IV

532 33 2
                                    


El Consejo se había reunido aquella tarde. A Brienne le habría gustado presenciar esa reunión inicial, en que todo el futuro empezaba a decidirse, Jon le había dicho que cuando llegaran a Invernalia tal vez podría unirse al Consejo. De momento Tyrion había decidido mantenerla informada. Había mucha gente que apenas se conocía remando en la misma dirección, los encuentros entre ellos estaban siendo, cuanto menos, curiosos. Podrick pasaba con Tyrion gran parte del tiempo y quizás esa conexión era la que lo había hecho acercarse a ella.

-Cuando lleguemos a Invernalia Jaime y vos instruiréis a todo hombre, mujer, niño y niña con capacidad de blandir una espada. Toda ayuda posible será poca cuando la larga noche caiga sobre los reinos de los hombres.-Tyrion imitó a Jon Nieve, sorprendentemente bien, al pronunciar esas últimas palabras. Quería caerle bien, o eso parecía. Brienne se obligó a sonreír un instante-¿Os parece bien?

-Sí, mi señor.

-Bien...-Tyrion parecía nervioso ante la perspectiva de que su respuesta fuera otra.-Bien.

Brienne asintió y fue a las cocinas a buscar la cena para Ser Jaime.

*

Los guardias de la celda de Jaime eran del ejército de inmaculados, a Brienne le incomodaban, su mirada siempre estaba fija en un punto al otro lado del habitáculo, sus facciones parecían afiladas en todos ellos debido al gesto de su rostro... aunque de haber sido dothrakis la habrían mirado con desprecio o se habrían reído de ella, así que los inmaculados le parecían bien.

Uno de ellos abrió la puerta y luego la cerró tras ella. Jaime se había quitado la armadura y la había tirado en una esquina de la celda como quien tira ropa sucia. Brienne se quedó mirándola y Jaime lo notó.

-No la necesitaré más.

Le entregó un cuenco de guisado y un trozo de empanada de gaviota.

-Me temo que sí. Al alba partiremos hacia Invernalia.

-¿Seguiré siendo un prisionero en Invernalia? No creo que pueda soportar el frío del Norte si no puedo practicar con la espada.

-¿Habéis visto más prisioneros en estas celdas? Daenerys de la tormenta cabalga con hombres y mujeres libres a sus espaldas.

-¿Quién la ha puesto al mando? En esta guerra de los vivos contra los muertos, quiero decir. ¿Por qué no el bastardo?

-Yo no soy quien da las órdenes, y si queréis servir a esta causa más os vale acostumbraros también.

Jaime revolvió el guiso con la cuchara, no parecía tener hambre-Aún así necesitaré otra, de otros colores, en los tiempos que corren es muy arriesgado ir por ahí vestido de los colores de la casa Lannister.-Jaime pareció notar en ese momento que Brienne aún utilizaba la armadura dorada que él le había regalado, entonces toda la tensión de su rostro desapareció y una sonrisa delató lo estúpido que se sentía.-Perdonadme, acabo de salir del cobijo y protección de mi posición por primera vez en la vida y parezco un niño de teta.

Brienne observó la mano de oro con detenimiento por primera vez, no quería incomodarlo, pero no pudo desviar la mirada. Tras pocos segundos él extendió el brazo hacia ella para que pudiera verla mejor.-Más mierda Lannister.-Dijo apartando la mirada.

-Sssh...-Brienne chistó suavemente para hacerlo callar y con cierta precaución tomó el antebrazo herido del león con sus manos y, a pesar de que sus pieles ni si quiera se rozaban, sintió que nunca había tenido aquel nivel de conexión con Jaime.

Había sido un ser sin corazón en algún momento, pero perder la mano, la de la espada... verse vulnerable ante el mundo le había puesto los pies en la tierra. ¿Cuántos hijos tenía que perder Cersei para que le pasara lo mismo?

Brienne se dio cuenta en ese momento de que Jaime también había perdido a tres hijos; no sería de extrañar que en el fondo de su corazón reinaran la tristeza y la melancolía.

-Perdonadme Ser-en ese momento soltó su mano y se levantó torpemente-pediré que os despierten antes del amanecer para que podáis buscar una armadura entre las sobras del ejército de Stannis antes de partir.

FUCK LOYALTYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora