Capítulo 6

726 83 10
                                    

Estambul - Siglo XVII

Es muy temprano. Recién está amaneciendo y estoy sentada en el patio de mi casa viendo el sol salir en el horizonte, mientras tiñe de anaranjado el cielo que va aclarándose poco a poco. Suspiro muchas veces, acercando mis piernas a mi pecho, dejando descansar mi cabeza sobre mis rodillas, a la vez que mis pensamientos se agitan en mi mente, sin dejarme en paz. Quiero un poco de tranquilidad antes de reunirme con Mamoru hoy, ya que después de la intromisión de Darien, todo lo que había vivido hasta hoy se complicó a gran escala. Hasta ayer, mi único problema era decidir si aceptaba casarme con el príncipe o no, pero ahora, no puedo dejar de pensar en la verdadera historia que se esconde tras ellos, de apariencia tan idéntica, pero de personalidades tan diferentes. ¿Serán hermanos? ¿Gemelos? ¿Serán el mismo? No, no creo que Mamoru sea capaz de algo así... mi cabeza es un torbellino de imágenes, que se mezclan en busca de una respuesta lógica, que me permita sentirme más tranquila, pero a la única conclusión que llego es que son dos personas distintas y que ambos están interesados en mi... ¡¿Cómo?! Jamás nadie me había visto, ni siquiera había recibido alguna propuesta y ahora dos hombres me ofrecen el cielo y la tierra para que los elija. ¿Qué hago?

<Alá por favor, necesito que me des una señal. Algo que me ayude a entender lo que está sucediendo y que guíe mis sentimientos de forma correcta>.

Mamoru ha sido tan caballeroso, me ha demostrado todo este tiempo que en verdad está interesado en mi, que es capaz de ofrecerme el mundo para que esté a su lado, es todo lo que espero de un hombre, todo... pero, es el príncipe y eso es algo que me hace ser más reticente a su propuesta, por miedo, miedo a lo desconocido.

En cambio, Darien, es todo lo contrario a lo que busco, prepotente, arrogante, engreído, sin embargo, remueve en mi sensaciones intensas e indescriptibles, además de que es libre... libre para amar y ser amado.

Podrían ser el mismo, así no tendría que sentirme dividida y pecadora... sin embargo, cuando miré los ojos de Darien ayer me di cuenta de que eso es imposible, son dos hombres distintos, lo siento, en el fondo lo sé.

—Ey, Bombón —escucho que mi amigo me llama desde la cerca que separa nuestras casas.
—Seiya... ¿Qué haces en pie tan temprano?
—Lo mismo te pregunto, ¿cuánto tiempo llevas ahí? Te congelarás.
—No te preocupes, sólo tengo muchas cosas en las qué pensar.
—¿El príncipe te ha tratado mal? —me pregunta, acercándose a mi a paso lento, como siendo cauteloso.
—No, para nada. Al contrario, ha sido demasiado atento, demasiado... —respondo, escondiendo mi cabeza entre mis piernas, agobiada por las dudas. ¿Cómo es posible estar dudando de alguien tan maravilloso como Mamoru? Un nudo se me forma en la garganta y me siento traidora, culpable, mentirosa...
—¿Entonces? ¿Por qué estás así?
—No lo sé... tengo dudas... sabes que es la primera vez que alguien se interesa en mi de esta forma.
—Es cierto, pero, cuando el príncipe te conozca de verdad, ya no querrá estar contigo —dice, entre risas, bromeando conmigo.
—¿Qué has dicho? ¿Quién te crees? —le pregunto, siguiendo su juego.
—Soy quien conoce lo peor de ti, Bombón —asegura, riendo aún más fuerte, escapando del cojín que le he lanzado por hacerse el chistoso.
—Eres un pésimo amigo, Seiya...
—No tanto... al menos ya no estás a punto de llorar —señala, guiñandome un ojo desde la distancia.
—Gracias...
—¿Sabes? Venía a darte una noticia —me cuenta, acercándose con más confianza.
—¿Cuál?
—Me inscribí para el entrenamiento de Jenízaro.
—¡Seiya! —exclamo, tapando mi boca de la impresión y las lágrimas se agolpan a mis ojos debido a lo que eso implica, nos separaremos para siempre—. No, por favor... no me dejes sola, no ahora que más te necesito...
—No llores, Bombón. Prometo que regresaré...
—Pero... ya no podremos conversar más así, con esta libertad...
—Esto estaba destinado a cambiar desde que el príncipe fijó sus ojos en ti, Bombón, lo sabes...
—Seiya... lo siento tanto —le digo, pues entiendo que todo ha cambiado debido a mi.
—No te disculpes. Yo debía madurar y esto me ha obligado a entender que para ser digno de una mujer debo buscar mi destino pronto.
—Pero... ¿Jenízaro? Podrías morir, Seiya...
—Sabes que siempre quise ser un guerrero, esto sucedería tarde o temprano.
—Espero que logres tus objetivos, amigo, sabes que te quiero como a un hermano.
—Lo sé, Bombón, lo sé —me dice, secando la última lágrima que resbala por mi mejilla.
—¡Déjala! ¿Qué haces? —escucho que gritan a mi espalda y un escalofrío recorre mi espalda al reconocer su voz. No puede ser... no, por favor...
—¿Príncipe? Yo sólo... —le responde Seiya, completamente pálido.
—Otro más con ese cuento. Creo que debo conocer al bendito príncipe —dice fastidiado desde la cerca.
—¿Darien? ¿Cómo entró hasta acá?
—Eso no importa. ¿Qué hace con ese sujeto?
—¿Quién eres tú? ¿Cómo es posible que no seas el príncipe? ¿Bombón? —inquiere con el rostro serio, lleno de dudas, mirándome con ¿molestia?
—Ni me preguntes, ni yo misma entiendo...
—¡Ey! Aléjate de la señorita Serena y no la llames Bombón, ¿quién te crees? —le increpa, saltando la cerca con agilidad, avanzando a grandes zancadas hacia Seiya. Asustada, me pongo de pie para detenerlo, temerosa de que sea capaz de atacarlo, quedando en medio de los dos.
—Serena siempre ha sido Bombón para mi, ¿por qué debería hacerte caso? ¡Eres un idiota!
—¡¿Cómo te atreves?! Ella es mía —asegura, tomando mi muñeca, atrayendome hacia su pecho con fuerza. Como no estaba preparada para eso, no pude evitarlo, viendo la cara impresionada de mi amigo.
—¡¿Estás loco?! Suéltala en este momento. Ven, Bombón...
—¡Ya basta! ¡¿Qué se creen ustedes?! —digo, gritándole a ambos, separándome de Darien.
—Pero, Bombón...
—¡Nada! Déjenme en paz. Mamoru vendrá hoy y no quiero problemas.
—¿El príncipe? Quizás debería esperarlo para enfrentarme a él por su amor, mi princesa...
—¿Usted está loco? Lo matarán, no hay opción.
—¿Le preocupa eso? —me dice, acercando su rostro al mío con osadía, con esa sonrisa arrogante, que no entiendo como me eriza por completo.
—Aléjate de ella, ya te dijo que le pertenece al príncipe, idiota.
—Idiota tú, que te rendiste sin pelear —lo encara, mirándolo a los ojos con desafío—. En cambio, yo no le temo a nada por conseguir el corazón de esta hermosa mujer.
—Por favor, Darien, váyase de aquí, su vida está en peligro...
—Venga conmigo... no me iré sin usted.
—Bombón, no le hagas caso. Entra a la casa, yo me encargaré de él.
—Deja de meterte donde no te llaman —le refuta Darien con molestia, volviendo a tomar mi mano—. Vamos, quiero llevarla a un lugar.
—Por favor, Darien, entienda que su vida corre peligro.
—Sí tanto le importa, venga conmigo. Le prometo que no tardaremos mucho en regresar.
—Bombón, no vayas...
—Seiya, puedes ir a casa, no te preocupes por mi.
—Pero, Sere, tu padre...
—Él conoce a Darien, confía en mi.
—¡Aghh! ¿Por qué le haces caso a este idiota?
—Mejor vete de aquí. A buen entendedor, pocas palabras...
—¡Darien! No empeore las cosas —lo reto, mirándolo con el ceño fruncido—. Ve, Seiya, yo estaré bien. Te avisaré cuando regrese.
—Si ella no regresa a tiempo para encontrarse con el príncipe o le pasa cualquier cosa, te buscaré hasta debajo de las piedras para matarte —lo amenaza, apuntándolo con la mirada fiera.
—Haz lo que gustes. Mi princesa no está en mejores manos que las mías —asegura, rodeandome con su brazos por mi espalda, aprisionándome contra su cuerpo.
—¡Suélteme! —chillo, zafándome de su agarre—. Si acepto salir con usted, tendrá que prometer que no pondrá sus manos encima mío.
—Prometo que no haré nada que usted no quiera —me dice, agachándose para quedar con su rostro a la altura del mío, sonriendo con petulancia, acelerando mis estúpidos latidos. <Tonto corazón, tonto... ¿Por qué lates así?>
—¿En serio irás con él Bombón?
—Ya te dije, Seiya, confía en mi, por favor.
—Bien, me marcho. Veo que sobro en esta conversación...
—Seiya... no seas así, no sabes lo difícil que es esto para mi.
—No veo que te hayas complicado mucho. Pero... me debes una explicación, Bombón.
—Y te la daré, te lo prometo...
—Princesa, tú no le debes explicaciones a ningún mocoso.
—¡¿Qué has dicho?!
—¡Por favor! ¿Podrían dejar esta estúpida pelea? Darien, Seiya es mi mejor amigo, es como mi hermano, así es que, o lo trata bien o no voy a ningún lado con usted.
—Está bien... debió aclararlo desde un comienzo.
—¿Por qué? ¿Crees que tienes el camino libre?
—¡Ya! Parecen dos niños pequeños...
—Nos vemos, Bombón, espero que no olvides la visita del príncipe —me dice finalmente, para luego girarse y desaparecer tras la cerca. Me siento mal, muy mal, como si estuviera traicionando a todo el mundo al aceptar salir con Darien, pero necesito aclarar muchas cosas y sólo él puede ayudarme...
—Bien, ¿vamos, mi hermosa princesa?
—Dígame Serena, por favor...
—¿Le molesta que la trate con delicadeza?
—No es por eso. Usted no es nada mío, no debería tomarse atribuciones que no le corresponden.
—El príncipe, ¿cómo la llama?
—Eso no le importa...
—Me importa... es mi contrincante, debo saber a quien me enfrento.
—No es necesario, ya que esto no se volverá a repetir.
—¿Por qué? Yo quiero enseñarle muchas cosas, Serena...
—No se preocupe por eso, el príncipe ya lo ha hecho y seguirá haciéndolo. No puedo traicionar su corazón.
—¿No puede? Eso quiere decir que...
—Deje de malinterpretar mis palabras. ¿Quiere salir o decidió que era mejor rendirse?
—Sí, vamos.

¿Amor o Deseo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora