Noche ardiente

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Ya listas las cosas para mañana el cuerpo me pedía un poco de comida y me levante donde mamá quien estaba sentada mirando la pared con un vaso de leche en las manos.

-Piensas en papá ¿verdad?

-Si nena. Me preguntaba si estaba bien intentar rehacer mi vida cuando viví tan intensamente con tu padre.

-Mamá, es tu derecho y obligación seguir adelante.

Mi madre siguió en su diatriba un par de segundos y se levantó de su silla tomando la leche de un solo trago.

-Quieres comer… Voy a servirte.

-Shi.

-Así le decía a tu padre cuando nos tratábamos tiernamente.

-Siempre fueron muy cercanos.

-Nos conocimos desde el colegio y aunque no fuimos novios hasta que nos graduados todos decían que estábamos destinados a vivir juntos. Tu hermano fue esa primera bendición aunque fuera antes de podernos casar.

-Y yo nací casi 15 años después.

-Tu padre se derretía al verte.

-La enfermedad de papá lo hizo sufrir mucho según Daniel.

-Si, agradezco al cielo que pudiera descansar de ese dolor tan intenso.

-¿Que tipo de cáncer tenía?

-Óseo.

Entonces me presento y plato como el del almuerzo.

-Mi apetito a sido grande pero ¿esto no es exagerado?

-Veremos si me equivoque en la medida.

Empecé a comer y de pronto estaba correteando un grano de arroz.

-Tienes el mismo apetito de tu padre.

Valla que no me esperaba eso. El plato estaba casi limpio.

-Bueno, a dormir.

-Si señora.

Corrí a preparar la máscara y me cepille los dientes. Me recoste y me puse la máscara. En verdad estaba rendida.
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… -No serás nadie momia enana.

Los balones golpeaban mi cuerpo sin parar pero más me dolían sus risas y señalamientos.

Me gire para cubrirme de ellos y las ramas de bambú me lo impidieron. Estaba tan sola en el bosque que me daba miedo caer. Una mano me sujetaba y mis manos se estaba ahogando.

-Sufrirás antes de ahogarte. - cuando el agua estaba ya hasta el cuello y ella en el borde de la tabla. Mi madre me hará sufrir mientras me ahogo.

-Mi vida no sigue por tu culpa.

Cerré los ojos y sentí miradas encima todo el salón reía y Lucía gritaba en coro -Arepera.

Desperté en medio de sudores y dolores en el cuerpo. En verdad duele como si me hubieran golpeado esos balones.

Escuche pasos apresurados en el corredor. Apague el motor de mi máscara mientras mi madre entraba muy asustada y encendía la luz.

-¿Estas bien hija?

-Solo fue una pesadilla por el esfuerzo de este día, mamá.

-Pude escuchar tu grito y me asuste mucho.

Valla, estaba gritando. No recuerdo haber gritado.

-Tranquila mamá.

-Mañana no te esforzaras físicamente para que tu cuerpo descanse.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2019 ⏰

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