XII

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-¡Pod!-Tyrion parecía ansioso cuando se encontró con el joven escudero, el cual estaba siendo trasladado con una herida bastante grande en el torso.-¿Estáis bien?-Los hombres que lo transportaban se detuvieron para que pudiera hablar con el menor de los Lannister.

-Sí, escuchad

-¿Habéis visto a mi hermano?-Lo interrumpió bruscamente mientras seguía buscando con la mirada a su alrededor.

-Sí, está bien, de hecho está muy bien

-Necesito verlo, necesito...-Tyrion estaba completamente exaltado, de repente vio que Podrick sonreía.-¡Pod!

-La ha besado-susurró.

-¿Qué?-Tyrion se detuvo, no estaba seguro de haberle entendido bien, pero Podrick asintió sonriendo y el Lannister estuvo seguro.-¡Cómo! ¿Cuándo?

-Tras la batalla.-La respuesta era bastante obvia ya que solo hacía 20 minutos que había terminado y no creía que Jaime fuera a besarla jamás si no tuviera ese empujón de adrenalina que da derrotar al ejército de los muertos.

La sonrisa de Tyrion se tornó perversa y para cuando Podrick quiso preguntarle en qué pensaba ya era demasiado tarde, Tyrion había salido corriendo.

***

Tras el beso se habían abrazado, en ese momento una marabunta de soldados les interrumpió y se vieron arrastrados por una marea de alegría, de celebración. Ambos se dejaron llevar y finalmente se perdieron de vista.

Se oían canciones por todas partes, el ambiente era festivo y no era para menos. Sin saber de dónde había salido Jaime tenía una copa de vino en la mano, brindó con norteños, con dothrakis y con todo el que se cruzaba en su camino, mientras miraba a su alrededor todo el rato en busca de Brienne. Finalmente fue ella quien lo encontró.

-Ven, hay que limpiarte esa herida.-No era consciente de que seguía sangrando por la ceja. La siguió por los anchos pasillos hasta una sala prácticamente vacía, donde solo había unas mesas y unos bancos.

Al entrar, Jaime vio que traía consigo un recipiente con agua y un paño, y que ya no llevaba puesta la armadura. Él se sentó en un banco, expectante al verla mojar el paño en el agua y sentarse a su lado. Nunca se había imaginado a Brienne curándole las heridas, su hermana nunca lo habría hecho; al pensar en aquello se dio cuenta de que su imagen recurrente en que volvía a Cersei aún manchado de sangre de la batalla no era real, ella jamás lo había tocado hasta que se limpiaba tras las batallas. La mujer de Tarth presionó la herida hasta que dejó de sangrar, tras lo cual le limpió el hilo rojo que le recorría el rostro.

-Gracias. Supongo que querréis descansar, ha sido una noche muy larga.-Dijo Jaime levantándose torpemente.

Brienne no quería descansar, ni separarse de Jaime, no quería dejar escapar el momento, ni irse a dormir por si al despertarse creía que todo había sido un sueño.-Sí... claro.-Pero no sabía cómo gestionar la situación.-Vos querréis uniros a los demás en la celebración.-La música y alboroto de la fiesta que se estaba celebrando en el gran salón se colaba sutilmente en la estancia.

-No... no suelo unirme a los grandes banquetes... no.-El silencio se impuso mientras se miraban. Jaime quería invitarla a su alcoba sin importunarla.-Pero podemos celebrarlo nosotros.-Se arrepintió antes de terminar de pronunciar esas palabras.-No quiero decir lo que... es decir, no sé si...

-Sí, me gustaría.-Brienne lo interrumpió y Jaime se sorprendió notablemente.

Acordaron ir a la alcoba de Jaime y cuando llegaron, una doncella colocaba dos copas sobre la mesa, al lado de una jarra de vino. La chimenea estaba encendida y una bañera con agua humeante ocupaba el centro de la habitación. Al verlos la doncella salió rápidamente inclinando la cabeza, Jaime la siguió mientras Brienne observaba las flores sobre la cama. En la mesa también había un papiro, doblado por la mitad, que Brienne no pudo evitar abrir:

FUCK LOYALTYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora