XV

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Jaime luchaba con fiereza bajo la nieve, casi sin inmutarse, Brienne se detuvo a observarlo. Blandía la espada con la maestría que le caracterizaba, tumbaba enemigos por decenas. Tras él se elevaban las murallas de la Fortaleza Roja, donde se podía vislumbrar a Cersei, observando desde lo alto la batalla, pero estaba lo bastante cerca para detectar una sonrisa en sus labios. ¿La miraba a ella? Brienne entrecerró los ojos intentando averiguarlo. Estaba segura, Cersei la miraba a ella. A los pocos segundos la vio levantar la vista, oteando el horizonte, elevó ambos brazos a los lados de su cuerpo y su sonrisa creció. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Brienne, empezando en el estómago y terminando en su cuello. Sintió aquel frío que ya conocía, que congelaba el espíritu, y lo siguiente que pudo ver fue como los muertos alrededor de Jaime se levantaban y lo sepultaban.

-¡Jaime! ¡Jaime!-Sus gritos eran desgarradores, intentaba acercarse a él pero no podía, una fuerza invisible la detenía. Cada vello de su cuerpo estaba erizado por el terror y la impotencia. Al apartarse los espectros pudo ver a un Jaime derrotado, inerte. Corrió hacia él, cayendo de rodillas a su lado, olvidando su espada, olvidando la batalla que les rodeaba, la sangre, el polvo, los muertos, los muertos vivientes, olvidándolo todo menos a Jaime... y a Cersei. Sujetó las manos del león con las suyas y volvió a mirar hacia el castillo, la rabia y la ira se acrecentaron ante la imagen que se encontró: Sansa tenía un cuchillo en el cuello, la propia Cersei lo sujetaba mientras seguía mirando a Brienne. Se levantó y comenzó a correr, pero la reina Lannister ejecutó a la joven loba. De repente todo era oscuro, el suelo se hundía bajo sus pies, siendo los ojos juiciosos y el ceño fruncido de Catelyn Stark lo último que pudo ver Brienne antes de precipitarse al vacío.

Se despertó gritando, con sudor frío en la espalda, y solo ver a Jaime la hizo salir del trance, había entrado corriendo al oírla gritar, se sentó al borde del lecho y la abrazó.

-No pasa nada, estoy aquí.-Jaime, que aún tenía pesadillas desde el momento en que matara a su hermana tras la batalla de Desembarco, entendía lo vívidas y aterradoras que podían llegar a ser.

El calor volvió a apoderarse de ella, devolviéndola al mundo real.

-¡Papá!

-¡No hemos terminado!

Al deshacer el abrazo Brienne pudo ver en la cara de Jaime por qué la pequeña Cat y su hermano Tommen reclamaban a su padre: Jaime tenía el rostro lleno de maquillaje, media cara con sombras azul zafiro, la otra media rojo y dorado, sujeta la melena con un pañuelo. Hacía un par de horas desde el alba y tres desde que los pequeños leones despertaran a su padre con ansias de jugar.

-Ve, estoy bien.-Jaime, antes de besarla y volver a su cometido, pasó su mano por la tripa de Brienne, ya llevaba 6 lunas encinta y se podía sentir al próximo Lannister peleando desde el vientre de su madre.

Los mellizos cumplirían 4 años en unos días, Joanna pasaba de los 7 y jugaba fuera en la playa, una larga y rizada melena rubia cubría sus hombros. La mayor de los pequeños leones entrenaba con la espada aprovechando la visita del tío Pod. El joven caballero tenía arena por todo el cuerpo y no daba abasto con la pequeña de Tarth, en cuanto se despistaba un segundo lo acechaba con su espada de madera, o le ponía la zancadilla y al derribarlo se subía en su espalda. Podrick sudaba, Brienne rió al verlo desde el marco de la puerta, un pequeño jardín con un banco de madera separaba la casa de la blanca arena de la playa.

-¡Has llegado!

-¡Mi señora!-Dijo con sorna, recordando aquellos tiempos en que el título por el que debía referirse a la de Tarth se le antojaba difuso.

-Pod...-el tono era más cariñoso que de reproche.

La pequeña Joanna era digna hija de sus padres y aprovechó el despiste de Podrick para derribarlo de nuevo. Cuando consiguió ponerse de pie Tommen llegaba corriendo, tirándose al suelo para abrazarse a su tobillo, Catelyn lo imitó y Podrick comenzó a caminar, arrastrándolos a ambos por la arena.

-¿Era una pesadilla?-Jaime llegó por detrás de Brienne y la besó en un hombro.

-Desembarco, pero había espectros y... no conseguía salvar a Sansa.-Jaime volvió a besar su hombro con cariño.-Ni a ti.-La rodeó con sus brazos posando la mano izquierda sobre su abdomen redondeado, sintiendo patadas al instante.

-¿Estás bien?

-Sí.

-Creo que va a ser una niña, pelea como su madre, va a ser fuerte e inteligente como tú... Se llamará Sansa.

-¿Y si te equivocas? ¿Y si es un niño, valiente y bueno como su padre?

-Podrick.

Brienne sonrió, estaba decidido.

Jaime preparó té y cuando volvió fuera Podrick y Brienne estaban sentados en el banco del jardín, les tendió las tazas en una bandeja y continuó hasta la arena.

-¿Quién quiere bañarse?

Brienne era feliz ante aquella imagen: los cachorros del león siendo felices junto al mar, alejando sus vidas del señorío y de las batallas. Sus abuelos ostentaban títulos, pero ellos iban a ser otra cosa. Tyrion era el señor de Roca Casterly y el hermano de Brienne sería el señor de Tarth algún día...

***

La luz roja del atardecer bañaba el porche, Brienne miraba a Jaime desolada, él no podía hacer más. Brienne no podía evitar pensar que era culpa suya, de los dos, habían criado un pequeño ejército que, tras toda una vida de escuchar las historias de sus padres, sentían la llamada de la batalla, del honor, del deber.

-Madre, estamos preparados.-Joanna llevaba la voz cantante, Brienne miraba a Pod, su pequeño, que ya había cumplido 18 años.-Incluso él. Nos habéis enseñado bien y debemos acudir al Muro.

-Esta vez es diferente, muchos de los que lucharon contra los espectros la última vez aún viven, nadie pone en duda el ataque, acudirán guerreros de los Siete Reinos. Además las Reinas Sansa y Daenerys no han bajado la guardia en todos estos años y sus ejércitos son inmensos.-dijo Tommen.

Los cuatro llevaban sendas armaduras que habían ido adquiriendo a medida que sus entrenamientos se hacían más duros, por eso Jaime no estaba tan afectado, sabía que algo así pasaría desde hacía años, aunque no por ello tenía menos miedo, sabía cómo era la batalla, que no todo era heroicidad y honor, sino que también había sangre, muerte, desesperación, miedo...

-Venid.-Les señaló al banco del porche y se sentaron, él y Brienne se miraron un segundo y comenzaron a hablar, como lo habían preparado.-Está bien, no podemos impediros luchar por los vivos, no sería lógico, pero tenéis que saber la verdad tras todas las historias, que eran cuentos para niños. ¿Tenéis miedo?

-No.-Afirmaron al unísono Podrick, Tommen y Joanna.

-Sí.-Discrepó Catelyn.

Brienne continuó-Cat, tú llevas el nombre de una mujer fuerte e inteligente, y como tal, precavida.

-Tomad ejemplo de vuestra hermana, el miedo es vuestro aliado y es de necios no tenerlo cuando se va a la guerra.-Añadió Jaime, Brienne asentía con solemnidad.

Los ya no tan pequeños Lannister escucharon los consejos de sus padres con atención y unos días después partieron a la batalla, lucharon bajo las órdenes de Podrick Payne, comandante del ejército de Roca Casterly, por petición de Brienne, y vencieron, junto al resto de los Siete Reinos, una vez más, al ejército de los muertos.

Dicen que los finales felices no existen, pero el destino es caprichoso, Lady Stark había unido a los dos seres más opuestos en apariencia, pero cuyos corazones latían al mismo ritmo, en busca de las mismas metas, corazones llenos de agujeros que no podían amar a otros hasta que consiguieran amarse a sí mismos. Y juntos aprendieron a hacerlo. Se sorprendieron al encontrarse abriéndose el uno al otro, al sentir cómo se rompía la coraza, dejando su vulnerabilidad en carne viva y dejándose cuidar, curar y querer.

Fin

FUCK LOYALTYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora