Nos encontramos en la tienda. Estoy sentada en una silla jugando con mi móvil, por fin tengo suficientes Pa's para conquistar a Castiel. Sí, una chica como yo juega a corazón de melón. Mis hermanas salen con unos vestidos puestos.
-¿Cómo nos quedan? -pregunta Juvia. Sigo jugando sin mirarlas.
-Muy bonitos. -digo con una sonrisa. Porque Castiel me ha besado.
-No nos estás mirando. -Erza me quita el móvil.- Me lo quedo hasta que nos vayamos. Ahora sí, ¿Qué te parecen?
-Están bien ¿no? -les digo mirándolas.- Poneos las máscaras.
La dependienta trae unas máscaras a juego y sonrío.
-Perfectas. ¿Nos vamos? -les digo levantándome de la silla. Las tres me miran con una sonrisa que no me gusta nada.- ¿Qué pasa?
-Bueno hemos encontrado un vestido para ti.
La dependienta desaparece por unos pasillos y vuelve con dos cajas. Una más grande y otra más pequeña. Las deja sobre la mesa, saca un precioso vestido y una hermosa máscara con un collar alucinante.
Me quedo alucinada acariciando la tela del vestido. Todas me miran atentamente. Llevo tantos años sin ponerme un vestido, no sé si quiero ponérmelo.
-Póntelo. Siempre cuidas de nosotras. Mereces un descanso.
Juvia me empuja a un probador. Con el vestido y la máscara.
Me lo pongo y me coloco frente al espejo. Me siento tan fuera de lugar, tan fuera de mi zona de confort. Salgo y todas se quedan boquiabiertas. La dependienta me coloca el collar, me pongo la máscara.
-Por dios estás hermosa. -me abraza Erza.
-Nos lo quedamos y los otros tres también. -dice Juvia yendo a la caja y cogiendo mi carterilla dónde está el dinero.
Me meto en el probador de nuevo y me coloco mi ropa. Los vestidos y las máscaras nos salen 5.000$. Decidimos comer en un restaurante cerca.
Ellas comen sin parar, en cambio a mi no me entra nada. Solo juego con la comida en mi plato.