hacían por ella, y esto había sido la gota que colmó el vaso.–  ¡Me lo prometisteis!¡Prometisteis que me dejaríais elegir mi carrera! —Alba resaltó el mí a la vez que se señalaba— ¡Estabais de acuerdo! ¡Lo estabais!
— Cariño, tranquilízate por favor
— No, no me tranquilizo mamá. Estoy harta de tranquilizarme, estoy harta de que elijáis por mi, estoy harta de ser la hija perfecta, estoy harta de toda esta mierda. Tengo dieciocho años, mamá ¡dieciocho años! y no habéis dejado que tome una decisión en mi vida, pero ni una. Y ahora pretendéis que me vaya a un sitio en el que no quiero estar a estudiar una carrera que no quiero estudiar —Alba se desgañitaba y sintió como las lágrimas que hace un rato se retenían en sus ojos ahora salían sin control. Dio de nuevo golpe en la mesa y salió de su casa cerrando de un portazo. Y entonces comenzó a correr hacia el único lugar en el que actualmente se sentía segura.

Me senté sobre el césped y decidí escribirle un mensaje a la persona que sabía que siempre estaría ahí para mí.

Joan...¿podemos vernos?

Joan no tardó en responder y una leve sonrisa se escapó de mis labios al leer el mensaje.

Claro cariño,¿donde siempre?

Si, donde siempre

No tardo

Joan llegó pasados diez minutos y acarició levemente mi espalda, supongo que por verme echa una bolita en el césped.

— Ey. —Se agachó a mi lado y descubrió el pelo de mi cara para poder mirarme a los ojos— ¿Estás bien?
Clavé mis ojos color miel sobre los café de Joan y solté una leve sonrisa.
— Si... si, claro...— Me sorbí los mocos y coloqué mi mano sobre la de Joan— Tengo que hablar contigo
— Alba... has estado llorando —Se apresuró a limpiar las lágrimas de mis ojos y asintió— Claro, cuéntame —Joan tomó asiento frente a mí y me cogió ambas manos en señal de apoyo—
— Me voy a Madrid, Joan... —Sentí como a Joan se le rompía algo por dentro y rápidamente me lancé a abrazarle— Mis padres no me dejan estudiar bellas artes y...y me mandan a Madrid.

No quería, pero volví a romperme y me aferré a la espalda de mi novio. Joan era de Mallorca, pero se mudó a Elche con apenas siete años y pasó toda su infancia y adolescencia junto a mí. Mi relación con Joan comenzó hace dos años y nunca he estado con otra persona que no sea él, pero tampoco me arrepiento de ello.  
—Alba, tranquila... —Susurró antes de dejar un suave beso sobre mis labios.—

Un leve suspiro se escapó de mis labios y comencé a acariciar su mejilla. Pegué mi frente a la suya a la vez que seguía con las caricias.
—Prometo...prometo llamarte todos los días y...y...—las palabras no salían de mi boca con claridad y Joan soltó una suave risa—
— Yo prometo ir a verte en cuanto pueda.

Sus palabras provocaron una amplia sonrisa en mis labios. Joan era tan bueno que a veces pensaba que no le merecía.
Tras unos minutos hablando con él y haberme tranquilizado volví a mi casa. Subí sin decirle nada a nadie y comencé a hacer la maleta, esperanzada de que en mi nuevo destino encontrara la paz. Pero lo que yo no me imaginaba es que sería todo lo contrario...



¡Hola! Bueno es la primera vez que escribo un fic y no sé cómo saldrá esto. En principio escribiré como me salga en el momento, es decir sin planear el capítulo antes. Espero que os guste :))

Hoy noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora