Jennie
Después de estar un rato con los blinks entré al hotel, las chicas entraron después de mi. Nos quedaremos aquí por tres días.
—Creo que me voy a pasar por el restaurante —Nos dijo Rosé. —Tengo hambre —Dijo mientras ponía una mano sobre su estómago.
—Voy contigo —Dijo Lisa, se puso al lado de Rosé y nos miró a Jisoo y a mi, esperando una respuesta.
—¿Por qué no? El viaje a sido muy largo —Contestó Jisoo mientras alzaba sus hombros.
—Yo me quedo. No tengo hambre —Les dije. Estas asintieron y se fueron.
Era razón. No tenía hambre pero si que estaba aburrida. Estaba en una ciudad increíble y me la tenía que pasar metida en un maldito hotel.
Mi móvil vibró varias veces. Eran mensajes de Irene. Dio la casualidad de que las chicas de Red Velvet y algunos más también se encontraban en la misma cuidad.
Hoy fiesta. Te apuntas ¿verdad?
Debo de quedarme en el hotel. Lo siento.
Escápate
Reí al leer el mensaje. ¿Quién me iba a decir a mí que la mismísima Irene me estaba incitando a escaparme para ir a una fiesta?
Dejé salir un suspiro y respondí.
Está bien. Allí estaré.
(
...)
Me coloqué bien la gorra antes de montarme en el taxi. Había conseguido salir del hotel sin que nadie se diera cuenta.
Yo no era mucho de hacer esto, más que nada porque si me pillaban iba a acabar mal pero hoy quería salir, quería distraerme.
Me bajé del taxi. La música se podía escuchar desde donde me encontraba y eso que yo me encontraba algo lejos. Irene me dijo que era algo pequeño, unos cuantos amigos y ya pero por lo que podía ver parecía que hubiera un instituto entero dentro de esa casa.
Cuando iba por la mitad del camino me detuve. Ahí dentro hay más personas desconocidas que conocidas. Me conozco y sé que acabaré en un rincón, con una cerveza y observando a algunos hormonados metiéndose mano y besándose como si no hubiera un mañana.
Decidí darme la vuelta y volver al hotel. No me encontraba muy lejos así que preferí dar una vuelta antes de llegar al hotel. Paré en seco cuando escuché una suave voz acompañada de una dulce melodía. Aquel sonido provenía de un pequeño bar.
Cuando entré me sorprendí y me alivié al ver que estaba prácticamente vacío, salvo por una chica que se encontraba sentada al filo del escenario junto con una guitarra.
Me adentré de forma sigilosa. Quería seguir admirando a aquella chica. Esta todavía no se había dado cuenta de que me encontraba a unos metros de ella, estaba muy concentrada en su guitarra.
—¿Te sirvo algo? —Me preguntó uno de los camareros. La chica alzó su cabeza. Me congelé en ese momento, ella me miraba fijamente y yo como una tonta me quedé callada. —Oye, ¿tu no eres...?
—Una coca cola, por favor —Le interrumpí. El chico asintió algo confundido y se fue a traerme mi pedido.
Volví mi vista a la chica, esperando que siguiera tocando y cantando pero para mi mala suerte ella ya no se encontraba allí. La busqué con la mirada pero nada.