Capítulo 8

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Estambul - Siglo XVII

Soy Mamoru, príncipe del gran Imperio Otomano, heredero al trono de mi padre, el Sultán Endymion. Desde pequeño fui instruido en las estrictas normas del Palacio con el objetivo de convertirme en un digno heredero. Por años he tenido clases con los mejores maestros tanto de letras como de armas, por lo que estoy preparado para todo. Soy el mayor de tres varones y el responsable de suceder a mi padre en la gobernación del pueblo cuando él tenga que partir.

El Palacio es un lugar enorme, demasiado grande para un niño que quedó sin su madre desde el día que nació. Mi padre estaba en plena guerra cuando ella entró en labor de parto. Le dijeron que no resistió más de una semana después de que nací, falleció dejándome a cargo de Luna, su acompañante personal, quien se transformó en mi única compañía desde ese entonces. Mi padre temía por mi vida, por lo que me protegió desde pequeño con guardias y servidumbre que demostraran lealtad, pero eso mismo me exilió del resto del Palacio, impidiéndome tener una relación normal con mis demás hermanos. Ellos tienen a sus madres a su lado, en cambio yo siempre he estado solo, apartado, discriminado por el supuesto favoritismo que mi padre tiene por mi. Imagino que eso se debe a que todos saben que mi madre fue el verdadero amor del Sultán, la mujer de su vida, la única que alcanzó su corazón y se llevó la mitad con ella al fallecer. Por eso, ninguna de las demás concubinas ocupó su lugar, y por la misma razón me cuidó con esmero con tal de tener al menos una conexión con mi madre. Ahora, su deseo es que sea su sucesor, pero eso sólo será posible si cuento con el respaldo de los visires y pachas del consejo. También depende de que me mantenga con vida, de sortear las conspiraciones y las maquinaciones que se entretejen a mis espaldas.

—Príncipe Mamoru, hoy haremos una comida en el harén y nos gustaría contar con su presencia —me dijo directamente la Sultana Setsuna hace mas o menos un año—. Han llegado concubinas nuevas y una fue enviada especialmente para usted.
—Bien. Ahí estaré —acepté, sabiendo que sería una descortesía no hacerlo.

Setsuna es la Sultana con más poder en este momento. Ella tiene el harén en sus manos, lo que le otorga más poder a su hijo Zafiro, que es un año menor que yo nada más. Estar en su contra sería ponerme una soga en el cuello de inmediato, así es que intento satisfacer sus caprichos cuando me es posible. Esa vez no fue la excepción.

—Mamoru, muchas gracias por aceptar la invitación —me dijo en cuanto me vio de pie en la entrada del harén. A ese lugar no podía ir con escolta, ya que los varones no tienen permitido entrar, sólo el sultán y los príncipes pueden hacerlo. Pero, jamás iría solo, así es que Luna me acompañó como siempre lo ha hecho.
—Gracias a usted Sultana por invitarme —acepté, haciendo una reverencia y tomando su mano para dejar un beso en ella. A su lado estaba mi hermano Zafiro y Ami, mi hermana menor. También estaba Saori junto a su hijo Yaten y su pequeña Hotaru—. Veo que disfrutaremos de una tarde familiar.
—Sí, he invitado a todos.

Tomé mi asiento junto a ellos y tuvimos algunas conversaciones breves. De todos, Hotaru es la más cercana a mi, ella es dulce y tierna, siempre se sienta a mi lado y juega conmigo, aunque temo que algún día me de la espalda igual que los demás.

Después de comer, la Sultana tenía preparado un baile y justo cuando terminó, me presentó a quien se transformaría en mi favorita después de eso.

—Príncipe Mamoru, ella es Kakyuu, la princesa de Krimea, enviada especialmente para usted —me dijo con evidente satisfacción.

Y, ¿cómo no? La joven era hermosa, la más bella que había visto hasta ese entonces. Sabía que no la rechazaría, estaba segura que sería de mi agrado y muy probablemente mi perdición. Su piel blanca como la nieve, resaltaba aún más contra su cabello rojo, el que se perdía entre las telas sedosas de su vestido del mismo color. Era el fuego mismo.

¿Amor o Deseo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora